Hace algunos días la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que es básicamente el club de los países ricos y con “buenas prácticas económicas”, publicó un informe en el que Colombia se situaba como el país que, en promedio, más temprano se despierta. Pero, a su vez, es el país menos productivo de esta organización.
Valdría la pena recordar el famosísimo refrán de que “Al que madruga, Dios le ayuda”, para decir que no porque Dios lo ayude, los colombianos hacemos más con la cantidad de horas que “ganamos” al despertarnos antes que el resto del mundo.
En ese orden de ideas, lo siguiente en la discusión es preguntarse ¿Por qué? o ¿Para qué nos levantamos tan temprano?, y estas preguntas empiezan a tener respuestas que demuestran que Colombia ingresó a la OCDE queriendo ser un país rico y con buenas prácticas económicas, pero con una realidad de pobreza y mal manejo macroeconómico.
Antes de continuar con el desarrollo de mis ideas, es pertinente aclarar que el estudio no contempla los cambios de horario por verano o invierno, en los países que tienen estaciones. De esta manera, el cambio de rutinas según la temporada del año puede hacer que el resultado sea un espejismo. En este sentido, considero que se queda corto el informe en la hora que, en promedio, cada país se acuesta a dormir.
Habiendo realizado la anterior aclaración, y retomando las preguntas, hay que mirar la rutina de las personas en las mañanas. La preparación de alimentos diarios, el tiempo de desplazamiento entre vivienda y el trabajo o centros educativos y las responsabilidades familiares como el cuidado, hacen parte de las agendas comunes de todos en nuestro país.
Sobre los tiempos invertidos en la preparación de los alimentos, un estudio presentado por la organización Kantar Division WorldPanel, publicado en 2022, afirmó que el 72% de los hogares colombianos preparan al menos una de las 3 comidas fuertes en sus cocinas. También el informe permitió determinar que en promedio el tiempo invertido por los colombianos en las cocinas es de 38.4 minutos diarios.
La cantidad hogares que cocinan y el tiempo utilizado es mucho mayor que otros países miembros de la OCDE, eso debido a que en otros países la accesibilidad a desayunos, almuerzos y cenas es más económico en relación porcentual de sus ingresos. Es decir, comer fuera de la casa es porcentualmente más económico en otros países comparado con Colombia. Esto seguramente sea en parte porque en Colombia los alimentos han tenido más la inflación que cualquier otro rubro de la economía. En el país hoy los alimentos son alrededor de 28% más caro que hace un año.
Por otra parte, la movilidad y los tiempos de desplazamiento que invierten los colombianos es uno de los mayores de las ciudades de los países miembros de la OCDE. Por ejemplo, Bogotá es la octava ciudad con mayores problemáticas para la movilidad en este club de países; pero también es la ciudad con el promedio de velocidad más bajo de las ciudades de la OCDE.
Las esperanzas están depositadas en los grandes proyectos de infraestructura tales como la construcción de Metros, el mejoramiento de los sistemas de buses y la finalización de los estudios para los trenes de cercanías.
Sin embargo, disyuntivas políticas como si es elevado o subterráneo, para el el metro de Bogotá o dificultades financieras como las que tiene Cali con su sistema de buses y que las demás grandes ciudades como Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, y las antes mencionadas, tienen para proyectar los planes, estudios previos y licitaciones de las integraciones regionales como los trenes de cercanías, convierten las esperanzas en un sueño utópico.
Finalmente, el hecho de tener un diseño de ciudad pensado en la cercanía al lugar de residencia y no al lugar de trabajo o donde se pase la mayoría del tiempo en la jornada diurna, conlleva a una seria pérdida de tiempo en desplazamiento que miles de colombianos viven. Ejemplo de ello es llevar los niños a los colegios o a casa de familiares para que sean cuidados. Esto se podría mejorar con la construcción de colegios y guarderías en cercanías a las zonas de oficinas y de trabajo; así como mediante el desmontaje del mito de que los niños y jóvenes no pueden estar en las oficinas en las que sus padres laboran.
Seguir analizando el horario de despertar de los colombianos sería una redundancia. Lo único claro acá es que Colombia no estaba, ni está preparada para pertenecer a la OCDE.