Es lamentable para una democracia que los ciudadanos desprecien a los partidos políticos, sin embargo en un país como Colombia es entendible dado el pobre desempeño de éstos.
Lo que es igual de lamentable, pero no es entendible, es que los mismos políticos desprecien a los partidos.
Hace poco leí una frase de campaña del candidato por firmas a la Alcaldía de Medellín, apoyado por el movimiento “Creemos”, Federico Gutiérrez que dice así: “Mi compromiso es con vos, no con los partidos”.
En principio, la frase tiene sentido. El compromiso del candidato es con “vos”, es decir, con el ciudadano, y no con los partidos políticos. Sin embargo, para cualquier democracia es preocupante que sus dirigentes no tengan un compromiso con ningún colectivo político. Me explico.
El Sistema Electoral es, más bien, un subsistema del Sistema Político, es decir, una parte que se encarga de desarrollar las condiciones para llevar a cabo las “Elecciones” que nos permitan elegir a nuestros gobernantes. Una vez electos, los dirigentes deben cumplir con las funciones para las cuales fueron elegidos, es decir, para buscar los objetivos que la Constitución Política les ha encomendado dentro de nuestra sociedad.
La frase de Federico Gutiérrez cobra sentido en época de elecciones, ya que es una forma fácil de captar adeptos dentro de los descontentos con los partidos.
Sin embargo, esta frase de Gutiérrez expresa una visión mediocre de la política que traza una meta en el corto plazo, pues si en realidad tuviera una visión de ciudad a largo plazo estaría comprometido también con la construcción de un partido que le permitiría no solo alcanzar el poder, sino también mantenerlo.
El poder no consiste sólo en llegar a él, también implica conservarlo a través del tiempo, y de eso en Colombia hay pocos ejemplos. En la presidencia Álvaro Uribe logró mantener el poder cambiando la constitución para su propio beneficio, pero con Santos lo perdió. En Antioquia la casa Gaviria pudo mantener la Gobernación con Aníbal pero solo por dos periodos, impulsado en parte por el sentimiento de lástima que implicó el secuestro y posterior asesinato de Guillermo. Y en Medellín Sergio Fajardo pudo hacerlo a través de Alonso Salazar, quien también lo perdió hace cuatro años.
Para llegar al poder se puede buscar el aval de un partido, o es posible inscribirse por firmas como se ha vuelto costumbre últimamente, y como lo hizo Federico.
Sin embargo, para conservar el poder es necesario tener colectividades, es decir, partidos políticos fuertes como ocurre en cualquier democracia desarrollada.
La frase de campaña de Gutiérrez evidencia un afán de poder para llegar a él, pero no para trascender un proyecto de ciudad serio a largo plazo, el cual requiere más de cuatro años para desarrollarlo. Se necesitan varias administraciones para lograr cambiar las situaciones por las cuales dice Federico que quiere gobernar.
La encuesta de Ipsos Napoleón-Franco publicada el día de ayer muestra una intención de voto por Federico Gutiérrez del 19% frente al 14% de Alonso Salazar. La misma encuesta muestra que el 53% de los medellinenses dice no pertenecer a ningún partido político. Esto hace intuir que parte de ese 53% ha sido recogido por Federico ya que al igual que ellos, él no expresa un “compromiso” con ningún partido.
Por mi parte espero votar por un candidato que en realidad tenga un proyecto de ciudad a largo plazo, para lo cual debe alcanzar el poder y mantenerlo, a través de otras personas obviamente que pertenezcan a su partido.
No expresar un compromiso con ningún partido político implica buscar el poder per se y no para trascender una visión de lo qué debe ser la sociedad, lo que se supone en últimas que busca la política.
* Mi opinión no compromete la institución a la cual estoy vinculado laboralmente.
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