Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

JABONES ANTIBACTERIALES: DE HEROES A VILLANOS

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En las compras mensuales de nuestros hogares está el rubro destinado a jabones, sobre los cuales ahora debemos prestar especial atención a la etiqueta “antibacterial”. Esto nos ha hecho creer que si deseamos mantener nuestros espacios al margen de infecciones, libres de gérmenes y bacterias, debemos tener en nuestro armmentario de limpieza esta clase de productos. Sin embargo, la realidad no es como huele ni parece.

 

Una decisión de la FDA -Food and Drug Administration-, que es el ente encargado de proteger la salud pública y de regular el uso y consumo de alimentos y de medicamentos en los Estados Unidos cambia el panorama.

 

Según estudios de la FDA diez y nueve productos utilizados en la fabricación de los jabones antibacteriales no son aptos para el consumo masivo.

Esta es la lista de dichos productos: cloflucarban, fluorosalan, hexaclorofeno, hexylresorcinol, yodóforos, yodo, iIodine con fosfato de éster de polietileno alquilariloxi glicol, nonilfenoxipoli o etilenoxi, ethanoliodine, poloxámero con yodo de povidona yodada al 5% al 10%, undecoylium yodo, cloruro de metilbencetonio, al fenol alcalde 1,5%, fenol Menos del 1,5%, amyltricresols, oxicloroseno de sodio, Tribromsalan, triclocarbán, triclosán, triple tinción

La FDA publica su decisión con base en múltiples estudios realizados durante los últimos años sobre los jabones “antibacteriales”.

Como es de esperarse, el impacto de este tema debe generar un cambio en la demanda de estos productos y, por supuesto, sus fabricantes -que son las grandes multinacionales-tendrán que tomar una decisión y modificar sus fórmulas.

Esta larga y enredada lista de productos químicos poco nos dice a la mayoría de los colombianos, pero llama la atención el pronunciamiento de la entidad americana. Entonces, la pregunta hoy es: ¿actualmente en Colombia cuántos y cuáles productos contienen estos componentes?

La prohibición de la FDA es para los productos del mercado masivo, no para los de uso hospitalario.

La comunicación de la FDA suena elemental, pero desbarata la sensación de seguridad que podríamos haber tenido con estos productos de limpieza. Así las cosas, el lavado con jabón normal y agua corriente sigue siendo la medida más eficaz para prevenir la propagación de gérmenes y bacterias.

En el 2015 la Organización Mundial de la Salud sacó una campaña sobre el lavado de manos en el sector de la salud; «Salve vidas: límpiese las manos», decía. De manera que debemos continuar con esta campaña y convertirla en una norma. Una atención limpia es una atención más segura.

Desde la perspectiva hospitalaria nos parece apenas obvio asumir y practicar rutinas de extrema limpieza y desinfección; sin embargo, otra cosa es el consumo masivo de  productos “antibacteriales” por el costo-beneficio para los consumidores finales.

La decición de la DFA se apalancó en una demanda impuesta en Nueva York,  en el 2010, en la que se pedía a una corte aclarar y regular el uso de triclosan y triclocarbán.

Según la directora de investigaciones de la FDA, Janet Woodcock, los estudios no lograron demostrar que el uso de estos productos aportará beneficios medibles y reales para los consumidores. “Los consumidores pueden pensar que los jabones antibacterianos son más eficaces en la prevención de la propagación de gérmenes, pero no tenemos ninguna evidencia científica de que son mejores que agua y jabón corriente”, dijo.

En la década de los 60 el triclosan apareció en el sector de la salud y su uso estaba circunscrito a los hospitales, pero ante el crecimiento y diagnóstico de infecciones potencialmente peligrosas, surgieron en el mercado los jabones con compuestos químicos para la limpieza en los hogares y demás lugares públicos. En los años 70 el triclosan se trató de prohibir pero la corte  norteamericana no generó decisión alguna, con lo cual “se permitió” su utilización en cosméticos, juguetes , enjuagues bucales y ropa, entre otros productos.

Un estido de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, señala que las bacterias pueden volverse resistentes al triclosan en un entorno de laboratorio. Por ejemplo, encontró que un 7% de las cepas de la bacteria Listeria, aislado del medio ambiente y de productos alimenticios, se hizo resistente a las sustancias químicas presentes en los jabones antibacterianos.

Otros estudios adelantados en Estado Unidos mostraron que un 75% de los norteamericanos tenían triclosan en la orina, lo que confirmaba su uso masivo.

Los estudios científicos no han sido conclusivos frente al daño potencial para la salud del triclosan, pero si se ha demostrado que aumenta la resistencia bacteriana frente a otros productos. Estudios en animales han encontrado aparición de alergias en la asociación con algunos tipos de cáncer. Sin embargo, no se pueden trasladar estos efectos en humanos.

Finalmente, lo que debemos esperar en Colombia es que nuestras autoridades de salud, tomando en cuenta la comunicacióin de la DFA, promuevan estudios que permita controlar potenciales efectos nocivos de estas substancias químicas en la salud de las personas.

Como podemos concluir esta discusión lleva alrededor de 40 años en los Estados Unidos y nosotros, gracias al trabajo de las multinacionales que producen estos productos, seguimos utilizado los famosos jabones sin saber su impacto real en la salud.

Esperemos, entonces, cuál será el pronunciamiento y, sobre todo, las estrategias de salud pública para no replicar lo que ya se ha descrito en Norteamérica.

 

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