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Movilidad en Medellín

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El problema de movilidad en Medellín tiene varias situaciones problemáticas y es un fenómeno que requiere, para su posible solución, la combinación de estrategias de inversión en infraestructura, tecnología y campañas culturales y educativas. Hay que evaluar una serie de consideraciones y propuestas para el debate, que presento aquí.

Un alto porcentaje de los vehículos particulares que transitan por la ciudad sólo van ocupados por el conductor; situación generada en muchos casos por el alto valor social que genera la posesión y uso del carro particular. Compartir el carro entre compañeros de trabajo o estudio, permite dejar más vehículos guardados y un ahorro de combustible para sus dueños.

El número de vehículos que entran al mercado local (12.000 unidades promedio por año) no se contrasta con el número de vehículos que salen de circulación por tiempo útil, como en países europeos. La chatarrización hasta ahora sólo se ha aplicado para algunos vehículos de trasporte público, aunque falta mucho: con la entrada de Metroplús debieron salir 670 tradicionales, pero sólo se han chatarizado 92. Todo el servicio público debe estar integrado a líneas metro y Metroplús, y funcionar a gas, como ya lo hacen los buses de las cuencas 3 y 6 del SITVA.

La avenida El Poblado tiene alto flujo de trasporte metropolitano, las rutas de Sabaneta y Envigado saturan la vía en ambos sentidos; estas rutas deben salir para darle paso al Metroplús –en construcción- (en esta avenida está contemplado solo hasta la Aguacatala), extenderlo hasta Industriales, estación “corazón” de la integración, y complementar con el Metro.

Sucede algo similar con rutas de otros municipios, como los de Caldas e Itaguí, muchos buses pequeños y contaminantes en la Regional, el centro y el norte. ¿Qué hace un bus de Caldas al frente de la Universidad Nacional?; otra demanda que debe estar integrada por Metro y por una flota más moderna y ambiental.

En Medellín –como en todas las ciudades- hay establecido un horario similar para todo el sector laboral, comercial, financiero y educativo. Por eso hay unas horas planas y otras de mucha congestión. La mayoría de los ciudadanos, al tener que desplazarse a la misma hora, se encuentra con los trancones en casi todas las vías de la ciudad. Ampliar horarios, establecer varias jornadas laborales para que trabajadores elijan la que más se acomode a sus desplazamientos (ya lo hizo Ruta N); entre muchas otras alternativas permiten además de distribuir el tráfico en más horas del día, tener una ciudad más activa, lo que se llama en algunas jornadas “Medellín despierta para la vida”, que incluya ampliar horarios de rutas y sistema integrado por lo menos hasta las 12 de la noche. Lo que vemos hoy es que, por ejemplo, los 8 carriles del puente de la 4 sur están vacios después de las 9 de la noche. ¿Se justifica invertir 250.000 millones de pesos en una estructura que se usa en su máxima capacidad sólo 8 horas?

A pesar del pico y placa se sigue presentando alta congestión en principales vías; por lo que la administración debería replantear esta medida, ampliando el horario o el número de placas; aunque toda medida restrictiva genera malestar, es necesario propiciar el mayor uso de trasporte masivo, que debe ser eficiente, seguro y limpio, para que el ciudadano lo prefiera.

Otras estrategias que deben contemplarse están en promover el Teletrabajo; construir ciclovías y ciclocarriles (EnCicla, iniciativa del Área Metropolitana ha incrementado el uso de la bicicleta), generar espacios público con andenes y alamedas para caminar (barrios conectados con paraderos y estaciones); regular el horario de camiones, volquetas, tractomulas, vehículos distribuidores y recolectores de Emvarias, para horas “valle” y en jornadas nocturnas.

Ante una realidad tan compleja, muchos creemos que no se están realizando las grandes obras que Medellín necesita. Actualmente la Alcaldía construye las 22 obras por valorización en El Poblado (se han entregado seis y se construyen otras seis por ahora), y el puente “Madre Laura” en la 94. Vitales, pero insuficientes.

Las inversiones deben estar en lo más “simple”, como ampliar estaciones del Metro que ya están saturadas: Industriales, con acceso al sur (Ciudad del Rio); y Poblado, también con acceso sur; construir bahías para parqueo de buses y taxis; y darle continuidad a muchas vías barriales que no llegan a ninguna parte. Y en obras grandes y visionarias: la calle 10 como un corredor oriente-occidente, con una vía subterránea bajo el aeropuerto Olaya Herrera, que conecte Belén con la Terminal del Sur en Guayabal; la vía longitudinal de occidente, -que está prometida desde 1984-, que una Bello e Itagüí  por el occidente, pasando por Guayabal, Belén, La América, Robledo, Doce de Octubre; el Tranvía de la 80, extensión del Metro hasta Caldas y más Metrocables.

La movilidad –como la seguridad- requiere la aplicación integral de medidas e inversiones. Que este año electoral sirva para que el próximo alcalde tome todas las medidas necesarias para tener una ciudad más integrada, más vital y con más opciones de transporte.

 

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