Bajolamanga.co

Publicado el Bajolamanga

No le creo a los años

Por: Natalia Correa

No le creo a las matemáticas de su cédula

 Dudo de sus canas y arrugas

 No me convence su juventud

 Esto fue lo que pensé hace poco luego de un encuentro entre amigos.

 Un día tuve dos ‘reuniones’ distintas. Una en la que creería pasaría mejor que en la otra, claro, pensando que en la que más me divertiría sería con amigos de mi edad 25, 28 años promedio y que en la otra con gente entre 50 y 60 años pasaría ‘normal’.

¡Me equivoqué, disfruté más el espacio con lo ‘viejitos’ de 60!

 En mi segundo encuentro hablamos de Colombia, todos con opiniones muy distintas, nos escuchamos, nos sugerimos artículos, no llegamos a un acuerdo, sabíamos que no teníamos que hacerlo. Luego nos reímos con anécdotas de la semana, hablamos de cocina, recetas,  viajes infaltables, de lo imperdible en Netflix y  hasta de la marihuana.

 En mi encuentro previo con mis amigos ‘los jóvenes’, hablé menos, las risas fueron escazas, hubo comentarios con un poquito de complejo, con otro poquito de indirectas, con otro poquito de ‘vejez’, recordé que en algún momento lo había pensado y que estaba vez lo confirmaba.

 Los años nos determinan muy poco.  Hay almas tan jóvenes que olvidamos que nos doblan la edad, hay  a su vez pensamientos retrógrados  en mentes jóvenes; hay tantas mentiras con eso de la edad, que me atrevo a asegurar que ese concepto es una trampa.

 Se puede ser muy viejo o muy joven, para eso no se necesitan décadas; se puede limitar el pensamiento a la época que queremos,  se puede vivir con el peso de los años que queremos ocultar o de la inocencia de los que nos faltan y queremos disfrutar.

 Así que los años para “empezar de cero” en muchos de nuestros propósitos no les sirve el número; a los amores, a esas almas que se conectan con significativa diferencia en el calendario, tampoco les aplica los años; a los que lo intentan como si fuera la primera vez, tampoco les funciona como referente. Creo que los años deben servir para algo, no muy importante creo…

 En palabras de Saramago y en el comic de Mafalda me despido con un aire victorioso:

“Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo… ¡Qué importa eso! Tengo la edad que quiero y siento.  La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.  Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.  Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello.

 La piel tiene los años que aparenta. El corazón, la energía y la vigencia el criterio del que me conozca; finalmente ¿no somos aquellos que despertamos en otros?

natalia correa

Comentarios