La paz total ha sido uno de los retos y objetivos que la sociedad colombiana se ha marcado desde hace años. El hecho de pensar en un país en el que no haya conflicto armado ha sido un sueño que desde la dejación de las armas de la guerrilla de las FARC se ha ido convirtiendo desde algo posible hacía algo probable.

Esta fue una de las promesas del hoy presidente de la República, Gustavo Petro. En su campaña llegó a afirmar que tres semanas después de llegar al poder él iba a finalizar la guerra con el ELN, quienes hoy son el grupo armado más robusto en el país.

Gustavo Petro, Presdente de la República (2022-2026)
Gustavo Petro, Presdente de la República (2022-2026)

En el proceso de llamado del gobierno nacional muchos fueron los grupos al margen de la Ley que levantaron su mano para buscar la finalización de su actuar armado, y su búsqueda de encontrar una solución negociada para encontrar fin a la guerra en Colombia. Desde algunos grupos de tipo paramilitar hasta las guerrillas, absolutamente todas las aristas ideológicas y delincuenciales estaban allí presentes.

Tanta búsqueda de la paz, en repetidas ocasiones, me han recordado el ensayo “Sobre la paz perpetua” de Inmanuel Kant, filósofo prusiano padre del idealismo y máximo exponente del criticismo.

Inmanuel Kant, filósofo prusiano. (1724-1804)
Inmanuel Kant, filósofo prusiano. (1724-1804)

Este histórico documento fue publicado en 1895, poco después de que Francia y Prusia firmaran la paz en Basilea. Kant sugería en este texto un orden para que la paz fuera una orden entre estados, y a la vez, una meta final de toda la humanidad. Plantea en ese documento las formas en las que el estado debe estar constituido, la forma en la que la sociedad se debería convertir y, si bien, no garantiza que a través de las sugerencias que escribió se consiga la paz, si es un lineamiento para que quienes sigan sus textos, logren construir un camino hacia la ausencia de conflictos entre estados.

En el desarrollo del documento Kant fija seis puntos clave para la consecución de “la paz perpetua”:

  1. No se debe tener en cuenta ninguna negociación previa, puesto que todas las anteriores fracasaron en su intento de consolidar la paz.
  2. Todos los estados deben ser soberanos y republicanos.
  3. Debe haber un organismo global que acoja a todos los miembros a través de una federación.
  4. Debe haber unos mínimos de hospitalidad de tratamiento entre hombres.
  5. Quien quiera paz, debe dar garantías de querer lograrla.
  6. No debe haber intenciones secretas mientras se consolida la paz.

Si bien Kant redactó una serie de parámetros para la paz entre estados, es fácilmente aplicable estas máximas reglas en los procesos de terminación de conflicto interno como el que Colombia está tratando de llevar a cabo.

Dentro de las sugerencias dejadas por el filósofo prusiano, lo propicio será centrarse en las últimas tres, dado que son las aplicables a la conflictividad de Colombia. Además, porque el proceso de paz no es entre dos Estados, sino entre el Estado y la insurgencia.

Así pues, valdría la pena contrastar la voluntad de paz, las actuaciones y los mínimos para la creación de un ambiente de paz, tales como los ceses al fuego de manera unilateral y frenar determinantemente los paros armados y los secuestros.

Según Indepaz, más de 237 personas han perdido la vida en por lo menos 90 ataques o masacres contra la población civil o la Fuerza Pública. Esta cifra no contempla el incesante creciente número de líderes sociales y defensores de Derechos Humanos que lamentablemente mueren semanalmente en todos los rincones de la geografía nacional.

En el último año, los paros armados del ELN han afectado a más de 180 municipios. Lo que representa más del 10% de la totalidad de municipios del país.
En el último año, los paros armados del ELN han afectado a más de 180 municipios. Lo que representa más del 10% de la totalidad de municipios del país.

Esta cifra, aunada a las contradictorias posiciones en las mesas de negociación, a las solicitudes de cambiar el modelo económico y a las dilataciones que están teniendo diferentes grupos armados, especialmente el ELN, han minado la confianza de los negociadores y de la sociedad colombiana. Y más allá de la confianza de quienes negocian y de la mayoría de los colombianos, han violentado los fundamentos de la paz perpetua.

Actualmente estas organizaciones delictivas, que funcionan más como cárteles de drogas que como agrupaciones ideológicas que buscan un cambio en el país, no cumplen los requerimientos de que se han planteado por siglos para la construcción y consolidación de la paz. Por lo tanto, el Estado debería dejar de buscar negociaciones que serán infructíferas y retomar su rol de garante de derechos a como de lugar.

 

 

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