Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

¡No eduque tanto a sus hijos, es inútil!

Son muchos y variados los ensayos publicados que se basan en investigaciones sobre la repercusión que tiene la educación de los padres en aspectos de la personalidad y el comportamiento de sus hijos. En todos se llega a la conclusión de que no hay que esforzarse mucho, pues los genes y el entorno, en el cual los niños crecen, se encargan en últimas de quiénes serán estos en el futuro. Las conclusiones resultan de los minuciosos estudios realizados con gemelos idénticos, separados desde la infancia; pues es claro que se trata de los mismos genes (por duplicado) sometidos a educaciones y entornos por completo distintos; lo cual permite medir el impacto de la educación y el entorno.

En el reciente artículo “Why parenting may not matter and why most social science research is probably wrong” (Por qué la paternidad puede no importar y por qué la investigación en las ciencias sociales está probablemente equivocada) escrito por Brian Boutwell –experto en criminología y justicia criminal, y profesor asociado en Saint Louis University— se exponen las siguientes ideas:

La educación de los padres no da forma a lo que alguien es como persona. A pesar de lo que se pueda sentir o pensar, quienquiera que se haya encargado de la educación de un niño no troquela  mayor cosa la personalidad que este poseerá cuando sea adulto.

Estas ideas van en contra del sentido común, y a muchos les da ira; sin embargo, hay evidencia convincente al respecto. En el estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista Nature Genetics, Tinca Polderman y sus colegas acaban de completar la tarea hercúlea de revisar casi todos los estudios de gemelos publicados por los genetistas del comportamiento en los últimos 50 años. Estos estudios muestran que los factores genéticos son relevantes en los aspectos sicológicos (en diferencias como las de ser confiable, honesto, violento, impulsivo, agresivo, etcétera)  y en los aspectos de salud. En la jerga técnica, las diferencias humanas son hereditarias. El medio ambiente, como es lógico, está implicado, pero curiosamente no de la forma como la gente se lo imagina.

El entorno compartido crea algunas similitudes entre los niños; también influyen las experiencias únicas de los hermanos criados en el mismo hogar, y la historia personal, que excluye al resto de la familia. Pero en la investigación sobre gemelos, el ambiente compartido con los hermanos simplemente no importa tanto como uno esperaría.

Los métodos para investigar los casos de los mellizos han existido por décadas y han sido cuestionados, criticados, refinados, ajustados, y (quizás lo más importante) se les han realizado pruebas de validación cruzada con otras técnicas que se basan por completo en otros supuestos. Y los estudios han dado resultados muy precisos.

Con base en los resultados de los estudios clásicos de gemelos, simplemente no parece importar si mamá y papá son permisivos, o si les leen a los hijos, o si son estrictos, la forma como educan no influye en el impacto final del desarrollo, como quisiéramos creer. En cuanto a la validación cruzada que Brian Boutwell menciona: los estudios que analizan gemelos idénticos, separados al nacer y criados por separado, han puesto de manifiesto en varias ocasiones y de manera impactante la misma cosa: estas personas son notablemente similares, cuando en realidad deberían ser completamente diferente, pues sus entornos lo son; pero comparten los mismos genes. Los niños adoptados que viven en una misma casa, dentro de una misma familia, son completamente distintos entre sí, y esto también ha sido estudiado.

La explicación lógica es que la forma de crianza no influye en el desarrollo psicológico. La famosa Judith Rich Harris le dio mucha fuerza a este punto en su libro The Nurture Assumption.  Como lo señala Harris, los padres no tienen la culpa de las neurosis de sus hijos (más que en los genes que aportaron en la fabricación de ese niño), ni tampoco se pueden dar crédito por el éxito que ellos tengan, o por su buena sicología. La socialización de los niños es importante, pues ni la personalidad ni el temperamento son  100 % hereditarios; pero no son los padres los más importantes en el aspecto «socializador»: son los amigos y los compañeros del niño (quien tiene hijos sabe que la forma como ellos hablan depende de los amigos del colegio o del barrio y no de la forma como se habla en la casa).

En cierto que hay una gran cantidad de evidencia que vincula el abuso infantil con todo tipo de retrasos en el desarrollo, y Harris lo reconoce plenamente. Considere el lector la siguiente analogía que comparten los sicólogos Steven Pinker y Brian Boutwell: si usted deja caer su iPhone desde una altura de seis pisos está garantizado que se va a destrozar, porque los iPhones no rebotan. La destrucción de su teléfono está asegurada, aunque usted no haya jugado ningún papel en el diseño o la construcción de este, excepto en el hecho de tener los dedos resbaladizos. Aplique la analogía a la paternidad. Todo padre que maltrata a su hijo está en la capacidad de arruinarle la vida, de dañarlo en su desarrollo saludable, en su manejo del lenguaje, en su capacidad cognitiva, etc.

La gran mayoría de las investigaciones en las ciencias sociales son non experimental observational; pues no se pueden realizar experimentos del estilo que sería necesario. Las investigaciones se basan en la recolección de datos sobre los individuos, en los cuales los investigadores tratan de averiguar acerca de las estrategias de crianza utilizadas con estos. Toda la información se compila en una gran base de datos que los investigadores analizan. En algunos casos, los investigadores han recogido datos durante tantos años, que están en la capacidad de utilizar los rasgos de personalidad de quienes fueron niños para comprobar sus predicciones sobre los comportamientos de estos, décadas más tarde.

Los padres pasan a sus hijos dos cosas: los genes y un entorno. No es sorprendente, basados en la genética compartida, que los niños se parezcan a sus padres, no sólo en la apariencia, sino también en el temperamento, comportamiento, inteligencia, destrezas atléticas, etc. Además, los ambientes que los padres construyen para sus hijos tienden a reflejar sus inclinaciones naturales: los padres inteligentes proporcionan ambientes ricos para el intelecto; los padres pueden fomentar selectivamente un cierto conjunto de habilidades preexistentes, con la compra de instrumentos para un niño con talento musical.

Se ha visto que los niños a quienes se les pega (no abusados, pero que han recibido azotes) a menudo experimentan una serie de otros problemas en la vida, incluyendo desajustes psicológicos y conductuales. En un estudio dirigido por mi colega JC Barnes probaron este tema con más detalle y encontraron algunas pruebas que sugieren que las nalgadas incrementaron la ocurrencia de malas conductas, manifiesta en los niños. Sin embargo, en un estudio más profundo se vio que la asociación entre las dos variables: nalgadas y mal comportamiento, era atribuibles a los efectos genéticos que las dos variables tenían en común. La correlación entre las nalgadas y el comportamiento parecía reflejar la presencia de influencias genéticas comunes, de corte, a través de ambos rasgos. Hay rasgos correlacionados a nivel genético, por ejemplo, ser un buscador de novedades y abuso de drogas.

Lo que sí se sabe (en gran parte por los estudios de gemelos) es que más allá de los genes que contribuyen, los padres no son responsables ni del autismo ni de la esquizofrenia ni del trastorno del déficit de atención. Inteligencia y salud pueden tener aspectos heredables. Probablemente, los hijos heredan la inteligencia de los padres y la propensión a sufrir algunas enfermedades.

La selección natural ha cableado en nosotros un sentimiento de apego a nuestra descendencia. Pero no hay necesidad de aumentar la idea del «el poder de la crianza sobre los hijos» para justificar nuestro instinto de que ser un buen padre es importante. Si el lector quiere tener hijos felices, quiere mantener una buena y durable relación con ellos, relación que perdure en el tiempo, sea amoroso y bueno con ellos y no eduque mucho, ni mortifique a sus hijos con cantaleta; tenga presente que la educación va a tener poco efecto sobre la persona que su hijo terminará siendo.

Historias de gemelos:

The Mixed Up Brothers of Bogota: http://sp2.fotolog.com/photo/34/1/5/jonazomg/1259620587377_f.jpg

Jack Yufe, a Jew Whose Twin Was a Nazi, Dies at 82: http://www.nytimes.com/2015/11/14/us/jack-yufe-a-jew-whose-twin-was-a-nazi-dies-at-82.html

Sobre el documental Twin Sisters: https://www.youtube.com/watch?v=dfLkwB-Zj_A

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