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Cuatro años más

Por: Andrés López (@andresflopez)

Esas fueron las palabras del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su cuenta de Twitter cuando supo que fue reelegido, y que recordé el pasado 7 de agosto mientras escuchaba el discurso del presidente Santos en su posesión. Por su reelección obviamente, no por su parecido.

No sé si ustedes hacen lo mismo, pero cada que escucho un discurso de algún político lo hago muy pendiente de cada palabra, tratando de leer entre líneas. Y es que con la coyuntura actual y tratándose de Juan Manual Santos, los mensajes dentro de los mensajes son algo seguro. Y así fue. Para que no quedara duda de que su mandato sería el de la paz, dijo esa palabra 21 veces en su discurso, le mandó el mismo mensaje a las Farc que ya le había dado en días anteriores y mencionó tímidamente y una sola vez a “la tercera vía”.

Otra frase que no pasó desapercibida fue la de “la justicia que resulte de este proceso (de paz) no será una justicia perfecta. No. Pero tendrá que ser una justicia honesta”. Algo que da a entender que si queremos la paz, los colombianos debemos “tragarnos algunos sapos” para poder lograrlo.

Al hablar de las regiones sólo lo hizo tres veces: para hablar de la paz, la salud y nuestra diversidad. Creería uno que tampoco serán protagonistas en su segundo cuatrienio.

Cuando de nombrar a los expresidentes se trató, no lo hizo con Andrés Pastrana ni con Álvaro Uribe. Duda uno que un presidente que habla de hacer la paz y terminar un conflicto de más de 50 años, sea capaz de cumplirlo, cuando no lo hace con sus opositores y la disputa se dé en el marco de las calumnias mutuas y ataques personales, y con pocos argumentos.

Varios temas quedaron pendientes en su primer mandato, entre esos el más importante: la paz. Temas como la restitución de tierras sigue sin aplicarse de la mejor manera y cobrando más víctimas, el retraso en infraestructura, la reforma a la salud y la justicia que terminaron por no ser aprobadas. Habló de “asegurar para siempre la prosperidad de las siguientes generaciones” pero la deuda con el medio ambiente y la minería siguen latentes. Además de los temas coyunturales como el de la sequía en el país, y que dicen se agudizará desde octubre. Esto sólo por hablar de algunos temas, que obviamente son difíciles de solucionar en unos cuantos años, máxime cuando han sido heredados por décadas.

Otro de los temas en el discurso, y que se le ha venido escuchando desde este año, es convertir a Colombia en la más educada para el 2025. Habló de cobertura, educación superior, internet, el SENA. También que tendrá más presupuesto que el destinado para seguridad y defensa. Algo inusual, pero más recursos no suponen mejores logros, y por el momento parecen puntos aislados que tocará esperar que estén dentro de una estrategia clara que le apunte a un modelo educativo. Me generó dudas escuchar a Santos hablar sobre educación, más cuando no ha sido una apuesta suya ni de muchos políticos, con excepción del actual gobernador de Antioquia y otrora alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, un abanderado del tema educativo como motor de transformación de una sociedad.

En cuanto a su gabinete, el presidente Santos ya tiene claros cinco ministros, pero aún faltan 11. De los que ya están fijos sólo hay una novedad que se veía venir, y es la de Juan Fernando Cristo en el Ministerio del Interior. Pero de los 11 restantes sólo hay rumores y especulaciones, como por ejemplo que reducirá la cuota de tecnócratas que lo caracterizó en el primer periodo y aumentaría la de políticos de la unidad nacional que lo apoyaron en su reelección, incluso pensando en la izquierda. Pero lo que debe tener en cuenta es  que debe poner gallos de pelea que sepan sacar adelante los proyectos de sus respectivas carteras y que estén a la altura para facilitar la paz. A esto hay que sumarle que para este segundo periodo enfrentarán una oposición más férrea y más crítica, con o sin razón, de los proyectos oficialistas, y que buscará no dejarse apabullar por la coalición de gobierno en el Congreso.

Otro aspecto que será diferente en este segundo tiempo será el rol del vicepresidente. Veremos a un Vargas Lleras mucho más activo, con miras a ser candidato presidencial en el 2018, y la cual dependerá de la gestión que haga el presidente Santos. Difícil adivinar ahora cuál sería la posición que tomaría Vargas Lleras en caso que la gestión del presidente no sea la mejor. Por el momento y como está la situación, supone uno que seguirá siendo su fiel escudero, y quien le ayudará a enfrentar al ahora senador Álvaro Uribe.

Muchas cosas se verán en los próximos cuatro años en la política nacional, y el presidente Santos deberá mostrar que es capaz de concretar la paz. El rol del Congreso no será menos importante, trabajando para que dicha paz se logre de la mejor manera para todos. Pero algo que tendrá mucha importancia el próximo año serán las elecciones locales en las regiones que son a otro nivel, y que será donde finalmente se verá reflejado lo hablado en La Habana. Estas pintan estar más emocionantes que las de este año, y de cómo se reorganicen los liderazgos dependerá en parte el éxito del postconflicto.

 

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