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El descaro de Uribe

Por: ANDRÉS PRECIADO (@andrespreciado3)

En política el prestigio y las formas lo son todo. Eso es lo único que tiene un político: su nombre, historia, principios, comportamiento y trayectoria. Es también ése acumulado su único capital y del que depende para no tener que recurrir a componendas con el fin de conseguir el favor electoral.

Cuando una persona pasa por el principal cargo político del país se colige que asumió con entereza el reto de ser primer mandatario, reto que además llevará sobre sí el resto de su vida por haber sido alguna vez la representación política de la nación, jefe de estado y gobierno.

Jugar con la institucionalidad en época electoral es habitual, no por ello menos reprochable, pero si hay alguien al que no se le puede permitir este tipo de situaciones es a un ex mandatario, en especial, porque él es consiente de la necesidad de generar legitimidad en torno a las instituciones y de la importancia del respeto por el sistema político, sus pesos y contrapesos.

En ese sentido, es impresentable que alguien que fue presidente por ocho años salga a los medios a señalar información y supuestas pruebas en torno a posibles dineros ilegales en la campaña presidencial del actual mandatario, y luego, sin ningún atisbo de pena o vergüenza moral, diga que sus pruebas son líneas de información o indicios, chismes en últimas. No contento, luego justifica su falta de decoro diciendo que en ningún momento acusó a Juan Manuel Santos, que más que dirigente, es la imagen política de Colombia ante el mundo. Eso es creer a todo un país estúpido y torpe.

Pero si hay algo que me parece cuestionable en la actitud del Senador Uribe es el haberse pasado por la faja las instituciones enteras. ¿De cuándo acá un ciudadano puede elegir ante quién denuncia? ¿Acaso es como escoger un restaurante y pedir a la carta?

Uribe, a sabiendas que no tenía pruebas de lo que decía, puso a correr a toda la Fiscalía General en torno a sus denuncias para luego decir que no le daban garantías, por eso eligió a su siempre cercano Procurador y ante él presentó sus chismes. Ahora, acaso no se da cuenta el político antioqueño que lo que acabó con la neutralidad institucional fue la violación del sistema de controles que hizo la modificación legislativa que permitió la reelección presidencial sin ajustar los demás cargos, eso fue lo que politizó recientemente cargos de representación institucional como los de entes investigadores y de control.

Una persona que miente con tal desfachatez ante todo el estado y el país siempre pensará que las instituciones no sirven cuando no actúan conforme a lo que él prescribe, nadie puede confiar en algo que no reconoce ni respeta.

 

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