300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

Los pueblos inundados

Para distribuir agua a una cantidad cada vez más grande de personas, algunas poblaciones tienen que ser sacrificadas por completo. El siglo pasado las centrales hidroeléctricas anegaron miles de pueblos y desplazaron a 80 millones de personas en todo el mundo. Hallazgos arqueológicos y la memoria cultural de varias civilizaciones fueron sepultados por agua.

Algunas minorías tuvieron que ceder ante la planificación hidráulica, y testimoniar el día en el que el agua sumergió a su pueblo para garantizar las prioridades de una mayoría. Las represas resultaron ser la solución más viable para satisfacer las necesidades de muchos.

En ciertas regiones la lucha por salvar al pueblo de la inundación se extendió durante años. Algunos pobladores trabajaron en el proyecto que acabó sometiendo su cotidianidad al régimen de las aguas y convirtió a su pueblo en un lago. Otros se negaron a abandonar las calles de sus vidas y no se decidieron a evacuar sino hasta el último momento.

Es entonces cuando se abren las exclusas de un embalse o se desvían los ríos y ya no existe una protesta que pueda contener las aguas. Los últimos en desistir verán los cultivos encharcándose mucho antes de la cosecha, verán los objetos que no alcanzaron a rescatar hundiéndose en una marea que comienza a sumergir las casas, y subidos sobre los techos verán las historias de los parques ahogándose en un manto acuático que lo recubrirá todo por entero y arropará bajo el agua el recuerdo de un pueblo inundado.

El agua tomará la forma del valle y de las cosas hasta convertirse en represa. Ahora navegarán barcos y los buzos auscultarán las calles de un pueblo fantasmal enterrado en la profundidad de un embalse. La cúpula sobresaliente de la iglesia será el último vestigio de los pueblos donde reinaban las cruces.

Underwater villages

To distribute water to an increasingly large amount of people, some populations have had to be sacrificed altogether. In the last century, hydropower flooded thousands of villages and displaced 80 million people worldwide. Archaeological finds and the cultural memory of various civilizations have been buried under water.

Some minorities had to yield to water planning and witness the day when water engulfed their village to ensure the priorities of a majority. Dams were found to be the most viable option to meet the needs of many people.

In certain regions, the fight to save the village from the flood lasted for years. Some villagers worked on the project that ended submitting their lifestyle to the regime of waters and turned their homes into a lake. Others refused to leave the streets of their lives and did not decide to evacuate until the last moment.

When the floodgates of a dam are opened or rivers are diverted there is no longer any protest that can hold water. The last ones to desist see crops soaking long before harvest, they see the objects they were not able to rescue sinking into a tide that starts dipping houses, and up on the roofs they see the stories of the parks drowning in a water blanket that will coat everything entirely underwater and clothe the memory of a sunken town.

Water will take the shape of the valley and all things until it turns into a dam. Now sail boats and divers will roam the streets of a ghost town, buried deep in a water reservoir. The outstanding dome of the church will be the last vestige of a town where crosses used to reign.

Fuente: revistaentrelineas.es / iagua.es

 

Fotografía: taringa.net

 

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