Por: Alexánder Bolívar (@alexbolivarf)
Grandes cosas en términos de transporte público están pasando en Medellín, y cuando me refiero a grandes cosas, quiero decir positivas y negativas, pero en mi opinión y en la de muchos medellinenses, más de los segundo que de lo primero.
Una de esas cosas buenas que le están ocurriendo a la ciudad, la estamos viviendo con la nueva estación de Metroplús que fue inaugurada esta semana por el alcalde y todas las autoridades de transporte de la ciudad, localizada al lado de la estación Industriales del Metro. Esta estación, la cual tengo que admitir es una estructura muy bonita y más que eso es útil para mejorar la movilidad en el sector, creo no será suficiente para el número de pasajeros que el sistema está moviendo hoy en día, a no ser que la frecuencia de los buses vaya a ser de cada dos minutos en hora pico, o incluso cada minuto, pues estas líneas no dan abasto para tanto pasajero. Y es que aquí no estamos hablando de una línea más del metro en la ciudad, estamos hablando de la línea que transporta a los ciudadanos de la comuna más grande de Medellín.
Recordemos que de una manera improvisada se retiraron unas rutas de buses tradicionales en Belén, pensando que una iba a ser suficiente, y los que habitamos en esta comuna sabemos que no fue así, fue un desastre al cual de hecho le dediqué varias columnas.
Otra cosa buena que está pasando, y por la cual debo decir me siento muy emocionado, es el tranvía de Ayacucho, que dicho sea de paso, uno de los más grandes errores que hemos cometido en esta ciudad fue cerrar el tranvía el siglo pasado, al igual que haber cerrado el ferrocarril. Pero bueno, espero sigamos avanzando y espero que las autoridades no cometan los mismos errores que con el Metroplús y piensen muy bien primero qué es lo que van a hacer con tanto pasajero, antes de comenzar a cerrar rutas de buses tradicionales a diestro y siniestro.
Pero a pesar de las líneas nuevas que se están inaugurando, no podemos dejar a un lado la línea principal de trenes, la contrario, se tiene que prestar especial atención a esta, pues más usuarios llegarán a esta cuando comience el tranvía y los otros cables, y todos sabemos que ya el sistema no da más. A parte de las fallas que ha tenido el sistema en las últimas semanas, a esto se le suma que cada que llueve, como el diluvio que vivimos esta semana en la ciudad, las estaciones no dan abasto. Claro que cuando no llueve también, pues me ha tocado ver en la estación Poblado, por ejemplo, en un día normal sin lluvia a las 6:30 de la tarde, que la gente no puede ingresar a la estación porque no cabe, y si entra, es empujando, insultando y haciendo quién sabe qué otra cosa. Y eso en la estación, abajo en la plataforma no funciona eso de la cultura Metro, funciona eso de que el más fuerte es el que sobrevive, pues no es fácil ingresar a estos vagones sino es con la fuerza.
El sistema de transporte público de Medellín tiene que mejorar, en muchos aspectos, no solo en su eficiencia sino también en su accesibilidad y cobertura, y espero que este sea uno de los principales temas a desarrollar en la campaña a la alcaldía que a penas comienza.
PD: aquí la historia de la semana del libro “Los hijos de los días”, de Eduardo Galeano.
Octubre 28
Las locuras de Simón
Hoy nació en Caracas, en 1769, Simón Rodríguez.
La Iglesia lo bautizó como párvulo expósito, hijo de nadie, pero fue el más cuerdo hijo de la América hispánica.
En castigo de su cordura, lo llamaban El Loco. Él decía que nuestros países no son libres, aunque tengan himno y bandera, porque libres son quienes crean, no quienes copian, y libres son quienes piensan, no quienes obedecen. Enseñar, decía El Loco, es enseñar a dudar.
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