Bajolamanga.co

Publicado el Bajolamanga

Avales

 Luego de haber comenzado oficialmente las campañas para las elecciones de octubre, uno de los principales caballitos de batalla y un motivo para desprestigiar un candidato o proclamar la candidatura propia como la “ideal”, es el aval por medio del cual el candidato quiere llegar a la alcaldía o gobernación. Este año hemos visto algunos, más que hace 4 años, que se han inscrito por medio de firmas, otros con avales de partidos recientemente formados, y otros con avales muy polémicos de partidos tradicionales, como el que le dio el Partido Liberal a Luis Pérez, quien hace 4 años había atacado con todas sus negras estrategias a este partido y a su candidato. Pero así es la política, dinámica.

En este momento las campañas aprovechan cualquier tipo de propaganda y acusaciones, ya sean falsas, relativas o sin fundamentos, para ganar adeptos y eventualmente votos. Pero todos sabemos que esto no lo hacen con esa intención; entre más se ensucie al otro candidato, repito, así sea con acusaciones falsas, mejor les irá en las elecciones. Qué triste que en un país ignorante electoralmente como Colombia, este tipo de campaña tenga buenos resultados.

Esta semana en las redes sociales, en los eslóganes que escuchamos en la radio, y en las vallas que vemos en la ciudad, este tema ha cogido fuerza. En estos medios se da a entender que tener el aval de un partido es algo malo, y que por el contrario, si no se obtiene de un partido es algo bueno pues el aval se lo dieron los ciudadanos. Ninguno de estos dos axiomas es válido pues el que un candidato sea bueno y tenga excelentes propuestas para la ciudad o el departamento, no tiene necesariamente que ver con qué partido quiere ser elegido ni con qué personajes son cabezas visibles del movimiento. Como también puede darse otro caso, en el que un buen candidato avalado por firmas,tenga nexos con políticos tradicionales, haya pertenecido a un partido, o haya avalado y defendido las políticas de algún caudillo.

Una cosa no tiene que ver con la otra. Hemos visto movimientos que han crecido de la nada y hoy en día son los que lideran en ciudades, departamentos y en el país. Está bien querer hacer política de una manera independiente y diferente, yo mismo apoyé esta forma hace 4 años cuando participé como voluntario en una de las campañas, pero no se debe convertir en la única forma decente de hacer política, más cuando anteriormente se ha formado parte de un partido.

Entiendo también el desprecio y odio que hay en Colombia hacia los partidos, pero para transformar una sociedad se necesita tiempo, y se necesita un proyecto político, uno en el cual participe la ciudadanía y los demás movimientos, es sólo mirar a Bogotá, donde la pelea de egos tiene a la capital de Colombia, después de más de 50 años, sin un sistema de transporte masivo como el que tenemos en Medellín.

Otra cosita: aquí la historia de la semana del libro “Los hijos de los días” de Eduardo Galeano

Agosto 21

La división del trabajo

En la Universidad norteamericana de Stanford se realizó un revelador experimento sobre la relación entre el hombre y su función.

Los psicólogos reclutaron algunos estudiantes blancos, de buena educación, buena conducta y buena salud física y mental.

El vuelo de una moneda decidió quién sería carcelero y quién sería prisionero en una cárcel ficticia, inventada en los sótanos de la universidad.Los prisioneros, desarmados, eran números sin nombres. Los carceleros, nombres sin números, llevaban cachiporras.

Parecía un juego, pero desde el primer día los que hacían el papel de carceleros empezaron a sentirle el gustito. El permiso para ir al baño sólo se otorgaba tras mucho rogar, los presos dormían desnudos en el piso de hormigón, y en celdas de castigo, sin comer ni beber, pagaban la insolencia de hablar en voz alta.

Golpes, insultos, humillaciones: poco duró el experimento. No más que una semana. En el día de hoy de 1971, se dio por concluido.

Los invitamos a seguir Bajo La Manga en Twitter: @bajo_lamanga y a visitarnos en www.bajolamanga.co

Comentarios