ENTREVISTA BAJO LA MANGA
Si bien nació en Washington (Estados Unidos), Enrique Peñalosa ha realizado su carrera política en Colombia. En el 92 fue precandidato a la Alcaldía de Bogotá, y posteriormente fue candidato cuatro veces (1994, 1997, 2007 y 2011), de las que resultó electo en una ocasión: en 1997, cuando derrotó a Carlos Moreno de Caro.
Durante su administración gestionó el Transmilenio, un modelo que, según sus estudios, es más económico y moviliza más pasajeros hora-sentido que el Metro. Igualmente, le apostó a la creación de ciclo rutas que ha incentivado el uso de este medio de transporte en la capital, y en su administración se demolió la calle El Cartucho y construyó el Parque Tercer Milenio.
Fue Representante a la Cámara por el Partido Liberal, concejal de Bogotá y Secretario Económico en la presidencia de Virgilio Barco. Ahora es precandidato presidencial por la Alianza Verde para las elecciones de 2014, partido que se perfila como una tercería entre el uribismo y santismo.
Bajo La Manga: usted empezó su carrera política en el Partido Liberal, ¿por qué se retiró de ese partido?
Enrique Peñalosa: yo comencé a hacer una política que empezó a cambiar la forma de hacer política en Colombia porque, aunque era dentro del Partido Liberal, hice una cosa independiente. Fui la primera persona que empezó a repartir plegables en las calles; estamos hablando de diez o más años antes de Sergio Fajardo…eso nunca nadie lo había hecho en Colombia. Fui la primera persona que puso la hoja de vida en una propaganda política y el primero en utilizar una foto sonriente en su publicidad, porque anteriormente los políticos salían muy serios, como Galán. Fui la primera persona que puso una flor como símbolo. “Trabajemos para que florezca una nueva Colombia”, y me criticaban porque eso era afeminado…que el país necesitaba mano dura.
Yo salí a las calles, a los buses, a los peajes. Luego fui elegido a la Cámara, donde estuve un poco más de un año, por el tema de la revocatoria, que entre otras creo que fue un gran engaño de los constituyentes, quienes fueron unos mentirosos porque los eligieron sobre la premisa de que quedaba inhabilitados por diez años para cualquier cargo por nombramiento o por elección, y todos salieron elegidos o nombrados. Es decir: se quitaron las inhabilidades. Fue un gran robo y por esto quienes éramos congresistas no nos presentamos. Cuando me lancé inicialmente era un desconocido total, y salí elegido a la Cámara por el Partido Liberal, que es como un cascarón. En Colombia uno es liberal así como es católico, es como por tradición familiar.Siento que me identifico con los principios liberales, pero ese partido estaba muy contaminado por la politiquería tradicional.
BLM: luego participó en una consulta liberal para elegir candidato a la Alcaldía
EP: en esa consulta me ganó Jaime Castro. Luego me lancé nuevamente, cuando Antanas Mockus se bajó los pantalones, y él se convirtió en el símbolo de la antipolitiquería porque se bajó los pantalones, entonces competir contra Antanas Mockus era como hacerlo contra Madonna. Yo que siempre había hecho una política distinta, frente a él parecía un político tradicional. Después de estas elecciones trabajé en una empresa de consultoría gringa, y luego me volví a lanzar, esta vez como independiente, y gané. Creo que es antidemocrático lo que han hecho últimamente en Colombia, que cierran la puerta para que los independientes puedan hacer política, y la legislación de los umbrales y demás es totalmente antidemocrática. Eso de que la gente no pueda cambiarse de partido no existe en el mundo, por ejemplo. Eso es diseñado por lo polítiqueros. Cuando existió la posibilidad de tener candidaturas independientes surgieron muchas cosas buenas como Mockus, Uribe, Fajardo, Peñalosa, y muchos más en ciudades más pequeñas.
Después de un tiempo traté de volver al Partido Liberal, y me habían jurado y reguardo que haría una consulta abierta, pero cuando yo llegué allá, hicieron la trampa con la maquinaria manejada por Horacio Serpa y (Ernesto) Samper, y entonces me salí. Esa es toda mi relación con el Liberal. A mí me da risa que digan que yo cambio mucho de partido, porque la realidad es que después organizamos lo del Verde con Lucho y Antanas, donde Sergio Fajardo no quiso entrar inicialmente, después de insistirle mucho…si hubiera entrado hubiera sido presidente, porque en ese momento le decíamos que hiciéramos una encuesta, y él iba a barrer. Propusimos la encuesta como por guardar la honrilla. Pero él no quiso.
BLM: a usted se le enmarca como un experto en temas urbanos, ¿qué propuestas tendría para el desarrollo rural del país?
EP: no es que me enmarquen, es que trabajo en esos temas por todo el mundo y me contratan en todas partes del planeta por ese tema. Es mi oficio. Para empezar, Colombia no es un país rural: ocho de cada diez colombianos viven en cascos urbanos. A mí me preocupa a veces es que con la negociación (de paz) se ruralice demasiado la discusión. Aquí lo que no hemos hecho es una política urbana seria. Por ejemplo: en vez de hacer una reforma urbana, como debería hacerse, se regalaron 100 mil viviendas, con criterio puramente político, sin que hubiera mejoramiento de las ciudades, sin más parques, colegios. Creo que debe haber una política industrial y agrícola, eso no puede dejarse a las libres fuerzas del mercado. Tiene que haber unas entidades poderosísimas de investigación, con gente muy bien paga, realizando estudios sobre lo que hay que hacer, y en el campo tiene que haber investigación.
Una vez fui a investigar cómo era el proceso de producción de pimienta en la India, en una región que produce el 70% de la pimienta del mundo, la latitud y el clima es exactamente igual al de Rionegro (Antioquia), pero aquí importamos 70 millones de dólares al año en pimienta. Entonces sería interesante hacer centros de investigación que definan un montón de frutas que no se producen en Colombia, pero sí en Asia. Aquí se requiere investigación. Los campesinos en Colombia, a diferencia de los del resto del mundo, viven aislados totalmente, y esa es una de las razones por las que ha habido violencia rural en Colombia, porque una familia campesina es muy vulnerable a los violentos, no tienen vida social, casi no tienen vocabulario porque no hablan nunca, y es muy difícil darles los servicios que necesitan. Considero que un esfuerzo grande en lo rural a lo futuro es crear poblados campesinos, donde tengamos 100 o 200 familias y que los campesinos lleguen en motos a sus cultivos, con unas motovías que se pueden hacer y es mucho más económico que una carretera. Allí se les puede brindar internet, cine, recreación, educación, salud, mejorar sus condiciones de vida, incluso con asesoría técnica en sus procesos de producción.
Hay que tener una política agrícola. En algunos casos es hasta mejor dejar de sembrar en algunas zonas marginales. Por ejemplo, esta política reciente del gobierno de comprar papa a la loca no es una política. Eso es algo irracional. En ningún país se hace eso. Lo cierto es que debemos tener una institucionalidad con personas altamente calificadas que indiquen qué y cómo se siembra, y qué apoyo se brinda. Yo estoy en contra de esas leyes que impiden que hayan grandes propietarios de tierras. En el Llano, por ejemplo, se necesita una agricultura muy empresarial, altamente intensiva en capital, riesgo y tecnología, que no es apta para el pequeño productor. Pero, por su parte, hay que proteger la agricultura campesina en otros lugares. Es interesante lo que plantean algunas personas, quienes proponen una planeación que impida que algunas zonas como Rionegro sigan convirtiéndose en conjuntos residenciales de estrato alto, y que los campesinos terminen siendo expulsados.
BLM: ¿y qué piensa de las reformas agrarias que se han planteado?
EP: yo pienso que es más importante una reforma urbana que una reforma agraria, porque el 77% de los colombianos viven en zonas urbanas. En el futuro, será el 95%, y más de la mitad de lo que hoy son las ciudades colombianas han surgido ilegalmente, donde no deben ser, como no deben ser, sin parques, sin vías. Estamos 50 o 60 años tarde, pero todavía hoy las ciudades van a triplicar su área, y estamos haciendo ciudades mal hechas. Cuando fui alcalde de Bogotá creé una pequeña entidad que se llamó Metrovivienda, compraba tierra a las buenas o a las malas, pero hacía un urbanismo de altísima calidad. Es crítica la reforma urbana, y es bueno recordar que en la agricultura moderna casi que lo menos importante es la tierra.
BLM: ¿qué piensa del procurador y su decisión frente a la destitución de Gustavo Petro? ¿Cree que es Terminator, como lo reflejó la revista Semana en la portada de una de sus recientes ediciones?
EP: lo que hace la portada de Semana es que convirtió a un mal alcalde en un mártir. Ideológicamente tengo diferencias grandes con el procurador; yo lo respeto porque estamos en una democracia, pero tampoco puedo juzgar su decisión. Yo no soy abogado. Es exagerado lo que se ha dicho de que es en contra de Petro, pues él ha sancionado miembros de diferentes partidos, de derecha o izquierda.
BLM: ¿por qué ha sido tan crítico con la gestión de Gustavo Petro?
EP: me parece que le ha ido muy mal. Ha incumplido absolutamente todo lo que dijo en campaña. Felizmente lo ha incumplido porque eran cosas bien equivocadas. Que iba a hacer vivienda en el Centro, no ha hecho una; que iba a hacer mil jardines sociales, no ha hecho uno; que iba a convertir el hospital San Juan de Dios en un hospital de quinto nivel, pero sigue siendo la misma ruina de siempre. Es ridículo que digan que Bogotá no se debe expandir. La capital tiene la misma población de Londres, pero con apenas una cuarta parte del tamaño de Londres. Bogotá es una de las ciudades más densas del planeta.
Había jurado hacer un tranvía en la Séptima, pero no hizo tranvía ni Transmilenio, sino que van a comprar unos buses híbridos que valen el doble, sin carril exclusivo. Además no es muy de izquierda tener un bus con cien pasajeros en un trancón, porque si los ciudadanos fueran iguales, un bus con cien pasajeros tiene derecho a cien veces más de espacio en la vía que un carro con un pasajero. Bogotá debe ser gobernada por alguien que sepa de asuntos técnicos, no sólo políticos. Cuando me fui de la Alcaldía dejé a la ciudad completamente cubierta con el servicio de agua, pero hoy tenemos miles de personas que no cuentan con agua, como si fuera lo más profundo del África.
BLM: ahora usted inicia una carrera por llegar a la presidencia de la República, ¿cómo ganarle a Santos, que tiene, gracias a la Unidad Nacional, alrededor del 71% de las Alcaldías del país?
EP: Santos tiene la plata, los aviones, los helicópteros, la policía, el ejército, pero felizmente el voto lo tiene la gente. Me explico: yo, aunque toda mi vida me había dedicado a trabajar y estudiar en temas relacionados con el mejoramiento de un país, en un momento pensé que había muerto políticamente, pero resucité. Lo bueno de resucitar es que uno goza más la vida. Además, si se vuelve a morir no importa, uno se da cuenta que estar muerto no es tan grave.
Hay cosas que pasan en este mundo de la política en las que no importan los presupuestos y las maquinarias, sino que hay algo que le llega al alma y el corazón de la gente. A Colombia lo que le hace falta antes que cualquier cosa es un sueño, una visión de sociedad. ¿Cuál es esa sociedad que vamos a tener? El problema no es sólo hacer carreteras, que además no las hemos hecho, sino que debemos pensar cuál es el tipo de vida que nos va a hacer más felices. Eso es lo que discutimos cuando hablamos de política de verdad. A mí no me asusta el cuento de la maquinaria de Santos.
BLM: ¿cuál es el modelo de país que usted se sueña? ¿qué país deberíamos emular?
EP: yo tengo un sesgo. De la manera en que hagamos las ciudades va a depender en gran medida nuestra felicidad. Yo sigo creyendo en la igualdad, pero no de ingresos, sino de calidad de vida…lo que yo llamaría igualdad democrática. Es decir: ¿cómo lograr que un bus tenga derecho a más espacio que un carro en la vía? Que tengamos más ciclo rutas, parques. También deberíamos aprovechar nuestro clima. Yo voy a Kazán, Rusia, a 30 grados bajo cero, y luego voy a Cartago, con 100 mil habitantes, plana, con el clima perfecto, pero todo el mundo quiere andar en carro, en vez de hacerlo en bicicleta. Me sueño una Colombia donde haya transporte público, educación, arte, deporte, donde sepamos sobre los pájaros y árboles de nuestra región, donde tengamos turismo ecológico de clase mundial. Sueño un país donde ricos y pobres se movilicen en el mismo transporte público, que tengamos senderos peatonales y de bicicletas al borde de las carreteras. Que tengamos tanta seguridad que podamos salir tranquilamente en cualquier momento del día. Eso trae turismo, inversión. Lo primero que necesitamos para que haya calidad de vida es seguridad urbana, y eso es posible.
Tenemos que encontrar la manera de vivir que nos hace más felices. En el mundo se ha encontrado que cuando se llega a cierto nivel de ingresos, la felicidad no aumenta. Hay otras maneras de encontrar más felicidad, que tiene que ver con el arte, salir al campo, disfrutar parques.
BLM: ahora que viene esta campaña presidencial, ¿se aliaría nuevamente con Álvaro Uribe?
EP: estos cuentos de esos maniqueísmos chimbos de los buenos y los malos a mí no me impresiona. Yo nunca me alié con Uribe. Uribe respaldó mi candidatura, con lo que estuvimos de acuerdo todos: Antanas Mockus, Lucho Garzón y yo, y le dijimos gracias. ¿Por qué se volvió ese el gran tema? Porque después Antanas Mockus decidió lanzarse él a la Alcaldía para pagar todo lo que habíamos hecho por él en la campaña presidencial, de agradecido posiblemente, y ahí armó el show del cuento de Uribe. Cuando él, en cada entrevista decía que había que construir sobre lo construido, cuando fue a visitar a Uribe a decirle que le cuidaba los huevitos. Es algo medio caricaturesco.
Yo creo que Uribe entregó un país mejor al que recibió, aunque estoy en desacuerdo con otras cosas y tengo una visión distinta: Uribe tiene una visión más rural del país y la mía es más urbana. Yo no voy a aliarme con nadie. El 4 o 5 por ciento de los colombianos apoya la Alianza Verde. Para ganar la presidencia se necesita el 51% de los votos, encones se va a necesitar el voto de mucha gente de otros partidos o gente sin partido.
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