Por: Juan Felipe Suescún (@jfsuescun)
La controversia que generó la Convocatoria 693 de Colciencias que cerró el pasado 20 de febrero puso en evidencia, entre otros temas, la diferencia que existe entre los investigadores y esta institución en relación a las publicaciones que son producto de investigación, ya que según este modelo institucional se privilegian aquellos textos publicados en revistas internacionales en ingles ubicadas en los cuartiles 1 y 2 registradas en los índices Scopus o ISI.
En este sentido apunta el texto “Escribir para publicar o escribir para vivir”, la Presentación de la Edición Número 2 de la Revista Colombiana de Pensamiento Estético e Historia del Arte (RCPEHA), publicación electrónica de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.
La academia, consiente o inconscientemente, impulsada por la necesidad de figurar en diferentes rankings, como oportunidad para conseguir recursos, ha institucionalizado una forma particular de escritura que se considera “científica”: “hemos creído que el modelo de conocimiento es el de las llamadas ciencias duras o exactas, y que sus modos de operar en sus publicaciones, son el baremo sobre el cual se debe regir toda forma de expresión de conocimiento”.
Sin embargo, las mal llamadas Ciencias Exactas, como ciencias que son, saben que no son “exactas”, y por ende tampoco desprecian otras formas de interpretación como la hermenéutica en donde se inscriben las llamadas Ciencias Humanas que buscan interpretar esta realidad, a lo sumo mostrarla, pero nunca demostrarla como si ésta fuera “exacta” como pretenden las Ciencias que se hacen llamar así.
Esta separación que surgió en el siglo XIX en Alemania donde se dividió entre Ciencias Naturales y Ciencias del Espíritu “se rompió el día en que nos percatamos que incluso las ‘ciencias exactas’ no tenían más verdades que unos modelos provisionales que aunque fuesen suficientes durante largos periodos de tiempo para crearnos un territorio en el mundo (un lugar más o menos tranquilizador), lo cierto es que podían caerse, desaparecer y ser reemplazados por otros completamente inéditos”.
Esta discusión que la Convocatoria de Colciencias puso en evidencia pero que data de tiempo atrás es la excusa perfecta invitarlos a leer esta revista que se encuentra disponible en: http://cienciashumanasyeconomicas.medellin.unal.edu.co/index.php/2015-01-29-16-47-40.
La Revista Colombiana de Pensamiento Estético e Historia del Arte se opone a esa concepción institucional que privilegia el escribir para publicar, es decir, para obtener puntos que se ven reflejados en la asignación salarial del investigador, pero que a su vez “implica inscribirse en un modelo que parece sacado del más grotesco positivismo del siglo XIX y sobre todo, parece hecho para que el mundo espere grandes soluciones de todo aquel que piense un problema”.
Esta revista por el contrario reivindica el escribir para vivir, no porque desprecie la escritura científica, pero sí porque entiende que “incluso la escritura más especializada compromete el ser y sobre todo, no es más que la expresión de una interpretación provisional”.
Asimismo, como su nombre lo indica, y como se expresó en la Presentación de su Edición Número 1 “Los juegos de un Triskel”, esta revista se inscribe en lo que se conoce en la actualidad como pensamiento estético, más que “Estética a secas, o Filosofía Estética, por cuanto estamos convencidos de que es el movimiento, la transformación y el devenir, lo que hace que un pensamiento se torne vivo y sobre todo, lo que hace que no sea una filosofía única y canónica, sino caminos múltiples, acaso como laberintos pletóricos de encrucijadas, lo que alienta el encuentro con nuevos territorios y nuevos problemas”.
Es por esto que los artículos que ofrece esta revista son “un deleite, una provocación para el pensamiento”, pero también algo que se disfruta, como la escritura, como la vida: “son muestra de que no se escribe para publicar, sino que lo realmente importante es escribir para vivir…”
Los invito pues a leer esta revista electrónica que tendrá dos publicaciones anuales y en sus dos primeras ediciones cuenta además de artículos, con reseñas, traducciones, y la colaboración de varios artistas invitados, que reivindican aún más que quienes escribimos sobre pensamiento estético, e historia del arte, lo hacemos para vivir y no para publicar.
* Mi opinión no compromete la institución a la cual estoy vinculado laboralmente.
Esta y otras columnas podrá leerlas en www.bajolamanga.co (@bajo_lamanga)