Hay una canción que me gusta mucho de Víctor Heredia. Dice lo siguiente, “Ay! Medellín, luciérnaga de Colombia, serás la novia azul de un gamín”. Fue esta canción y mi inherente romanticismo por la vida los que hicieron que pensara en Medellín como una novia.
Esta novia (Medellín) lleva tres meses siendo la más deseada de todas. Le sobraron pretendientes y regalos, en cada una de sus esquinas estaba uno de nosotros esperando para darle la mano y ayudarle a pasar la calle. Visitamos sus jardines y le llevamos flores de todos los colores. Incluso algunos pretendientes se pelearon por ella, estuvieron dispuestos a salir con un ojo morado- cual adolecente enamorado- para hacer que Medellín se enamorara de él. Salieron héroes y caballeros al rescate de la ciudad desde cada uno de sus rincones.
Los defensores no se hicieron esperar- algo así como los papás celosos-, opinaban acerca de cual de todos los pretendientes era el más apto, él mas preparado, él más enamorado, él que traía los mejores regalos, él más educado… mejor dicho, todos opinaron y estuvieronprestos a discutir con quien fuera necesario para encontrar un “Príncipe Azul” para Medellín.
Medellín se sintió por casi un año como la novia deseada, volvimos a visitar los lugares que teníamos abandonados, discutimos de nuevo sobre los temas que tanto le han dolido, la escuchamos con atención, con devoción, con el deseo profundo de conquistarla. Amamos a Medellín con sus cosas feas y bonitas, estuvimos hasta enamorados de sus defectos, cosa que según personas más románticas que yo, es una prueba de amor verdadero.
Todos la reconocíamos como la novia : “Mí ciudad, mí Medellín, ¿cómo no estar enamorado de ella?, #MedellínEnamora, #MedellínEmociona”. Era, sin lugar a dudas, la protagonista oficial, y nadie, absolutamente nadie, se atrevió a negarla en ningún momento.
Ahora, la campaña política ya se acabó y alguien conquistó la ciudad. ¿Será que el cortejo, las flores, las palabras bonitas se va a acabar también? ¿Será que Medellín va a dejar de ser la consentida para pasar a ser la novia fea?.
La canción de Víctor Heredia termina así: “No llores ciudad bonita, no tengas pena, no cuelgues en tus ventanas tanta tristeza”. Ojala después del 25 de octubre Medellín no tenga que llorar y colgar en sus ventanas tanta tristeza, que no tenga que esperar 4 años para que nos volvamos a enamorar de ella, porque el amor circunstancial es cobarde, es injusto, y no es amor.
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