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Seguridad Ciudadana: un reto mayor para las nuevas administraciones

Por: Isabel Gutiérrez (@IsaGutierrezR) y Santiago Tobón (@SantiagoTobon)

Uno de los grandes retos de los próximos alcaldes está en mejorar las condiciones de seguridad y convivencia ciudadana. Recientes encuestas dan cuenta que una de las preocupaciones más importantes de los ciudadanos es la seguridad personal, es decir, todos aquellos eventos que afectan de manera negativa las percepciones de seguridad y a los que se ve expuesto un ciudadano cuando transita por las calles de su ciudad o permanece en su hogar.[1] A su vez, las sociedades demandan condiciones propicias para la sana convivencia. No basta con controlar los indicadores de alto impacto, sino que se requieren entornos donde cada ciudadano pueda desarrollarse y cohabitar de manera tranquila y saludable.

A principios de los 2000, la gran preocupación de los colombianos en materia de seguridad se concentraba en los retenes ilegales, las tomas de corregimientos y cascos urbanos y masacres. El desplazamiento y la desaparición forzada,  se robaban los titulares de medios de comunicación. Bombas, explosión de minas antipersonas, atentados contra la infraestructura energética… pasábamos por momentos difíciles. Hoy la realidad es distinta, pero no menos preocupante, no obstante las responsabilidades en materia de resultados recaen sobre diferentes actores. Si frente al secuestro quien estaba llamado ha responder era el Presidente de la República y el Ministerio de Defensa, frente a los hurtos a personas, a residencias, y automóviles, los llamados a responder son el Alcalde y el Comandante de Policía de cada ciudad.

La llegada de la seguridad democrática dio un respiro importante a las cifras de la seguridad pública, y generó un ambiente de esperanza en los ciudadanos. Entre 2003 y 2013 Colombia ha visto un decrecimiento en la tasa de secuestros del 87%, delito asociado a la financiación de grupos guerrilleros y paramilitares; una disminución en la tasa de ataques terroristas del 41%, y una caída de la tasa de homicidios del 42%. Si bien los homicidios se presentan de manera indiscriminada tanto en eventos de seguridad pública como de seguridad ciudadana, es presumible que la disminución esté asociada principalmente a la caída de la violencia terrorista. En contraste, para el mismo período comprendido entre 2003 y 2013, la tasa de lesiones personales en el país aumentó en 130%, la tasa de hurto a personas aumentó en 146%, la tasa de hurto a comercios en cerca de 9% y la tasa de hurto a residencias en casi 48%.[2]

Las dinámicas sociales, el crecimiento de las ciudades,la reorganización de las BACRIM, la disponibilidad de hombres entrenados para la guerra, el aumento en el consumo interno de estupefacientes, entre muchas otras razones, cambiaron el comportamiento de la violencia. Hoy hay menos secuestros, pero muchas más extorsiones, menos masacres, pero más hurtos. Es importante entender los dos escenarios, el de la seguridad pública, mucho más asociado al actuar de la insurgencia y el de la seguridad ciudadana, asociado a las dinámicas de violencia cotidiana como el hurto de un celular. Si bien hoy tenemos enormes avances en materia de seguridad pública, entendemos que el gran reto es la seguridad ciudadana.

Cuando se analizan los casos de las cuatro ciudades más importantes del país, también se hace evidente el deterioro de algunas cifras relevantes en materia de seguridad ciudadana.[3]En particular, entre 2004 y 2013 la tasa de lesiones personales ha crecido el 274% en Barranquilla y el 201% en Medellín; la tasa de hurtos a personas ha crecido el 422% en Bogotá y el 211% en Barranquilla; y la tasa de hurto de vehículos ha crecido el 51% en Medellín y el 29% en Cali. Llama la atención, por ejemplo, que para 2013 Cali tenía el 4,9% de la población colombiana y el 13,9% de los homicidios; Bogotá tenía el 16,3% de la población y el 22,5% de los casos de lesiones personales; y Medellín tenía el 5,1% de la población y el 21,3% de los casos de hurto de vehículos. Esto da cuenta de la desproporción con que algunos eventos de inseguridad se presentan en las ciudades del país.

Las políticas de seguridad ciudadana son entera responsabilidad de los alcaldes. Sería imperdonable que los planes de gobierno de los actuales candidatos a las alcaldías, en especial de las ciudades capitales, no contenga una estrategia clara en materia de seguridad ciudadana. No se puede seguir pensando que este tema es responsabilidad de la policía, y que los resultados son atribuibles solo a ellos.

El Alcalde es quien debe diseñar y dirigir la estrategia, proporcionar los recursos para su ejecución, trabajar de manera coordinada con la Policía para lograr los objetivos trazados. Es el Alcalde quien debe hacer seguimiento y monitoreo a los logros o fracasos de su estrategia. Y en el evento de no alcanzar los objetivos trazados, es el alcalde, en asocio con el comandante de la Policía de su jurisdicción quien debe aplicar los correctivos o las mejoras a la estrategia.

El contraste entre Bogotá y Medellín ofrece lecciones notorias. Un ejemplo de lo que no se debe hacer es lo ocurrido en Bogotá en las tres últimas administraciones. No ha habido ningún compromiso de liderazgo en materia de seguridad ciudadana desde la administración distrital. La Alcaldía propuso sus estrategias y la Policía las suyas, esta descoordinación generó ineficiencias en la administración de recursos financieros y humanos, y sus consecuencias las pagan hoy los habitantes de la capital. Recordemos que el sistema 123 dejó de funcionar la semana pasada en Bogotá porque deliberadamente el Distrito no pagó lo que debía a los operadores. La cara opuesta la presenta Medellín, donde la unión de voluntades entre la Alcaldía y la Policía ha generado experiencias exitosas en materia de gestión de la seguridad. Basta con mirar la ejecución de recursos para la seguridad, la cual sigue una ruta indicada por el Plan Integral de Seguridad y Convivencia.

Señores candidatos, la seguridad ciudadana es un tema prioritario que merece la atención de todos ustedes.


[1] Por ejemplo, la Red cómo Vamos presenta algunas cifras en la materia. http://redcomovamos.org/wp-content/uploads/2015/03/seguridad_epc.pdf

[2]Mejía, D., Ortega, D. & Ortiz, K. (2014). Un análisis de la criminalidad urbana en Colombia.https://www.dropbox.com/sh/osgr210blboasuf/AAC2q9AXobDepEqMXHcEC3rza?oref=e&n=32905518

[3]Ibid.

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