Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Métodos para combatir las adicciones

En distintos estudios desarrollados por algunos neurocientíficos del Instituto del Monte Sinaí se ha demostrado que hay medicamentos contra el cáncer, ya aprobados, que curiosamente sirven para reducir el consumo de la heroína en ratas adictas. Actualmente, en el Instituto Monte Sinaí se desarrollan experimentos que buscan definir la eficacia de estos productos en humanos. Solamente en USA, hay más de dos millones de personas adictas a los opiáceos, por eso son muchos los laboratorios del mundo que buscan con urgencia formas de controlar la adicción a estos y a otras sustancias.

En la medida en que se estudian, las adicciones muestran ser problemas mucho más complejos que lo pensado en primera instancia. Presentan muchas variables, como razones genéticas, razones epigenéticas, culturales, comportamiento irregular de los neurotrasmisores y otros.

Hasta ahora, la mayoría de las adicciones son refractarias a los tratamientos. Los tratamientos, en su mayoría, buscan remplazar el producto que crea la adicción por otras formas del mismo pero menos dañinas. A los fumadores se les ofrecen parches de nicotina y a los consumidores de opioides se les ofrecen metadona o buprenofrina. El problema es que la razón de la adicción permanece y que estas sustancias tampoco cambian o rectifican los cambios cerebrales que las personas han sufrido al volverse adictas. Esta puede ser la razón por la cual los tratamientos que se conocen usualmente fracasan, pues los mecanismos que impulsan a la adicción no se corrigen.

La doctora Venetia Zachariou, profesora asociada de neurociencia y ciencias farmacológicas en la Escuela de Medicina Icahn, ha identificado una proteína —en una región del cerebro que parece encargarse de la sensación de alivio del dolor— que regula la recepción de los opioides. En ratones que no poseen el gen que codifica esa proteína, los opioides dejan de ser adictivos. Además, esos mismos ratones se alivian del dolor con dosis más bajas, y son menos susceptibles de volverse tolerantes, o la tolerancia se retrasa. La morfina, el fentanilo y la oxicodona son drogas muy eficientes en suprimir la sensación de dolor, pero son compuestos muy adictivos. Venetia Zachariou y su equipo está desarrollando una molécula capaz de bloquear esta proteína. Si lo logran, estas drogas dejarían de ser peligrosas.

El director del Instituto de Descubrimiento de Drogas, y presidente del Departamento de Neurociencia de la Escuela de Medicina Icahn, el doctor Paul Kenny, y su equipo buscan otros mecanismos para combatir la adicción. Están tratando de identificar los circuitos cerebrales que regulan la prevención a las drogas adictivas (algunas personas los poseen naturalmente). Hoy en día se conocen los circuitos cerebrales que causan la búsqueda de placer, pero se ha investigado poco en aquellos que evitan las sustancias químicas nocivas.

El doctor Kenny ha descubierto una hormona que puede disminuir los efectos placenteros de la nicotina, e incluso, que promueve su evitación, al dar una sensación de saciedad (por ahora solo para la nicotina). El doctor está buscando los mecanismos que informan al cerebro de que está saciado. Como dice él: “Esta es una manera elegante de descifrar cómo responde el cerebro a las drogas, y cómo las alteraciones en tales respuestas pueden llevar a la adicción […] Se puede aprovechar esa información para probar ideas innovadoras acerca de cómo surge la adicción y crear nuevas terapias para combatir la adicción”.

 

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