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Agua y Gobierno

El cambio climático es una realidad. En esta medida es cierto que los fenómenos meteorológicos que se presentan en la actualidad son distintos de los que hemos estado acostumbrados a vivir. No obstante, los problemas que vive el país en la actualidad no son producto del cambio climático sino de la mala planeación que se ha tenido frente a éste. La escasez de agua en algunos municipios se deriva, en muchos casos, de la falta de iniciativa de las autoridades.

Me atrevería a decir que la totalidad de las viviendas rurales del bosque seco tropical caribeño, incluso las que son estrato uno, cuentan con sistemas de recolección y almacenamiento de agua lluvia, por más primitivos que estos sean. Allí, es una práctica cultural guardar agua de la temporada de lluvias para la temporada seca. Cada vivienda debe auto racionar su consumo, y la calidad del líquido almacenado no es la mejor. Sin embargo, de esta forma el campesinado costeño ha logrado sobrevivir la temporada seca desde siempre; no con camiones cisterna pagados por el municipio ni pozos del ministerio de vivienda.

En contraste, Santa Marta. Una ciudad de cerca de 460,000 habitantes que cuenta con un acueducto con capacidad para 250,000 personas. Además, el acueducto depende de una única fuente hídrica, el Río Manzanares. Descuidado por años y con un caudal más bajo a cada instante. Sería lógico pensar que una ciudad con problemas estructurales en su abastecimiento tenga exigencias en las construcciones para mitigar el problema hasta que éste se solucione de raíz. Sistemas de recolección y almacenamiento de agua lluvia para las viviendas estratos 4,5 y 6 serían de gran ayuda. En especial cuando no es una solución producto de rigurosos estudios, ni de implementar tecnologías extranjeras, sino de hacer uso del sentido común e imitar las soluciones que se encuentran al salir del área urbana del mismo municipio.

Puede que las temporadas secas se prolonguen e intensifiquen. Puede que estemos en un fenómeno del niño que no sea usual para esta época del año. Es probable que la situación sea dramática por falta de políticas públicas en la materia, carencia de presupuesto o inacción del Estado durante décadas ante situaciones para las cuales nos pudimos haber preparado como nación. A pesar de esto, la situación en muchas regiones del país sería distinta si las autoridades actuasen en la medida de sus capacidades en lugar de escudarse en que son fenómenos de talla global que se salen de su jurisdicción.

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