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La alborada

Por: Alexánder Bolívar (@alexbolivarf)

Ya estamos a solo algunos días de que comience diciembre, bueno, de hecho desde septiembre en Medellín ya se comienzan a ver árboles de Navidad en tiendas, y desde octubre se empiezan a decorar las fachadas de algunas empresas y a colgar luces en las ventanas de algunas casas. En fin, estamos a tres días de que empiece uno de los meses más felices, tristes, odiados y mas amados por los medellinenses.

Personalmente no me gusta la Navidad, de la cual el comercio se encarga de hastiarnos desde octubre, primero porque no soy católico, y segundo porque simplemente no disfruto armar árboles, decorar mi casa con objetos relativos a papá Noel, o cantar villancicos y dar regalos sólo porque sí. Pero diciembre, el cual debería disfrutar pues es cuando tengo vacaciones, es  el mes que más dolores de cabeza me da y el sólo pensar en la pólvora ya es un motivo suficiente.

Por alguna extraña y estúpida razón, cada 30 de noviembre en la noche, ocurre en Medellín algo patético y denigrante llamado «la alborada», lo cual, tristemente, dice mucho de lo que somos. Una sociedad en la cual siempre se quiere sobresalir a los otros, ser mejor y tener más que los otros, y claro, la mejor forma para esto es ser el que queme más pólvora y el que escuche música más alto, sin importar si se afectan niños, animales, u otros vecinos. Claro que lo de extraño no es tan extraño, pues es conocido que en algunos barrios de Medellín los narcotraficantes y líderes de bandas, le regalan pólvora y plata a la gente para que armen estas parrandas en las calles de la ciudad.

Sobra decir que esta actividad es ilegal, pero claro está, que pocos ciudadanos denuncian esto, pues no lo hacen por miedo a retaliaciones en contra de ellos, o simplemente porque la policía no hace algo al respecto, lo sé porque lo he vivido. También, por si usted no sabe, esta es una de las peores noches para los animales que habitan nuestra ciudad pues esto no solamente les causa estrés y sufrimiento, sino también pánico, aturdimiento, temblores, pérdida de la orientación además que corren el riesgo de morir. En Antioquia cada año rompemos el récord en quemados, siendo el departamento con más afectados por esto, y tristemente, como si a la gente que quema pólvora no le importara, la mayoría de quemados son niños.

Entonces, ojalá la ciudadanía denuncie esto y evitemos tanto sufrimiento a tantos animales que pasan una de las peores noches del año y evitemos que los niños se quemen, pero aún más, ojalá la policía actúe y sea muy estricta y efectiva a la hora de sancionar y capturar estas personas que tanto daño le hacen a la ciudad.

PD: aquí la historia de la semana del libro “Los hijos de los días” de Eduardo Galeano:

Noviembre 23

Abuelo

Hoy salió de la imprenta, en 1859, el primer ejemplo de El origen de las especies, de Charles Darwin.

En el manuscrito original, el libro había tenido otro nombre. Se llamaba Zoonomía, en homenaje a una obra del abuelo de Charles, Erasmus Darwin.

Don Erasmus había engendrado catorce hijos y varios libros. Y setenta años antes que su nieto, había advertido que todo lo que en la naturaleza brota, navega, camina o vuela tiene un origen común, y ese origen común no es la mano de Dios.

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