Ojo de pez

Publicado el Mónica Diago

Suicidarse cada día para saborear la vida

A la caza de una joyita del cine setentero que pudiera sacarme, por un momento, del bombardeo de historias con sabor a paz y guerra, que a veces me secuestra el ánimo, me encontré con una comedia esperanzadora pero llena de sátira; excéntrica y a la vez rosada: Harold and Maude.

Por: Mónica Diago

@monicadiago (Twitter)

harold_and_maude

El protagonista de esta historia está obsesionado con la muerte. Tiene escasos veinte años, mucha plata, vive en una mansión con sirvientes y maneja un carro fúnebre. Es un desprolijo que tiene un hobby acorde con sus gustos: asistir a entierros de desconocidos, rezar el padre nuestro en coro con los familiares del muerto, echarse la bendición al final de cada ceremonia y asentir cuando el sacerdote recuerda las cualidades del difunto. Ah, y fingir suicidios ante su madre, todos los días.

Su mamá es mero personaje. Preocupada por la situación sentimental, ocupacional, laboral, profesional de su hijo, decide inscribirlo en una casa de citas (física, no había redes sociales en los setentas) y hasta llenarle el cuestionario de personalidad, indipensable para poder finiquitar los encuentros. Los prospectos de Harold son todos tan excéntricos como él, con la mamá en la mitad de la sala entrevistando a la chica como si trataran de elegir a la más calificada para una vacante en gerencia.

La vida de Harold se transforma cuando conoce a Maude en un entierro. Una señora de ochenta años llena de vida pero con ganas de morir. Una Campanita vestida de anciana colorida, con la vitalidad de una niña de cuarto de primaria. Maude le enseña a su nuevo amigo, que después se convierte en su novio, todo lo que ha aprendido en su vida, todo lo que le dejó su pasado revolucionario. “Las metas están por encima de la moral”, “Prueba todos los días algo nuevo”, “Hemos nacido para investigar”, cada día le lanza una nueva máxima y lo incita a dejar a un lado su existencialismo y a experimentar junto a ella una aventura. Todo esto musicalizado con la voz inconfundible de Cat Stevens.

La relación, entre sórdida y tierna, que entablan los protagonistas se complementa con detalles de humor negro que atraviesan la vida de ambos. Cada intento de suicidio de Harold termina siendo más cómico que el anterior, el desparpajo de Maude y la tranquilidad con que transita por la vida (es literal, transita en carros que roba cada día) pone a la pareja en situaciones graciosas que no dejan de indicarle al espectador una sola cosa: haz lo que se te venga en gana, que la muerte está a tu lado.

Ficha técnica

Director: Hal Ashby

Guión: Colin Higgins

Duración: 91 mins

País: Estados Unidos

Año: 1971

 

 

Comentarios