David Deutsch, físico de la Universidad de Oxford Inglaterra y pionero en el campo de los computadores cuánticos, está convencido de que la belleza es una cualidad objetiva que poseen algunos objetos e ideas. Esta es una idea loca, en mi opinión, y en este blog se cuenta lo que David Deutsch dice en su conferencia sobre Por qué son bellas las flores.
Dice Deustch, que la belleza está allí para ser descubierta; que cuando el músico está componiendo, lo que hace es dar pasos graduales que le permiten descubrir y lograr la belleza; que un artista es quien hace conjeturas que va aplicando para mejorar su trabajo de arte en la búsqueda de la belleza.
El artista utiliza criterios refinados y juicios con experiencia para satisfacer su idea de belleza hasta llegar a un objeto artístico cuya forma posee un valor estético objetivo. Objetivo quiere decir que no depende de que sea un ser humano quién lo juzga ni depende de criterios aprendidos, culturales o de gusto personal. El artista actúa como el científico con sus teorías, la diferencia está en que el científico busca explicar de una manera más acertada la realidad del mundo, mientras que el artista encuentra lo que es bello.
Deutsch no niega que existen estándares subjetivos y culturales de belleza, pero cree, con convicción, que hay estándares objetivos de belleza, de la misma forma que existen las leyes de la física. Por eso no las inventamos sino que las descubrimos. Los estándares biológicos, subjetivos y culturales, según él, nos pueden engañar y hacernos creer que algo que no es bello lo es, así como a veces creemos en ideas falsas.
Deutsch cree que el equipo de trabajo del artista (músico, novelista, artista plástico, diseñador) y del científico es el mismo: papel, lápiz y papelera (en sentido figurado, pues el computador contiene los tres), y cree que no son momentos de eureka, o sacudidas de creatividad, con los que se logra hacer grandes avances, sino que estos se logran por pasos graduales.
En su charla Por qué las flores son bellas, Deutsch explica que son bellas para atraer a los insectos. Las flores han evolucionado para esto, y los insectos a su vez han evolucionado criterios estéticos para sentirse atraídos por ellas. Se da una coevolución entre flores e insectos: las flores acarrean información en su ADN para atraerlos y estos contienen conocimiento en su ADN que les permite ese reconocimiento.
Aquí viene la parte más complicada en la idea de David Deutsch, y es la manera cómo explica que las flores nos parezcan bellas a los seres humanos. Según él, las flores son bellas objetivamente, o sea, independientemente del observador que las contempla. La mayoría de las flores nos parecen atractivas aunque las veamos por primera vez, aunque nadie nos haya enseñado que son bellas, y no podemos decir lo mismo de las raíces o de las hojas. Las flores, en su tarea de atraer insectos, dan una información para el insecto que debe ser atraído por ellas y cierran un vacío que hay entre especies no relacionadas: plantas y animales; y plantas y animales humanos. La belleza objetiva es un puente que cierra o acerca esa distancia entre especies no relacionadas.
La belleza es una experiencia que buscamos tener. La belleza existe para atraer la atención y agradar. Es una forma de atracción. Como para Deutsch la belleza está en la forma y no en el contenido, su opuesto no es lo feo, sino lo aburrido, lo que no atrae. En la naturaleza los animales o plantas que se camuflan son aburridas, pues no atraen la atención. Y lo que es verdaderamente arte, dice el físico, es algo que no puede ser mejorado porque ya es bello, porque ha alcanzado la verdadera belleza, la objetiva.
En mi opinión su teoría es difícil o imposible de demostrar; además, con vacíos enormes.
Ana Cristina Vélez
Estudié diseño industrial y realicé una maestría en Historia del Arte. Investigo y escribo sobre arte y diseño. El arte plástico me apasiona, algunos temas de la ciencia me cautivan. Soy aficionada a las revistas científicas y a los libros sobre sicología evolucionista.