Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

LOS CUIDADOS PALIATIVOS TAMBIÉN DISMINUYEN LOS SUICIDIOS

 

En Colombia apenas estamos vislumbrando los cambios de la epidemiologia; ahora, también, nos estamos enfermando de lo mismo que en los países desarrollados: enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y cáncer.

Esto quiere decir que las enfermedades crónicas nos están afectando; aquellas que dejan secuelas, que limitan la función, que alteran la movilidad, que comprometen elementos cognitivos y que, en muchos casos, producen dolor crónico asociado.

En circunstancias como estas, cuando el desespero y quizá la angustia invaden los sentimientos de pacientes y familiares, es cuando se invoca la mal llamada “muerte digna”, desde la perspectiva del acto eutanásico o distanásico.

En otros tiempos, cuando teníamos una medicina primitiva, sin recursos o alternativas de control de los síntomas, el padecimiento era más presente y fuerte. En la actualidad, por los avances en la medicina y el desarrollo del concepto cuidado holístico del ser humano, es menos probable que el paciente sea abandonado, sin analgésicos, sin soportes interdisciplinares de enfermería, terapia física, terapia respiratoria y sin apoyo psicológico para él y para sus cuidadores.

¿Pero en los países donde llevan años enfrentando estas complejas patologías que han visto? Según un estudio de 2017, publicado en  la revista American Journal of Preventive Medicine, las personas con enfermedades crónicas tenían mayor riesgo de suicidio a causa de  enfermedades como: asma, dolor de espalda, lesión cerebral, cáncer, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes, epilepsia, VIH/SIDA, enfermedad cardíaca, hipertensión, trastornos del riñón, migraña, enfermedad de Parkinson, dolor psicogénico, trastornos del sueño y accidente cerebrovascular.

De acuerdo con el investigador Brian Ahmedani, director de investigación en psiquiatría del Sistema de Salud Henry Ford, en Detroit, los pacientes con mayor riesgo de suicidio eran aquellos con secuelas de trauma craneoencefálico, cuyo riesgo fue nueve veces más alto que el de otros pacientes y dos veces mayor que el de quienes padecían trastornos del sueño y VIH/SIDA.

En Colombia, según reporte del Instituto Nacional de Medicina Legal, entre el 2008 y el 2017, se presentaron 19.977 suicidios, con una media por año de 1.998 casos. Sin embargo, no es fácil tener un dato preciso sobre su asociación con enfermedades crónicas.

Un articulo de la revista The Economist del noviembre de 2018 hace un interesante análisis sobre el incremento de los suicidios en el mundo; detalla como en los últimos 20 años en los Estados Unidos han crecido en un 20% por diversas razones; destaca, además, que en el Reino Unido los suicidios de pacientes de la tercera edad, asociados a las enfermedades crónicas, han bajado y aclara que es gracias a los cuidados paliativos de alta calidad que el sistema de salud británico ofrece a sus pacientes.

Estos hallazgos nos deben orientar hacia la prevención de los suicidios asociados a las enfermedades crónicas y a poner todos nuestros esfuerzos para cuidar a los enfermos crónicos en los diferentes momentos de su enfermedad.

El suicido es la muerte más dañina. El suicidio de un niño es la peor pesadilla de un padre, y el de una padre marca a sus hijos de por vida.

Es una manifestación no solo de la angustia individual, sino también de un fracaso colectivo. Si la sociedad es permisiva para tolerarlo, tal vez todos somos culpables.

Seguir luchando por disminuir el suicidio alrededor del mundo se vuelve una prioridad de salud pública.

Salvar con mejores servicios de salud, mejores políticas laborales, y restricciones al alcohol, las armas, los pesticidas y las píldoras de libre comercio debe ser un imperativo de unos y otros.

Los cuidados paliativos para los pacientes con enfermedades crónicas pueden, entonces, convertirse en el bálsamo para enfrentar y conllevar una enfermedad.

El adecuado control del dolor y el trabajo constante y de calidad por evitar el abandono de los pacientes al final de su vida debe ser nuestro objetivo.

Necesitamos más especialistas en cuidado paliativo, que las aseguradoras vean la importancia de fomentar los grupos interdisciplinares que atiendan los pacientes crónicos.

Si logramos cumplir este objetivo los costos asociados al cuidado de la enfermedad disminurán; también, serán menos las recaídas, las hospitalizaciones innecesarias, el uso de tecnologías fútiles y, lo más importante, el dolor y la desesperanza no doblegará a nuestros pacientes al punto de la autoeliminación.

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