Baby Máma!

Publicado el Marcela Becerra

Todo un parto!

Todo un parto, es el nombre de una película, bueno su traducción al español y es también una de las expresiones más usadas cuando nos referimos a una situación demasiado complicada y llena de obstáculos. Decir que algo fue todo un parto, es decir que fue algo por lo general demorado, agotador y enredado… en resumen, que fue algo más que sufrido.

Aunque rescato comparar algo realmente complicado con lo que puede significar un parto, no creo que haya ningún tipo de situación comparable con dar a luz, en especial si es el primero y en especial si tú sigues siendo aun, un “Bebé”

No vale la pena mencionar los comentarios soeces de parte de algunos hombres intentando comparar algunas enfermedades y situaciones de dolor, con lo que para las mujeres es el parto. No es necesario que constantemente traten de quedar a pases con nosotras por esta condición que nos fue otorgada, pues aunque algunas se aprovechen de esto con frases como, usted no sabe lo que es tener un bebé, usted no lo parió, o cosas por el estilo, presumir que eso nos hace más valientes, seres superiores o mucho más resistentes al dolor, no tiene nada de valiente.

No digo que el hecho de poder dar vida no nos haga especiales, pero esto al final de cuentas viene siendo algo especial para nosotras mismas, para nadie más y no tenemos que estarlo diciendo, ni usando a nuestro beneficio.

Cierto o falso la realidad es que por mucho que lo intente comparar, un hombre jamás podrá sentir lo que es dar a luz, por mucho que lo vea, que oiga hablar de esto, que lea y/o investigue, lo que puede decir un hombre de un parto, siempre será subjetivo y no precisamente gracias a él.

Tanto hombres como mujeres somos igualmente importantes a la hora de procrear y así mismo debería ser a la hora de dar a luz.

Es por esto que resulta irracional para mi, que acá en Colombia no sea algo natural que el padre acompañe a la madre en el momento del parto, se que en algunas clínicas, bajo algunas situaciones y con algunos planes especiales o privados de salud, a veces es posible, pero porque no es algo lógico y natural, de fácil acceso para toda la población?

Dicen que por cuestiones de salud, de posibles virus o con el fin de crear un ambiente estéril para el recién nacido, en fin… cualquier cantidad de razones pueden darse, para mí, lo único realmente razonable es que si la situación en general lo permite, debe ser un derecho y hasta deber del padre, estar al momento del nacimiento de su hijo, apoyar a la madre, vivir esta experiencia de primera mano, ser lo primero que vea su hijo al nacer, sentir sus primeras palpitaciones, alzarlo, ayudarlo a bañar, a vestir, en fin, todas aquellas cosas que generalmente son labor del enfermero, sería más apropiado que fuera el padre quien las hiciera, no son cosas del otro mundo y no se necesita una preparación profesional para poderlas hacer, pues igual que los animales, para nosotros también debe ser algo instintivo saber cuidar a nuestras crías, algo innato y algo que además no tiene precio, ver nacer a tu hijo es una experiencia que no se puede contar, por muchos detalles que le demos, por más videos que él pueda ver, nunca será suficiente y es por esto y por simple lógica, que el padre debería estar presente en este importante momento.

Negarle esto a un padre, es negarle de entrada la posibilidad de crear un vínculo único e irremplazable que se crea al momento de verlo nacer, de verlo respirar por primera vez y de sentirse el uno al otro desde su primer respiro de vida, son ambos padres los que deben dar a luz, el apoyo del padre hacia la madre, su cariño, su fuerza y su aliento, pueden ser igual e incluso más importantes para la madre que cualquier anestesia, calmante, medicamento o cualquier cosa que se le pueda brindar.

En el embarazo adolescente, la ausencia del padre en el momento de dar a luz, se da con mayor frecuencia, los jóvenes padres un poco desubicados, apegados a lo que han visto del reflejo de una sociedad machista, suelen dejar estas labores de parto a la madre, sin saber la importancia que puede tener para nosotras este acompañamiento, sé que hay casos en los que lo que menos quiere la madre, es ver a este personaje que de pronto la abandonó , la rechazó o tal vez la maltrató, pero si felizmente todo marcha bien, porque no podemos exigir como derecho fundamental la presencia del padre en el parto?

Es el entorno, la compañía y la buena energía alrededor, lo que garantizan, más que cualquier otra cosa, la tranquilidad de la madre y la del Bebé al momento de dar a luz, razón por la cual, un parto debería ser algo armónico, algo que fluye de manera casi silenciosa, en la que tanto el padre como la madre deben ser participes desde un principio y en todo el proceso de principio a fin, el hecho de llevarlo en el vientre, no nos da más ni menos derechos, tanto hombre como mujer somos participes de esta nueva creación y así debería ser en todos los aspectos.

Si bien es cierto que cada embarazo y cada embarazada en sí, traen consigo una historia diferente, creo que todas en algún momento sentimos un poco de miedo sobre todo al momento del parto, por muy bien que hayan salido las cosas, tu estado anímico sea inmejorable y tu salud y la de tu bebé parezcan bajo control, es inevitable si eres madre por primera vez, que una sensación de miedo e incertidumbre te invada la mente e incluso el cuerpo, al menos por unos instantes. Para mí, por ejemplo, no fué solo un instante de miedo, la verdad tuve miedo antes de dar a luz, durante y un buen tiempo después.

No recuerdo haber recibido muchos comentarios positivos de lo que debía esperar de un parto natural, de hecho parecía divertirle a muchas personas cercanas, contarme sus terribles experiencias acerca de dar a luz, de la primera amamantada, de los peligros inminentes para el recién nacido, la depresión posparto, lo difícil que es recuperar tu peso, las horas sin dormir y todos aquellos dolores y estragos que causaba el nacimiento de un bebé para una mujer… No por nada es que los partos, terminan pareciendo más una película de terror, que el final de una dulce espera.

Teniendo en cuenta todo esto que has venido escuchando, unido a los gritos de las madres de al lado, no hay muchas opciones de estar relajada en este momento crucial, yo la verdad no pude y de pronto no soy la persona más adecuada para hablar de tranquilidad en este momento, pues literalmente enloquecí, yo solía ser de aquellas que me burlaba de todas las mamás que gritaban como locas y tuve que tragarme todas mis palabras, fue tanto mi descontrol, que llegaron al punto de sedarme pues no me aguantaban más, cosa que sigo pensando fue un poco abusiva por parte de las enfermeras, aclaro de antemano que respeto mucho esta profesión al igual que cualquier otra, pero personalmente el trato que recibí de parte de todas no fue el mejor, cero consideración, cero respeto y cero educación, entiendo que ellas lo hacen todos los días, que todo el tiempo ven y aguantan madres alocadas e inexpertas como yo, pero tanto ellas o ellos, como todo el personal médico, debería tener un poco más de sensibilidad y consideración con cada una, no solo de las madres sino de todos los pacientes en general, pues deberían entender que la situación por la que uno está pasando es totalmente nueva y un poco atemorizante, realmente todo el cuerpo médico que gira alrededor de un nacimiento debería manejar otro tipo de energía hacia la madre y no tratarla como a otra labor más de un día de trabajo común, pues es más que claro que para nosotras, no es para nada un día común…

Todo esto, sumado a mi condición de madre adolescente que leeeejos de ayudarme me sentenció a todo tipo de comentarios y habladurías de pasillo por parte del personal médico y frases de mal gusto alusivas a mi temprana edad de tener hijos, hicieron de mi parto una experiencia no tan agradable como debería ser el nacimiento de un bebé.

Es por esto que para mí, nacer en una clínica no es de lo mejor que le pueda pasar al ser humano, el nacimiento debería darse siempre en un entorno natural y en compañía de aquellas personas que nosotros quisiéramos a nuestro lado, llámese, esposo, novio, mamá, hermana o abuela, pues nuestra llegada al mundo al ser nuestra primera experiencia de vida, debería ser la mejor y darse en las mejores y más tranquilas condiciones, bajo el mejor trato posible, en un ambiente cálido y sereno, algo que tristemente en una clínica difícilmente se puede dar.

Yo hoy visualizo y espero de todo corazón, que mi próximo alumbramiento sea en un entorno un poco más amable y familiar, de la mano de mi compañero de vida, de mi madre si la necesito y con un amoroso doctor o partero que sepa entender que para mí a diferencia de lo que puede ser para él, dar a luz no es cosa de todos los días.

Sé que después de todo lo que les he contado, no son muchas las palabras de aliento que puedo dar, pues pienso que por más consejos, lecturas, cursos y etc… nunca se está lo suficientemente preparada para dar a luz, solo puedo decir que de ser posible debemos contar con la compañía del padre, o de la persona más allegada que nos de tranquilidad, que procuremos mantener la calma y si no estamos en el mejor entorno, que tratemos de aislar todo lo que nos pueda molestar y tratemos de crear en nuestra mente el ambiente perfecto para el nacimiento de nuestro bebé.

 

@marcela_becerra

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