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Mi ambición más grande: un joven en política

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Soy joven, tengo veinte años, no tengo gran experiencia en el mundo, hago lo que puedo con los limitados conocimientos que poseo. Pero amo mi país, amo mi ciudad y anhelo trabajar todos los días por mi patria.

Cuando era aún más joven, mucho más joven, me apasionó la idea de una “patria grande, respetada y libre”; una patria que llenara de orgullo hasta la última fibra de nuestro cuerpo, que el solo hecho de encontrarse en el exterior generara nostalgia y ganas de regresar. Hoy empiezo a hacer ese sueño realidad.

Ser joven en política es una montaña rusa de emociones. Un día entras a un grupo de jóvenes cualquiera (de tanto y tan variados que hay en la ciudad) y encuentras muchas alegrías, donde –por lo general- ves cómo tus ideas y tus sueños de ciudad se convierten en propuestas y protestas serias que son  tomadas en cuenta. Al otro día, los partidos te ven como una maquina reparte volantes incapaz de pensar por tí mismo.

Un día apoyas con toda convicción un candidato y todo el mundo en la calle lo quiere y se conecta inmediatamente con él. Otros días, te tiran el volante a la cara, te llaman rata y por si las moscas “políticos hijueputas”.

Y sí…en este país, como en casi todos, hay una manada de ratas que se hacen pasar por gobernantes y sí, hay una manada de “políticos hijueputas”…o mejor dicho, “politiqueros hijueputas”…

Pero hoy, más que nunca, llega una generación de jóvenes lista para trabajar por tu ciudad y tu país; una generación abierta al mundo, que ha visto que podemos ser mejores; una generación que ha borrado fronteras y odios entre colombianos; una generación sin apellidos o padrinos políticos. (Como siempre, habrá sus excepciones)

Somos una generación que ha vivido en carne propia la violencia del narcotráfico y la violencia de la guerra. Pero aunque vivimos la violencia, no heredamos los odios que tanto han limitado el desarrollo de nuestra nación.

Hemos luchado con uñas y dientes para convertir una pequeña propuesta en una política pública. Nos hemos indignado cuando se les ha dado cheques en blanco a los violentos y corruptos; y en mi caso personal, he llorado de la putería el ver como esos “políticos hijueputas” se roban unas elecciones.

Estamos aquí, venimos con todas las ganas del mundo. Estamos aquí porque queremos, porque nos apasiona y soñamos con un país mejor. Estamos aquí, y buscamos quitarle los espacios a los corruptos y a los violentos. Estamos aquí y queremos hacer las cosas bien.

Y espero, puede que con ingenuidad, que todos nosotros –los jóvenes y cualquier colombiano- trabajemos todos los días por la ambición más grande, aquella que predica nuestra oración patria y que muchos han pasado por alto.

“Mi ambición más grande es la de llevar con honor el título de COLOMBIANO” y sí, en mi caso, “Ser hijo tuyo (de esta hermosa patria), es la mayor de mis glorias”.

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