Bajolamanga.co

Publicado el Bajolamanga

La oportunidad para Antioquia

Por: Andrés López (@andresflopez)

Después de un siglo, las relaciones entre Panamá, Nicaragua y Colombia no parecen haber cambiado mucho. La histórica rivalidad entre Panamá y Nicaragua por construir el canal en sus tierras para unir el océano pacífico y el atlántico sigue hoy más vigente que nunca; y Colombia continúa en la disputa con Nicaragua por los límites marítimos desde el tratado Esguerra- Bárcenas de 1928.

Los panameños celebraron ayer el centenario de su canal, en medio del proceso de ampliación que tendrá un tercer carril por el que circularán buques que transportarán tres veces la carga de lo que se transporta hoy en día. Pero a la vez enfrentan la amenaza de un nuevo canal en Nicaragua. Hasta el momento parece más alarde del presidente Daniel Ortega que una realidad, y que anunció después del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en el que le otorgaba al país centroamericano parte de nuestro mar en el Caribe. Disputa que ha vuelto a ser noticia esta semana con la petición que hizo Colombia a la Corte de que se declare “sin competencia” ante la demanda de Nicaragua, en la que pretende llegar hasta la plataforma marítima de Cartagena, y en la que nuestro país debe empezar a asumir una posición con argumentos mucho más fuertes en pro de nuestra soberanía. Esperemos que los próximos presidentes no hereden una situación insostenible que lleve a perder nuevamente parte de nuestro territorio, principalmente cuando la solución puede gestarse desde ahora. De cualquier modo, todo esto muestra que las querellas siguen vigentes después de 100 años.

Sin embargo un nuevo proyecto marítimo empieza a coger forma y hace pensar que no nos hemos olvidado de la importancia de los mares para el desarrollo de un país, ni que nos acordamos de estos sólo cuando los vamos a perder. En la Asamblea Nacional numero 70 de la ANDI celebrada en Medellín el jueves y viernes de esta semana, se anunció uno de los proyectos estratégicos más importantes para el departamento y el país: el puerto que se hará en Urabá. Para los que no lo saben, Antioquia tiene mar, y está ubicado en esta subregión tan azotada por el conflicto armado. El gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, viene apostándole fuertemente a este territorio, tanto que es una de las líneas de su plan de desarrollo Antioquia la más Educada, y que viene siendo liderada por Federico Restrepo, exgerente de las Empresas Publicas de Medellín (EPM). Debemos tener en cuenta que el departamento aporta cerca del 15% al PIB del país y es un gran exportador, y con el puerto no sólo podría mejorar estas cifras, sino que se convertiría en una de las puertas de ingreso a Suramérica más próximas al canal de Panamá. Esto sumado al proyecto de autopistas de la prosperidad, conectarían mucho más rápido el departamento y Medellín con el Atlántico, el eje cafetero, Bogotá y el pacífico. Los ahorros en tiempo y distancia en cuanto a desplazamientos ayudarían a mejorar nuestra competitividad. Además le apostaría también a otro reto que tiene el país, y es convertirse en la despensa mundial de alimentos. Según la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación, FAO, más de la mitad de la tierra apta para la producción agrícola en el mundo está concentrada en siete países y uno de ellos es Colombia. Antioquia podría jugar aquí un papel importante, convirtiéndose en un paso obligado para el comercio. El proyecto se podría convertir en uno de los motores para empezar a disminuir la desigualdad que tienen las subregiones del departamento comparadas con Medellín.

Pero al igual que oportunidades, plantea grandes retos. Una vez le escuché decir al actual secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño, que una de las cosas a las que más le temían los grupos al margen de la ley era al cemento. Hacía referencia a la construcción de carreteras, infraestructura y todo aquello que llevara progreso a una población, porque eso hacía que estos grupos se adentraran más en la selva. El narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando serían solo algunos de estos retos, algunos de los cuales vive el puerto de Buenaventura, y del cual deberíamos aprender. El puerto en Antioquia es un proyecto que necesita de toda la pujanza, y no sólo de los paisas.

Mientras Panamá y Nicaragua se disputan la conexión de los océanos y con este el 5% del comercio mundial, el país podría convertirse en la despensa de alimentos que necesita el mundo. Una oportunidad de oro que Antioquia no puede dejar pasar.

 

Esta y otras columnas podrá leerlas en www.bajolamanga.co (@bajo_lamanga)

Comentarios