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Publicado el Ana Cristina Vélez

Cómo funciona la mente, según Ray Kurzweil

Raymond Kurzweil, judío americano, es un personaje sui generis: le han otorgado 18 doctorados honorarios, ha fundado doce compañías exitosas, es músico, fue el inventor del software para reconocimiento de textos y de voz, de gran ayuda para invidentes y del sintetizador K250, que contiene todos los instrumentos de una orquesta, ha escrito libros sobre dietas, para durar eternamente; él mismo ingiere 200 pastillas cada día, sumadas a una gran cantidad de té verde, para prolongar su vida. Por estas y otras razones es considerado un genio extravagante.
Respecto a la inteligencia humana, Raymond Kurzweil asegura que en el futuro seremos superados por las máquinas. No cree que exista una diferencia cualitativa en complejidad e intrincamiento entre el cerebro humano y la inteligencia artificial que no pueda ser superada con el tiempo. Sus pronósticos se adelantaron al menos en la capacidad de los computadores para jugar ajedrez; rec ordemos que Blue, de la IBM, venció en 1997 al campeón mundial Garry Kasparov.
Kurzweil ha publicado un nuevo libro, muy criticado por cierto: “How to Create a Mind: The Secret of Human Thought Revealed” (Cómo crear una mente: el secreto del pensamiento humano es revelado). La retroingeniería de la mente humana es, en concepto del señor Kurzweil, el proyecto científico más importante imaginable. Para entender la mente, ha propuesto que se la entienda como como una máquina que reconoce patrones de manera jerárquica.
En el neocórtex (donde radica la consciencia y capacidad de análisis) es donde se corre ese algoritmo relativamente sencillo de reconocimiento de patrones que propone el autor. Como lo hace innatamente y de manera jerárquica, primero analiza los patrones de nivel inferior, que encuentra en el ambiente, para luego combinarlos con otros reconocimientos de nivel superior, que representan categorías más generales, y luego, con otros que representan categorías más abstractas. Las categorías específicas y metacategorías, se supone, se van conformando al aprender. Este sistema funciona en dos direcciones: del reconocimiento inferior al superior y viceversa, por tanto, la activación de los patrones de orden superior puede también activar los de orden inferior, y allí se da la retroalimentación entre los diferentes niveles. Para ilustrar el asunto, Kurzweil utiliza un sistema que lee palabras. En el nivel inferior, habrá una búsqueda de líneas horizontales, líneas diagonales, curvas, contornos; en el nivel inmediatamente superior, el reconocimiento de patrones reconocerá las letras A, B, C, etcétera, construidas con líneas rectas, curvas, figuras; en un nivel superior, el reconocedor detectará las palabras completas: luna, noche, azul, que se construyen con las letras.
El reconocimiento de patrones ya había sido descrito desde 1980 en el libro de David Marr, “Vision”; y el creador del Palm pilot, Jeff Hawkins, también había propuesto antes una idea muy similar. David Marr, neurocientífico de MIT, definió un marco general para el estudio de sistemas complejos biológicos, como el cerebro. Propuso la idea de que un sistema biológico complejo se puede entender como un proceso realizado en tres niveles: el primero, el nivel computacional que describe las entradas y salidas del sistema (input -output), son los procesos del sistema. En el caso de la visión, las entradas van a ser las imágenes proyectadas en la retina, y las salidas, la interpretación que hace el cerebro de los objetos presentes en las imágenes que ha observado. El segundo nivel es el algorítmico: describe el proceso por el cual una entrada se convierte en una salida, cómo la imagen en la retina puede ser procesada y cómo el cerebro logra el output, la comprensión. El tercer nivel es el de implementación; describe como nuestro hardware biológico de células implementan el proceso descrito en el nivel algorítmico.
Kurzweil considera su idea una novedad; y además, está convencido de que esta explica la mente y de que de ser utilizadas sus ideas servirán «para extender enormemente el poder de nuestra propia inteligencia». Tiene razón en que la tecnología sofisticada de los computadores de hoy utiliza patrones jerárquicos de reconocimiento y aprende del medioambiente, como el mecanismo de detector de voz del iPhone. No obstante, esta teoría no explica por qué hablamos, ni explica por qué sentimos empatía o tenemos un sentido de la justicia, así que muchos aspectos de la mente humana se quedan por fuera.
Esperemos que el té verde y la dieta especial den larga vida a Ray Kurzweil para que siga inventando, escribiendo, creando compañías y pueda ser testigo del el acierto o las falencias de sus predicciones.

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