Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

SARAMPIÓN EN COLOMBIA: MOMENTO DE REFLEXIONAR SOBRE EL APORTE DE LAS VACUNAS EN LA SALUD PÚBLICA

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Con incredulidad y asombro recibimos las noticias sobre diagnósticos de sarampión en nuestro país, una enfermedad desconocida por los médicos graduados en Colombia en los últimos 20 años. Sin embargo, las dinámicas migratorias de países con bajas coberturas de vacunación y abandono en la salud pública exponen a otros a asumir graves consecuencias.

Con frecuencia encontramos posiciones de algunos grupos que abogan por una visión más naturista de la enfermedad y, con diferentes argumentos, rechazan la vacunación de la población infantil, se mantienen al margen de las realidades de la profilaxis de salud pública en sus países e influyen en grupos vulnerables.

Pero esto no es nada nuevo. En la Inglaterra de 1800 el Dr. Edwar Jenner, descubridor y desarrollador de la vacuna contra la viruela, se vio en apuros para poderla difundir, por la resistencia de diferentes personas de su comunidad. Unos clérigos consideraban que esa vacuna iba en contra de sus convicciones por ser extraída del suero animal, otros evitaban que se la aplicaran a sus hijos, por la pequeña herida que ésta causaba en la piel de sus hijos, mientras que algunos se negaban esgrimiendo su libertad.

Oposición de los ingleses atravesó el Atlántico y, en 1879, después de la visita del británico William Tebb, surgió en Estados Unidos una liga contra las vacunas. Su campaña se extendió a varios estados de la unión americana y en varias la oportunidades que el asunto llegó a los tribunales, hasta que en 1905 la Corte Suprema falló en favor del estado de Massachusetts y dijo que este podía dictar medidas que protegieran la salud de sus habitantes de enfermedades transmisibles.

Aún a finales del siglo XX, en 1982, en Estados Unidos se protestaba contra los riesgos de la vacunación y en el documental Vaccination Roulette se enfatizaba en los peligros, minimizando los beneficios de la vacuna DPT. Aquella vez salieron padres de familia tratando de evitar la vacunación, pero la academia de pediatría y el centro de control y prevención de las enfermedades lograron contrarrestar este movimiento.

Pero quizás el más recordado escándalo de vacunas lo protagonizó el médico inglés Andrew Wakefield, quién en la prestigiosa revista Lancet publicó un estudio en el que mostraba errores en el desarrollo de la vacuna MMR (triple viral -sarampión, paperas, rubeóla).

Dicho texto generó tal confusión que algunos sugirieron suspender la eficaz vacuna. Sin embargo, años después se encontró que en el artículo de Wakefield había falsedad, manipulación y conflicto de intereses, pues asociaciones de padres opositores lo habían contratado para que escribiera ese documento. Finalmente, Lancet explicó que ese artículo nunca debió ser publicado y el médico fue expulsado del ejercicio de la medicina.

Parecería no creíble, pero solo hasta 1974, la Organización Mundial de la Salud lanzó por primera vez el programa ampliado de inmunización. En los países desarrollados, solo un 5% de los recién nacidos eran vacunados contra las seis principales enfermedades infantiles: tuberculosis, poliomielitis, difteria, tos ferina, tétanos y sarampión. En la década de los 90 la tasa de vacunación en los países desarrollados había alcanzado el 80%.

Otro ejemplo de la efectividad de las vacunas es el caso de la poliomielitis, que hoy día está erradicada en 190 países y muchos otros están a punto de erradicarla.

En la actualidad la lista de enfermedades que pueden ser prevenidas con vacunación son: difteria, fiebre amarilla, influenza, hepatitis, neumonía por neumoco, polio, rubeola, infecciones por rotavirus, sarampión, tétanos, tosferina, infección por papiloma humano.

Así las cosas, la realidad es que con la disponibilidad de vacunas y un sistema de salud pública que asegure las coberturas se logra proteger la población de enfermedades de difícil manejo, que en algunos casos aumentan la morbilidad, mortalidad y la discapacidad de poblaciones enteras.

La situación de Medellín, en donde se mantuvo  bajo observación epidemiológica a casi 50 personas, que tuvieron contacto con el niño venezolano afectado por sarampión, no debe ser minimizada. Los desplazamientos en masa también traen problemas de salud pública y la cobertura de vacunas a la población infantil es uno de los puntos álgidos de estos fenómenos, que casi siempre toman a los gobiernos desprevenidos.

El creciente fenómeno migratorio de venezolanos, que Maduro niega, nos plantea el siguientes interrogantes: ¿Cómo proteger a la población infantil y a familias enteras que buscan otra alternativa de vida en nuestro país? ¿Cómo articular la Ley de fronteras abiertas con políticas públicas de salud que protejan a unos y a otros?

No podemos esperar surjan nuevos casos de enfermedades ya erradicadas en nuestro país. En las zonas de frontera y en puertos de ingreso las autoridades deben hacer un mejor tamizaje de esas poblaciones y enfatizar las campañas que actualicen sus esquemas de vacunación.

A pesar de la globalización y de los grandes desarrollos de la ciencia y de la tecnología, por culpa del Sr Maduro, la historia del Dr. Jenner de hace casi 220 años parece que se repite en nuestro país y en Venezuela.  Los indicadores de enfermedades erradicadas por buenas prácticas de vacunación pronto nos dirán la verdad y alertarán sobre lo que debemos hacer para evitar los desenlaces conocidos.

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