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El sueño europeo

Por: Camilo Arango (@camiloarangoo) y Laura Gallego (@LauraGallegoM)

Informes de ACNUR alertaron durante la semana que la crisis migratoria que vive Europa, principalmente por la masiva llegada de ciudadanos Sirios a territorios griegos e italianos, y de allí al resto de los países de Europa occidental, pudiera sufrir una nueva oleada que duplicaría el registro de casi 600 mil que han llegado en los últimos meses. Eso significa que la Unión Europea,  que no logró acuerdos reales en las cuotas de recepción de población migrante por país, ahora se enfrentará al reto de definir la suerte de un número semejante de nuevos migrantes que se suman a los que ya llegaron a su territorio, y respecto de los cuales la mayoría de los mandatarios europeos afirmaron que no tenían cabida en sus territorios.

Que huyen de la guerra, que buscan mejores oportunidades, que huyen de la pobreza y de algunos regímenes en el norte de África y del Medio Oriente, que salen en busca del sueño europeo. En fin, un sinnúmero de razones que individualizan la historia de cada migrante, para el cual las razones de su migración son diferentes de las de su vecino de viaje. Lo que no se ha profundizado con la suficiente rigurosidad, es en el alcance del negocio criminal que se aprovecha de las condiciones de vulnerabilidad de esa población migrante para hacerse a una renta criminal a través de la facilitación del viaje irregular hacia territorios europeos: estamos ante un escenario crítico de tráfico de seres humanos, en este caso migrantes, que cruzan fronteras nacionales sin el lleno de los requisitos legales con la ayuda de terceros que obtienen beneficios económicos de la operación.

El tráfico de migrantes, conjuntamente con la trata de personas, son los dos fenómenos de tráfico de seres humanos que ha sido objeto de preocupación de varias agencias internacionales en los últimos años, pero es un fenómeno respecto del cual no se han logrado consensos reales, más allá de los normativos logrados con la Convención de Palermo del año 2000 contra la delincuencia organizada transnacional, en el contexto internacional.

Los ejemplos son cotidianos. Cuando Donald Trump afirma que obligará al Estado mexicano a la construcción de un muro que cierre definitivamente la frontera entre EEUU y ese país como una medida de control migratorio, olvida dar el debate en relación con negocio criminal del tráfico de migrantes que genera grandes cantidades de dinero en la que hoy sigue siendo la frontera más dinámica del mundo, y que tiene origen en los dos lados de la frontera y que sin dudas no se detendrá con la construcción de la obra. Cuando los noticieros nos recuerdan casi semanalmente que en la región de Urabá fue identificado nuevamente un grupo de 15 o 20 migrantes de algún país del Asia Pacífico sin el cumplimiento de requisitos legales para estar en el territorio colombiano, y como consecuencia fueron puestos a disposición de la autoridad migratoria, olvida recordar a los televidentes que en Colombia también existe un inmenso negocio criminal que se sirve del estado de necesidad de los migrantes para hacerse a una renta criminal.

El caso de la multitudinaria migración reciente a Europa es otro ejemplo sobre el cual no hemos profundizado en las dimensiones y herramientas que se requieren para combatir ese negocio criminal. “Coyotes” se han servido de las condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones del norte de áfrica y del medio oriente, en especial de Siria, que huyen de la guerra y las condiciones inaceptables de subsistencia. Por ello no cabe duda que la discusión debe pasar por la garantía de los derechos de esa población migrante, pero no se puede olvidar la discusión en relación con la generación de condiciones de seguridad en esos puertos de origen y tránsito de esos 600 mil migrantes que ya llegaron a Europa y, más aún, de los 600 mil que se tiene proyectado que puedan llegar entre noviembre y marzo.

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