Por: Santiago Silva Jaramillo (@santiagosilvaj)
En nuestra democracia incompleta, la promoción de la participación ciudadana y de los espacios y mecanismos de su ejercicio, ha sido una promesa cumplida solo a medias. Cumplida, porque en términos formales las herramientas para la participación y el discurso sobre su importancia existen. En leyes, acuerdos, planes de desarrollo y demás, los gobernantes se han comprometido a que participar sea más sencillo y efectivo que nunca.
E incumplida –o cumplida a medias, dirán los optimistas-, porque aun frente a la apuesta del Estado central y la Constitución del 91, ha faltado voluntad política, por un lado, y el entendimiento de los contextos locales y sus efectos sobre la disposición y realidades de la participación local, por el otro.
Este segundo punto resulta fundamental para cualquier agenda de promoción de la participación en el nivel local: conocer mejor por qué y cómo participan los ciudadanos en los territorios, a qué dificultades se enfrentan y sobre qué fortalezas pueden apalancarse, y diseñar intervenciones públicas de parte de los entes gubernamentales –pero también de actores sociales- para que la participación ciudadana en las localidades sea una realidad dinámica y con incidencia sobre la vida social y política de las comunidades.
Por eso es tan importante que el pasado 19 de diciembre en la Universidad EAFIT, el Centro de Análisis Político y Antioquia Visible, ambos adscritos al Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas, presentaran los resultados de la investigación “Revisión de la Gestión Institucional para la Participación Ciudadana en Antioquia”, financiada por el Centro de Estudios en Democracia y Asuntos Electorales (CEDAE) de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
La investigación, que se adelantó durante el segundo semestre de 2014, da cuenta de las divergencias entre expectativas de impacto de los mecanismos de participación ciudadana constitucionales –y otras expresiones participativas formales consagradas en las leyes del Estado- y las realidades de la participación en el nivel local, mucho más apegadas a la informalidad y al acomode espontáneo de las comunidades.
Lo primero, por supuesto, fue evidenciar el profundo desconocimiento que las comunidades –incluso las que están involucradas en espacios de participación- tienen de los mecanismos constitucionales (referendo, consulta popular, la revocatoria de mandato, el plebiscito, el cabildo abierto y la iniciativa popular legislativa). E incluso el desconocimiento que las autoridades locales y algunos funcionarios de las registradurías, tienen de los mismos.
Las alcaldías y concejos han intentado promover en su mayoría los espacios participativos formales –aunque no constitucionales- como los presupuestos participativos, los cabildos del adulto mayor o los concejos municipales de juventud, con resultados mixtos. La desconfianza de los grupos organizados frente a las fuerzas políticas locales se ha nutrido por años de intentos –o realidades- de cooptación política de cualquier costurero que pueda prometer algunos votos.
Mientras que algunos funcionarios y agencias –del orden departamental, por ejemplo- intentan proteger expresiones informales y promover la organización comunitaria sin muchos recursos a su disposición. La precariedad del esfuerzo hace que los resultados positivos, aunque simbólicamente importantes, todavía sean exiguos.
Sin embargo, las personas en Antioquia encuentran la forma de organizarse. En parte, porque sienten que es la única manera de solucionar problemas de sus comunidades –como robarle jóvenes a la violencia en Apartadó-, pero también porque saben que en la relación que puedan establecer con los gobiernos locales, el número de integrantes de su grupo importará.
El panorama que muestra la investigación es todavía solo un vistazo a la participación en el departamento, pero sus pistas e intuiciones pueden no solo sugerir que hacen falta más estudios, sino, que en entender mejor los fenómenos sociales está la calve para los diseños y esfuerzos institucionales que buscan promoverlos.
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