Películas asombrosamente estéticas

 «…y al final, al final del todo, el mar en los recuerdos será azul».

Reiner Kunze

Lo bueno de las experiencias que sacuden es que quiebran los marcos de referencia entre los que miramos el mundo, y eso pasa con las buenas películas y con las obras de arte. El séptimo arte es complejo, pues llega a los sentidos de la vista y del oído, es representativo, es imaginativo, repercute en la vida, da ideas y puede llenar muchos y variados espacios, no solo el principal, que es el del entretenimiento. Para convencer, la historia que cuenta una película se vale de muchos recursos: del espacio y del tiempo, del ritmo, de la música, de los accesorios, del vestuario, de los diálogos con su potencia literaria y poética, y de la actuación, que involucra los gestos, los movimientos de los actores y la simulación de las emociones.

Por supuesto, el cine debe entretener, ya que trasmitir una idea, persuadir o seducir es imposible cuando media la aburrición. La entretención apela a distintas fórmulas: al masoquismo benigno, como el miedo, la tensión nerviosa, la tristeza, la resolución de un conflicto; al placer, como la risa, el interés, el aprendizaje, el chisme, y también puede apelar a la belleza. Una película que despierta una fuerte emoción estética trae consigo un valor agregado, pues la percepción de la belleza o de lo sublime recompensan el espíritu.

Aquí una lista de películas cuyo contenido estético es lo que les da la fuerza.

La hija de Ryan, Ryan’s Daughter, es una película británica, de 1970, dirigida por David Lean. Robert Mitchum en el papel del marido y Sarah Miles en el papel de Rosy Ryan. En un pueblo muy pequeño, en las costas de Irlanda, una joven mujer busca marido; escoge lo mejor dentro de lo posible. Claro, dentro del rango al cual cree que puede aspirar. Es la conducta natural de todas las mujeres. Por eso, Rosy le pide al profesor del pueblo, viudo, que se case con ella. Él es un hombre maduro, culto y dulce, con un gran defecto: no la satisface sexualmente. El cálculo primario que hace Rosy descarta la posibilidad de conseguirse a alguien sexy. Como el futuro no lo conoce nadie, un día llega al pueblo un hombre joven extraordinariamente atractivo, un militar británico que han retirado de servicio porque está lisiado mental y físicamente; lo que lo vuelve accesible a una mujer corriente, sin muchos atributos. La pasión estalla entre ellos en el lapso que toma encender un fósforo.

La película fue filmada en la península de Dingle, en Irlanda. El pueblo, con sus casas de piedra y calles, fue construido para la película. El pueblo es convincente. El lugar es de ensueño, pues está al lado de enormes playas, formidables olas y gigantescos acantilados. El viento sopla, y la historia se desenvuelve como si se tratara de una hoja que eleva el viento. La película va calando dentro de uno y se vuelve inolvidable.

Muerte en Venecia, Morte a Venezia, es una película franco- italiana, de 1971, dirigida por Luchino Visconti. Hay que decir que los elementos comunes de todas las películas de Visconti son la elegancia y el preciosismo, en contraste con la decadencia y la muerte. Quizás por el uso del contraste se logra el efecto neto de belleza. La película está basada en la obra literaria La muerte en Venecia, de Thomas Mann.​

Ocurre a principios del siglo 20. Un compositor musical, Aschenbach, se va para Venecia buscando cura para su depresión. Al hotel llega un adolescente polaco de una belleza inusual, Tadzio. El músico se obsesiona con el muchacho. A pesar de que hay indicios de que a la ciudad ha llegado la peste del cólera, Aschenbach no se regresa para su ciudad de origen y, en cambio, se pasea por el hotel, las calles y la playa con el único objetivo de encontrase a Tadzio. Finalmente, Aschenbach se enferma y muere. Tadzio se convierte en el ángel de la muerte. La puesta en escena y el muchacho rinden homenaje a la belleza impoluta y vanidosa, pero inocente. En esta película, el deseo, el apego que surge del amor a la belleza es más fuerte que el amor a la vida. Se podría decir que la película es sobre el poder aniquilador que la belleza ejerce sobre la voluntad y los sentidos.

El festín de Babette o Babettes gæstebud es una película danesa, de 1987, escrita y dirigida por Gabriel Axel. Está basada en un relato de Isak Dinesen, la misma escritora de Memorias de África. La película no es sobre el amor ni sobre la pasión, es sobre dar una lección de vida al costo que sea. Es una película sobre la fuerza de la libertad y la potencia de alguien que no se doblega ante la autoridad y el puritanismo, es sobre el hedonismo contra el estoicismo.

Para Babette, empleada en una casa en la que viven dos luteranas que desprecian los placeres de la vida, se vuelve imperioso mostrarles la otra cara de la vida. Invierte todo el dinero que ha recibido y que recibirá en un banquete, al que convida a los personajes más importantes del pueblo. Hace traer de Francia, a ese lugar burdo y pobre, vinos, champanes, carnes, pescados, caviar, quesos, frutas. Babette hace de su banquete una obra maestra que seduce, educa y trasforma. La película permite comprender el sentido del arte. En esta película hay algo similar a la película de la Hija de Ryan, el espacio, el lugar donde fue filmada, es algo que parece de ensueño. Hay algo en esos lugares del mundo que nos eleva sobre la realidad inmediata.

Fitzcarraldo es una película alemana, de 1982, dirigida y escrita por Werner Herzog, con Klaus Kinski y Claudia Cardinale como actores principales. La película está basada en una historia real: la locura de Carlos Fermín Fitzcarrald de hacer un teatro de ópera en mitad de la selva amazónica. Para lograrlo, tiene una misión imposible: la de subir un gran barco fluvial por tierra hasta la cima de una montaña, para luego bajarlo a un amplio río. Como en el poema de Itaca, de Cavafis, que uno recuerda a cada rato, porque uno quiere que la vida sea como sugiere el poema, así mismo, esta película, con su empresa demente, se queda para siempre en el recuerdo como un parámetro de las faenas titánicas que hay que emprender para hacer realidad los sueños. La película está llena de momentos sublimes. No se pueden explicar con palabras, como no se puede explicar el placer que produce la brisa en la cara, en las costas abrasadoras del Caribe; solo cuando se experimenta se comprende.

El piano, The Piano, es una película de 1993, de la famosa directora Jane Campion. Es la historia de una pianista muda cuyo padre la vende en matrimonio, y la envía junto con su hija y su piano a vivir a Nueva Zelanda. El marido no es propiamente un buen hombre. El matrimonio se convierte en una forma nada disimulada de esclavitud, y el piano termina en manos de un vecino. Entre ella, el vecino y el piano se va creando una relación sensual y compleja. Todo es bello en esta película. El desembarco del piano, las playas, la atmósfera general hacen la magia, crean la belleza envolvente de la cual no queremos salir.

El regreso es una película rusa, de 2003, dirigida por Andréi Zviáguintsev. Relata el regreso de un padre a la vida de sus dos hijos adolescentes, que no sabían de él, solo lo habían visto en una vieja fotografía familiar. El padre se los lleva a través de Siberia, en auto, hacia una isla remota y solitaria. La película tiene algo realmente especial, muchas de las escenas representan pinturas famosas. Para detectarlas es necesario estar atentos. La historia es triste, sin alardes ni exageraciones. Aunque todo es dramático, el lente con el que se muestra es moderado, muy anti- Hollywood. La estética de la película es realmente impresionante.

En cuerpo y alma, en húngaro Testről és lélekről, es una película de 2017, escrita y dirigida por Ildikó Enyedi. Los espacios en los que se desarrollan las escenas son inusitados: un matadero de vacas y un bosque onírico. La estética de los espacios es protagonista en este drama. Es una historia de amor, nada convencional. El director financiero de un matadero y una inspectora de calidad, y autista, se dan cuenta de que sueñan los mismos sueños. En estos aparecen un par de ciervos en un hermosísimo bosque. La parte esotérica es simbólica, es un artificio para desarrollar la historia y, en ese sentido, la película es muy novedosa. No trata de que la entendamos literalmente, sino metafóricamente. En últimas nos propone que en lo anormal puede haber refugio y consuelo. La belleza permea cada espacio. Los espacios del matadero son visualmente impecables, y la estética no solo está allí y en las escenas de los ciervos, sino también en los diálogos.

La forma del agua, The Shape of Water es una película escrita y dirigida por Guillermo del Toro, es de 2017. Cuenta la historia de una joven que se encarga de limpiar un laboratorio gubernamental de alta seguridad donde investigan y hacen experimentos con un monstruo, una criatura humanoide-anfibia. Se desarrolla en Baltimore, en 1962. La belleza de los escenarios, los muebles, los detalles de la trama, el colorido de la película, el sentido que se le da al amor, la fantasía de ellos, la de nosotros, las emociones que suscita, los espacios inesperados, los espacios impensados, son todos de una belleza que deleita (se puede ver en Netflix).

El poder del perro, The Power of the Dog, es una película del 2021, escrita y dirigida por Jane Campion. Está basada en la novela de Thomas Savage, con el mismo nombre. Su actor principal es el famoso Benedict Cumberbatch. Fue filmada principalmente en la zona rural de Otago, Nueva Zelanda. La historia trascurre en 1925, se suponer que en Montana. El paisaje es sobrecogedor, más grande que lo grande, o sea, sublime. La película está construida con sutilezas, con detalles simbólicos y es de una estética impecable. La historia se centra en las  emociones humanas de envidia, vergüenza, odio, y venganza. Campion es un genio de la metáfora y de la estética (se puede ver en Netflix). El nombre “el poder del perro” viene del Salmo 22 de la Biblia, en el que se recuerdan las palabras de Cristo cuando dice en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, y «¡Libra mi alma de la espada, y del poder del perro mi vida!». El perro es símbolo del demonio.

Los reyes del mundo, de Laura Mora, es una de las películas más bellas e inolvidables que he visto (se puede ver en Netflix). Aquí está mi artículo sobre esta.