Blog de notas

Publicado el Vicente Pérez

Una marcha más

Luego del fusilamiento de los tres policías y un militar por parte de las Farc, ese sinsabor del fracaso en una operación militar nos ha reducido a la tolerancia del mal cálculo de la operación, y a un odio cada vez más visceral contra el terrorismo hipócrita y sinsentido.

También ha motivado una movilización más. Con tantas salidas a las calles recuerdo las marchas caraqueñas contra el gobierno de Chávez, marchas que de nada sirvieron. Una marcha más, una protesta. Legítima, sí, pero relativamente inútil. La marcha del próximo 6 de diciembre no es una espada de doble filo, sino de triple.

En primer lugar, el motivo frontal es el rechazo a las Farc, como esa marcha del 2008. Rechazo a las Farc: ese grupo terrorista que a través del narcotráfico cosecha sangre humilde de las formas más atroces. Es incierto el número de manifestantes que asistan, pero lastimosamente no cambiarán mucho: ni Amnistía Internacional abrirá los ojos para declarar a este grupo como terrorista, ni las Farc sentirán culpita y se entregarán o dejarán las armas (eso ya les da igual), ni el Gobierno abrirá un diálogo para salir de esta guerra; por el contrario, la interpretación del Gobierno será otra.

Por otro lado, es un respaldo a las FF.MM., que se dicen desmoralizadas. Bien, la gente estará con ellos recordándoles el motivo de la defensa del país (y de sus gentes, desde los más humildes) para que continúen en esa tarea de doloroso desgaste. Pueden los congresistas interpretar ese válido apoyo a las FF.MM. como una ratificación del peligrosísimo fuero militar, lo que traería lamentables consecuencias. También apoyarán a los familiares de las víctimas, ¿apoyarlos para qué? Ya no verán a su esposo, no conocerán a su padre, no abrazarán a su hermano. Aunque suene a fe de erratas, el mejor apoyo que se les pudo dar fue tenerlos en cuenta para entrar en esa operación.

Y por último, el rechazo a las Farc se puede tergiversar en apoyo a la estrategia del gobierno, siguiendo la lógica maniquea. Y el Gobierno seguirá echándole la culpa exclusivamente a las Farc de su crueldad (de la efectividad sí la tienen) y evadiendo la responsabilidad del cálculo. Lo que en caso contrario sería un orgullo internacional con nombre pomposo tipo Jaque, mezclado con nuestra alegría, hoy es la amenaza de un litigio internacional, reduciendo a la apología del terrorismo cualquier insinuación de responsabilidad estatal. Esa es la impotencia de la tolerancia. Y por último, no sólo es cobarde, sino también oportunista, que cuando la gente sale a marchar en contra de los enemigos del Estado (que con su sevicia se han convertido en los enemigos del pueblo) nadie trata de disuadir la marcha. Los funcionarios posan conformes con la reacción popular, porque legitima la política de seguridad. Pero cuando son los estudiantes los que le reclaman al Estado sus derechos, se proponen descargas eléctricas masivas, el Presidente sale diciendo que las calles no son lugar para resolver los problemas del país, que se debe resolver en el Congreso, donde nadie lo vea, y se satanizan las marchas con la supuesta infiltración del terrorismo.

@VicentePerezG

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