Bajolamanga.co

Publicado el Bajolamanga

Policía, un problema a resolver

Por: Alejandro Rodríguez González

El pasado 18 de enero de 2016, la concejala por el Polo Democrático Alternativo Luz María Múnera presentó ante la corporación un caso de maltrato cometido por agentes policiales en la comuna 8 contra su hijo de 14 años. Según lo relatado por ella en aproximados diez minutos, su hijo fue retenido por un agente de la ley en esa comunidad, tras este tomarle una fotografía al funcionario que negaba identificarse. El joven fue conducido en una patrulla acompañado de su madre hasta la estación, sin embargo dice la concejal que durante el viaje los oficiales estrujaban y empujaban a miembros de su equipo. Fue entonces que después de todos estos vejámenes, los policías se enteraron de que se trataba de un concejal municipal y como dice ella el trato cambió completamente, “de repente querían lustrarme los zapatos”.

“La seguridad no es de izquierda, ni de derecha”. Quise iniciar con esa frase insignia de la actual administración, para advertir que el mensaje de Luz María no se trata de una consigna política, ni de un desprecio a la institución como muchos de sus compañeros en el Concejo trataron de hacerle ver a la opinión pública, por el contrario es una realidad que enfrentan muchos colombianos sin importar su condición socioeconómica a lo largo y ancho del territorio, el abuso de autoridad. Yo personalmente me he enfrentado con esos agentes de la ley, en su versión de autoridad en tránsito que citando al destituido coronel de la policía Otaín Rodríguez ven a los conductores como “un cajero automático”.

Es que el asunto se encuentra ya en niveles descarados e inclusive alcanza a los más altos de la cúpula policial, donde incluso su comandante en jefe se encuentra investigado por un asunto relativo. No quiero hablar de las altas esferas, sino de lo que muchos ciudadanos hemos vivido, evidenciado y sufrido, el abuso diario en la calle.

Se supone que las fuerzas del orden garantizan y ejecutan el ordenamiento jurídico en el territorio nacional, bueno al menos eso dice la teoría jurídica que tanto me han repetido mis docentes, pero la realidad nos dice que al menos en los sectores más deprimidos de la sociedad medellinense, la policía parece no tener límites y las supuestas garantías ciudadanas solo sirven – si llegan a servir – después de que la agresión fue constituida. Yo me pregunto, ¿En Colombia se nos olvida que la Policía también es un actor social y para poder lograrlo necesita de empatía ciudadana?.

La concejal Luz María hacía un énfasis en preguntarse “¿Que significa ser policía en Colombia?” y yo me formulo la misma pregunta, hoy por hoy tanto la sociedad como los funcionarios de la institución tienen un significado totalmente distinto en mente y ese debate conjunto lastimosamente no se ha dado ni a nivel municipal, departamental y nacional.

Demonizar a la policía tampoco es la respuesta, soy el primero en defender los policías que hacen bien su labor y como respuesta reciben de la sociedad malos tratos, videos descalificantes etc.etc. Por eso mismo el debate lo necesitamos, porque la sociedad no entiende que es ser policía y esa institución no se acerca adecuadamente a la población civil. Si queremos tener una institución en la cual confiar, necesitamos que la misma sepa trabajar conjuntamente con la comunidad, ganarse su confianza y traer resultados sin recurrir al abuso de poder.

Comentarios