Blog de notas

Publicado el Vicente Pérez

El valor de la vida y la juventud (II)

Este 28 de agosto cumpliría años un amigo, quien por vicisitudes lamentables resultó herido mortalmente (qué casualidad) en la espalda por un disparo al quedar en medio de un tiroteo entre la policía y unos ladrones. Tal vez por ser provinciano su noticia no tuvo el impacto suficiente. Tal vez porque su apellido no indicara otra cosa que un ciudadano común, su familia tuvo que limitarse a la impotencia de un litigio. Historias así seguramente pululan a lo largo y ancho de nuestro país, y mientras la policía siga irresponsablemente excediéndose tomando malas decisiones (como apretar un gatillo en el momento inadecuado) el Estado, y en últimas todos los ciudadanos que pagan impuestos seguirán indemnizando con creces esos errores. Por lo tanto, sugiero una instancia de denuncia de excesos de las Fuerzas, en general. Y al respecto, resulta contradictorio que quienes regulen la convivencia ciudadana no den ejemplo. Y por el ejemplo debería iniciar la autoridad. ¿En qué se basa la autoridad de la policía? ¿En la fuerza? En fin, dicha institución es muy importante para los colombianos y siempre que pueda mejorarse vale la pena ayudarla a que se cuestione. Y policías buenos hay muchos, pienso, son la mayoría, pero ellos no son protagonistas de escándalos o polémicas, por lo cual los erráticos se maximizan. Quizás.

“Deberíamos cuestionarnos profundamente sobre el sentido de la vida, o en otros términos (que es incorrecto), de cuánto vale una vida”, escribí en la primera parte de este escrito. Y a propósito de esa invitación a cuestionarnos he sacado una reflexión: entendemos lo valiosa que es una vida, pero a veces lo obviamos por la profundidad de la herida que tenemos como sociedad, y pasamos a justificarlo.

Y no lo anoto sin ningún motivo. Hace pocos días en el foro de una de las noticias sobre la muerte de Diego Becerra –donde también encontré muchísimos comentarios ofensivos y llenos de odio prejuicioso– encontré un comentario que me llamó la atención. Y lo especial de ese comentario es que llamaba a la conciliación y a la mesura (por lo menos así lo interpreté yo). Sin embargo, gracias a la herramienta de calificación de comentarios de los foros se puede hacer un sondeo rápido del impacto de esos comentarios sobre los internautas, y ¡oh sorpresa!, el comentario del que les hablo estaba oculto por una gran cantidad de votos negativos (aunque también tenía similar cantidad de votos positivos). Era inexplicable. Aunque entendiendo que la opinión pública colombiana es prejuiciosa, impulsiva (“Colombia es pasión”) y con memoria de corto plazo, es comprensible que a muchas personas les tocó el lado sensible de su herida social la hipótesis de la policía sobre un supuesto robo, entonces este comentario que invitaba a la reflexión les podía parecer apología del crimen. Nada más erróneo. Copio el comentario literalmente y lo dejo a su consideración:

«“No puede castigarse la evasión de un interno con la pena de muerte, la cual está proscrita constitucionalmente», si este joven estaba escapando de cometer un robo (si eso es cierto) eso no exime al policía de la violación de la ley que cometió. La pena de muerte no existe en Colombia y si el joven recibió disparos en la espalda es claro que no estaba disparandole al policía con lo que el policía no estaba defendiendose. Que tristeza que nos alegremos de la muerte de la gente, eso demuestra nuestro grado de podredumbre mental, podredumbre a la que nosotros mismos nos hemos llevado al permitir tanta corrupción, violencia y demás actos de proquería que se cometen en nuestro país».

Herida social. El resentimiento que suscita la inseguridad, la corrupción, los secuestros, las injusticias. Ese argumento pasional que justifica lo injustificable; esa lesión ante la cual debemos ser catalizadores en su cicatrización, de manera consensuada. Quizá debamos empezar a autoevaluarnos y cuestionarnos más allá del valor de la vida. ¿Colombia es pasión?, yo preferiría que fuera razón, así habría menos muerte, menos violencia, menos cosas qué lamentar. Y todavía sigo sin poder responderme, ¿cuál es el valor de la vida y la juventud en Colombia?

@VicentePerezG

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