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¿Importan los partidos políticos?

Por: Andrés Preciado (@andrespreciado3)

El sistema político colombiano siempre ha planteado como una de sus grandes piedras en el zapato el tener partidos débiles, que no se constituyen como canales de intermediación entre las demandas ciudadanas y las ofertas estatales, en definitva, que no son instituciones de representación política, como deberían serlo. La pregunta siempre ha girado en torno a lo que le falta a los partidos, no tanto en relación a qué piensan los ciudadanos sobre ellos.

Distintas entidades han tratado de acercarse al entendiemiento de la cultura política de los ciudadanos y sus percepciones sobre los partidos de diversas formas. El Latinobarómetro[1] señala que los colombianos tienen poca o ninguna confianza en los partidos políticos en un 81,2%, esa misma entidad al consultar por cercanía a los partidos señala que el 46,2% de los colombianos no se siente cercano a ninguno. Por su parte el World Value Survey[2]al consultar a los colombianos si las elecciones fueran mañana por qué partido votaría, el 29,6% de la gente contesta que por ninguno (ganando a todos los demás partidos), el 8% que no sabe y el 4.4% votaría nulo. Para el departamento, el estudio Valores, Representaciones y Capital social en Antioquia 2013 de la Universidad EAFIT, la Gobernación de Antioquia, Invamer y Sura, señala que el 87% de los antioqueños no hacen parte de un partido político, para el Valle de Aburrá la cifra es de 88%.

Un dato diciente es que cuando se le interroga a los colombianos (Latinobarómetro, 2011) por aquello que le hace más falta al sistema democrático para consolidarse, únicamente el 16,6% contesta que consolidar partidos políticos, mientras que el 63% considera que hace falta reducir la corrupción. Lo que estos datos evidencian es que en el país y en Antioquia los partidos no son relevantes, la gente no confía en ellos y prefiere gobernantes transparentes que ataquen la corrupción, independiente del partido político, es más, sin importar si no vienen de un partido.

Todo movimiento político con aspiraciones de gobernar debe tener en mente este escenario, debe tener presente que su principal problema es ponerse en sintonía con lo que la gente espera de un gobernante y alejarse de lo que los ciudadanos consideran perjudicial o les genera desconfianza del establecimiento político tradicional.

Un partido político es muy útil en la actualidad para prácticas de clientela y para el establecimiento de redes de favores y corrupción, pero en un escenario de cambio de aspiraciones y prioridades políticas de la ciudadanía, un moviemiento de vanguardia que quiera mostrarse cercano a los intereses de los ciudadanos debe alejarse de estas estructuras paquidérmicas, amantes de las reuniones masivas y los actos protocolarios donde todo se discute y nada se decide y optar por una forma de organización que de cuenta de dos asuntos fundamentales: eficiencia y oportunidad en la toma de decisiones. La prioridad debe ser llegar a conectarse con las demandas de transparencia y lucha contra la corrupción de la gente, con las demandas de empleo, seguridad y educación, las demás discuciones de guettos descontentos y dicidencias que entorpecen la decisión asertiva, al ciudadano no solo le incomoda, sino que además lo aburren y alejan.


[1]Datos Colombia, muestra 2011.

[2]Datos Colombia, muestra 2010-2014.

 

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