Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, UN SÍNTOMA GRAVE EN LA SALUD DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA

violencia

Hace un par de semanas conocí un caso de violencia intrafamiliar terrible, como los que a diario suceden anónimos en nuestro país y que hace reflexionar a cualquier colombiano.

En un puebo, un hombre bajo estado de embriaguez, sin mediar palabra, decidió a mitad de la noche discutir con su esposa y le propinó doce puñaladas; luego, con una varilla de hierro mato una niña de un año, dejó heridos a otros tres niños que y finalizó ahorcándose. Las preguntas inmediatas son: ¿los familiares de estas personas conocían sus discusiones? ¿Los vecinos habían escuchado antes sus riñas? ¿Antes, la mujer había sido víctima de violencia? ¿Había dedunciado?

El estudio FORENSIS, del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, muestra cifras alarmantes sobre violencia intrafamiliar. En el 2016 registra 26 473 casos, de los cuales el 38% corresponde a menores de edad, el 6,24% está en ancianos y con el porcentaje más alto aparecen las mujeres: el 59%.

Lo grave de esta realidad es que de todas las lesiones personales registradas, el 38% sucedió en el ámbito familiar, que debería ser el escenario de mayor protección, supuestamente el mejor espacio de convivencia, en donde los menores de edad son objeto de protección, y en donde la mujer debe ser signo de reverencia y cuidado, por su protagonismo en la realidad filial.

Y la temperatura sube cuando se ve que son los propios padres los mayores agresores de sus hijos. La cifra es bien alta: el 58%. O sea que el enemigo de muchos niños vive en sus mismas casas.

El otro grupo afectado, pero con niveles de sub registro, son los ancianos. Todo indica que algunos de ellos no denuncian por miedo a ser internados en instituciones para la tercera edad, o por temor a sufrir mayor violencia. Entre 2010 y 2016 Medicina Legal atendió 16 000 casos, que equivale a 2 300 eventos al año.

Con estas cifras, definitivamente, la realidad de una familia sólida y en armonía está muy lejos en ciertos sectores de la sociedad colombiana. Es allá hacia donde se deben enfocar las políticas y accione del Estado, encaminadas a la protección de la familia.

No podemos seguir creyendo que la familia es un tema doméstico ni de tiempos pasados. Ninguna teoría ni excusa exonera a unos y a otros, principalmente al Estado, de realizar todos los esfuerzos posibles por mantener a la familia al margen de cualquier acción violenta.

Países desarrollados declaran políticas de atención que favorece el tiempo en familia, donde se asegura la crianza de los hijos por parte de las madres y donde se ordena que las horas laborales nunca superen las prioridades de la familia.

Por otro lado, la educación que privilegia la formación en valores y virtudes humanas es aquella que garantiza verdaderas competencias ciudadanas, aquella en donde los altos estándares de calidad de vida nacen justamente en el seno de las familias.

En Colombia, quizas sufrimos del síndrome de lo inn, de modas sociales, de luchas culturales y de poder no superadas, que generan confusión y que nos distraen de prioridades del entorno familiar.

Lo anterior nos permite concluir que el Estado no es eficaz en sus acciones, que le falta enfatizar y hacer claridad sobre sus políticas y que debe reflexionar acerca del paternalismo con que algunos entienden el tema de la protección de la familia.

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