Todo parece indicar que los colombianos estamos históricamente condenados a fracasar en nombre de la democracia. Desde el plebiscito de 1957, que instauró el Frente Nacional y algunos ingeniosos analistas nacionales llamaron “democracia restringida” y otros, estudiosos extranjeros, “democracia consociacional”, millones de colombianos han muerto en nombre de esa proclamada democracia. Unos, defendiéndola ferozmente con sus armas desde el Estado y otros, atacándola violenta y criminalmente, sin límite alguno, desde la insurgencia. Obviamente, en ambos casos, la víctima mortal ha sido la democracia y los perdedores de siempre hemos sido todos los colombianos. Comenzando por los más pobres, que disparan, matan y mueren en nombre de tan grandiosa y demagógica palabra. Los institucionales, creen que disparan por la “patria” y los camuflados insurgentes por la “revolución”. Sucede así, fundamentalmente, porque desde el Estado, esa democracia ha sido incapaz de garantizar a la mayoría el ejercicio pleno de sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales, consignados ampliamente en la Constitución del 91. De otra parte, desde las filas insurgentes, solo ven en la población civil una masa de maniobra militar para el reclutamiento de menores, el confinamiento, la extorsión y las masacres, pues sus “proyectos revolucionarios” han naufragado en un lodazal de codicia y sangre, disputándose entre sí y con otros grupos delincuenciales el control de rentas ilegales. Es lo que acontece en el Catatumbo, en el Plateado y en cerca de 12 regiones con graves crisis humanitarias[i].
Democracia entre socios cleptócratas
Sin duda, la del Frente Nacional fue una “democracia consociacional”, entre socios liberales y conservadores, que se robaron la libre expresión de la voluntad ciudadana y se repartieron miti-miti el Estado durante 16 años en nombre de un plebiscito y la reconciliación nacional. Un plebiscito que reportó pingües beneficios para los señores “demócratas” del “país político” y pérdidas considerables para el “país nacional”, es decir, la mayoría de colombianos. A tal punto que, en 1970, quizá el presidente más progresista del Frente Nacional, el liberal Carlos Lleras Restrepo, promovió con la ANUC[ii] su fracasado proyecto de reforma agraria, pero también burló la voluntad ciudadana popular que había votado por la ANAPO[iii] y su candidato Gustavo Rojas Pinilla, para darle el triunfo al conservador Misael Pastrana Borrero. Honró, así, la fórmula cleptocrática convenida entre socios liberales y conservadores para administrar el Estado, pero sacrificó la democracia en aras de la estabilidad institucional y la seguridad, pues temió que, si “Rojas decide salir uniformado para iniciar una marcha por las principales avenidas con destino al palacio de San Carlos, temo que haya un levantamiento, una sublevación, con todas las atrocidades y derramamiento de sangre que de ella se pueda derivar. No puedo permitir por ningún motivo la toma del poder por la fuerza”, como se lo confesó a su jefe de prensa, Próspero Morales, según testimonio del periodista Jorge Téllez[iv].
Paradoja y Parábola Histórica
Pero lo que realmente impidió Lleras fue el triunfo electoral de Rojas y su ascenso legal y pacífico a la presidencia de la República. Como una cruel ironía de la historia, ello generó el surgimiento del M-19 y hoy es presidente uno de sus integrantes, entonces joven adolescente, Gustavo Petro Urrego. Por eso vivimos en esta especie de paradoja y parábola aleccionadora, pues la consigna fundacional del M-19 “Con el pueblo, con las armas, al poder”, Petro la convirtió con el pueblo en las urnas a la Casa de Nariño, pero no al poder. En parte, porque su mismo liderazgo retórico, megalómano y mesiánico, mina continuamente su poder ejecutivo en cada alocución, pues le impide convertir sus grandilocuentes palabras: “Colombia, potencia mundial de la Vida” y la “Paz Total”, en hechos y realidades cotidianas concretas, mientras responsabiliza de ello a sus colaboradores, como lo vimos en el deplorable Consejo de Ministros del pasado 4 de febrero.
Ausencia de deliberación y concertación
Además, esa distancia insalvable entre su retórica, justa y necesaria para promover sus reformas de Salud y Laboral, choca frontalmente con una oposición cerril, celosa de conservar inmodificable un statu quo radicalmente injusto y narcisista. Un statu quo que sus voceros en el Congreso pregonan defender, con cinismo indolente, en nombre de una democracia incapaz de reconocer en la realidad el goce efectivo de esos vitales derechos, trabajo y salud, a la mayoría de colombianos. Todo lo contrario, esa oposición ha sido complaciente, cuando no cómplice, con el desfalco y desvío de dinero público de numerosas EPS. También en el pasado aprobó una reforma laboral regresiva, por iniciativa del presidente Uribe, que recortó y lesionó considerablemente el salario de los trabajadores al despojarlos del justo pago de horas extras, nocturnas, dominicales y días festivos. Y todo ello, para generar más empleo, sin que esa meta se alcanzara en forma estable y sostenida. Ahora, un reducido grupo de 8 senadores opositores[v], pretende hundir el proyecto de reforma laboral con una ponencia negativa, so pretexto de que la reforma atenta gravemente contra la generación de empleo formal.
Como sucede con el proyecto de reforma a la salud, lo más deplorable es la ausencia de un debate público, con suficiente información y profunda deliberación, para develar hasta qué punto los proyectos gubernamentales son solo buenas intenciones irrealizables o, por el contrario, el bloqueo de la oposición es oportunista y trata de ocultar, con sus proyecciones catastróficas, la defensa de intereses minoritarios de poderosos conglomerados empresariales y gremiales. Porque de nuevo, lo que está en juego es el sentido y alcance de la democracia, como lo señala la Constitución del 91, que desde su artículo 1 prescribe “la prevalencia del interés general” sin el cual no podrá existir “Estado Social de Derecho”, mucho menos “el respeto a la dignidad humana, el trabajo y la solidaridad de las personas que integran” a Colombia.
¿Senado Vs Consulta Popular?
Sin cumplir el artículo 1 de la Constitución y el 22: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, nunca podremos vivir en una democracia real y continuaremos padeciendo este penumbroso y descompuesto entramado de complicidades e intereses minoritarios de cacócratas, que se enriquecen con la política y, desde el Congreso, usufructúan en beneficios propio y a favor de gremios y empresas este régimen electofáctico[vi]. Un régimen que periódicamente se reelige para continuar y encubrir su corrupta e impune administración. Es el mismo “País Político”, “que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder” y predomina sobre el “País Nacional “que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura, desatendidos por el país político. El país político tiene rutas distintas a las del país nacional. ¡Tremendo drama en la historia de un pueblo!”, decía Gaitán el 20 de abril de 1946 en el Teatro Nacional en Bogotá y 79 años después estamos en las mismas y con los mismos. La Consulta Popular anunciada por el presidente Petro puede ser una oportunidad más para enfrentar y quizá resolver ese “tremendo drama”. Sin duda, un desafío histórico que precisa la mayor responsabilidad de la ciudadanía, si el Senado aprueba la convocatoria. Si no lo hace, corroboraría una vez más la lúcida reflexión de Gaitán y negaría, en nombre de esa supuesta “democracia representativa” del “país político” la democracia participativa del “País Nacional”. Pero si la aprueba, es crucial una argumentada deliberación pública antes de votar para impedir su vulgar manipulación por las redes sociales con mentiras polarizadoras, como lo hicieron los adversarios del Acuerdo de Paz en 2016 al llevar “verraca a la gente a votar”[vii]. Espero contribuir, en próximas entregas, para que esto último no se repita en la Consulta, conforme lo prescribe la ley estatutaria 1757 de 2015[viii].
[i] https://elpais.com/america-colombia/2025-02-18/catatumbo-choco-o-putumayo-los-12-focos-de-la-guerra-que-amenazan-a-las-comunidades-en-colombia.html
[ii] https://www.elespectador.com/politica/cuando-el-movimiento-campesino-se-tomo-el-pais-los-50-anos-de-la-anuc-article/
[iii] https://es.wikipedia.org/wiki/Alianza_Nacional_Popular
[iv] https://www.elespectador.com/colombia/mas-regiones/la-noche-en-que-lleras-restrepo-reconocio-el-triunfo-de-rojas-pinilla-parte-ii-article-417288/
[v] https://www.radionacional.co/actualidad/hundimiento-reforma-laboral-estos-congresistas-la-frenaron
[vi] https://www.academia.edu/93505234/Aproximaciones_al_r%C3%A9gimen_Electof%C3%A1ctico
[vii] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/carolina-botero-cabrera/estabamos-buscando-que-la-gente-saliera-a-votar-verraca-column-658987/
[viii] https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=65335