Follamos, luego existimos

Publicado el Charla con HAMBRE

No todo en esta vida es blanco o negro, azul o rosado.

Porque una cosa es la que tenemos en la cabeza, otra en el corazón y otra entre las piernas.parejas_baja

¿Es niño o niña? se preguntan los papás antes de traer a un ser humano a este mundo.

Si es niña, la espera una montaña de prendas color rosado pastel, una delicada cuna con tiernos acabados y un buen ejército de muñecas.

Si es niño, o mejor dicho “el hombre de la casa”. Desde el pañal hasta el biberón, serán de color azul, porque es el color masculino por excelencia. Y, como potencial promesa del fútbol, estará rodeado de balones. 

A ella se le criará como una mujer de la casa. Sus juegos serán réplicas en miniatura de casas, donde aprenderá a disfrutar la comodidad de estar en casa, hacer las tareas de la casa, y de paso, a ser una mujer delicada, a ocultar cualquier signo de agresividad y por supuesto su deseo sexual.

A él, por el contrario; se le dará permiso para salir de la casa. Porque sus juegos requerirán esfuerzo físico y elementos para usar en la calle como balones, pistolas o carros. Pero como es hombre y “los hombres no lloran”, deberá ser fuerte y ocultar todas sus emociones.

A ella se le enseñará a ser obediente, sumisa y muy femenina. A él, a ser activo, proponente y muy masculino.

Y así es como los papás educarán al bebé, dependiendo de si nace con una vagina o un pene. Según el rol que la sociedad ha determinado para cada uno de estos dos sexos.

Pero, ¿qué pasa cuando no se sabe si es un pene o una vagina y por lo tanto su sexo es ambiguo? ¿Qué pasa cuando es un ser intersexual? ¿De qué color tendríamos que vestirla o vestirlo? ¿Cómo saber si le gustarán los carros o las muñecas? ¿Los chicos o las chicas?

Bueno, pues nuestro sexo de asignación (el que se nos da cuando nacemos) no determina necesariamente nuestro comportamiento ni nuestros gustos.

SÍ, UNA COSA ES EL SEXO DE ASIGNACIÓN.

Todos los animales que se reproducen sexualmente tienen sexo. Y esta vez no estamos hablando de follar. Estamos refiriéndonos a que unos son machos y otros hembras. En el caso de nosotros los humanos, nuestro sexo biológico se determina si tenemos testículos (hombre o macho) o si tenemos ovarios (mujer o hembra). Y el sexo de asignación, lo determina el médico cuando revisa al recién nacido y mira qué fue lo que nació. Si tiene vagina, después de felicitar a los papás, dirá: es una niña. Si tiene pene y testículos, dirá: es un niño.

Pero, el comportamiento de una persona y sus gustos, no tienen nada que ver con la apariencia de sus genitales. Porque tenga una vagina no significa que le van a gustar los machos y querrá hacer bebés (incluso si le gustaran los machos, la maternidad siempre sería una opción). Y si tiene pene, no significa que le van a gustar las hembras. Es posible que le gusten los hombres con pelo en pecho y la paternidad seguiría siendo una opción (adopción gay, inseminación artificial, etc).

Sí, así es. Ex-procurador Ordóñez.

Es como si por el hecho de tener dedos, una persona estuviera destinada a tocar el piano. O porque nace con pies, tuviera que ser un James Rodríguez.

OTRA COSA ES LA IDENTIDAD DE GÉNERO.

“Cualquier persona tiene derecho a que su identidad de género corresponda o no al sexo asignado en su nacimiento”. Declaración de la ONU sobre orientación sexual o identidad de género.

Nuestra identidad de género (masculina, femenina, trans) es algo que vamos descubriendo y construyendo. Por ejemplo, los transgénero son personas que se sienten identificadas con un género distinto al sexo que le fue asignado en su nacimiento. Es decir, una persona que nació con pene pero se siente una chica, o es una persona que nació con vagina pero se siente un chico.

Ahora, los transexuales; son aquellos que quieren transitar el sexo y el género. Y se hacen cirugías y toman hormonas para que logren verse como se sienten.

OTRA COSA MUY DIFERENTE ES NUESTRA ORIENTACIÓN SEXUAL.

Aquí hablamos de heteros: a quienes les gusta las personas del otro sexo. Homosexuales: del mismo sexo. O bisexuales: de uno y el otro.

Pero, como lo hemos venido diciendo. El sexo, la identidad y el rol no tienen nada que ver con la orientación sexual. Por eso no nos equivoquemos. También pueden haber machos, machotes que son gais (porque los hombres homosexuales no siempre son afeminados, ni los afeminados siempre son gais).

Es que todo es posible: “hombre con hombre, mujer con mujer, de la misma manera en un sentido contrario”. Una persona puede perfectamente nacer con vagina y ovarios; sentirse hombre, comportarse de manera masculina y que le gusten los hombres o las mujeres. O, nacer con pene y testículos, sentirse mujer y que le gusten las mujeres. 

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Por eso nuestro llamado esta vez, es para que las minorías sexuales: personas LGTBI (Lesbianas Gay Transexuales Bisexuales Intersexuales) no sean estigmatizadas y por el contrario sean incluidas, no por ser seres sexuales sino por el simple hecho de ser personas.

Antes de tomar una posición, o comenzar a juzgar la identidad o preferencias de una persona; hagamos la tarea de entender y aceptar nuestras diferencias. Estamos hablando de seres humanos; de nosotros mismos, de nuestros familiares y amigos. A quienes les ha costado mucho reconocerse, aceptarse, hacer entender sus derechos y salir del clóset donde esta sociedad los ha metido.

Miremos más allá de las creencias, valores y prejuicios que se nos han inculcado desde la cuna y comprendamos que no todo en esta vida es blanco o negro, azul o rosado. Porque no se trata de tolerar, se trata de aceptar como somos, de entender cómo son los otros y en términos más sencillos de vivir y dejar vivir.

Escrito por Alejandra Garavito, en colaboración con Sandra Silva y el apoyo de Jaime Ahumada y Germán Edo. Quiroz.

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