Otro mundo es posible

Publicado el Enrique Patiño

Lo bueno y lo malo del XII Festival de Teatro

Foto: Enrique Patiño (www.enriquepatino.com)
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Bueno: la diversidad de obras. Hace rato que el rótulo de Iberoamericano dejó de serlo para pasar a ser un encuentro mundial, en el que hay propuestas de todas las tendencias y continentes. Aunque muchas de ellas no llegaron a la espectacularidad de otros años, hubo algunas que lograron sorprender y asombrar a un público cada vez más exigente. Aunque era absolutamente imposible verlo todo, de las obras con las que me crucé y que me emocionaron están ‘Darwin’, ‘A’, ‘Break Out’, ‘Calígula’, ‘Condición aérea’, ‘Rain’ y ‘Baraka’, entre otras.

Malo: las elecciones que se hicieron para las obras de apertura y cierre. Esta noche misma se cerró el festival con un tremendo desorden provocado por el cierre de las vías aledañas al parque Simón Bolívar, que incluyó el cierre de las zonas de la biblioteca Virgilio Barco, como si se tratara de un nuevo concierto de Metallica, cuando lo que asistía eran grupos familiares a pie, muchos de ellos agotados por las enormes distancias. La gente tuvo que hacer largas caminatas, algunas de ellas por la calle misma porque se cerraron los andenes, y lo peor fue que la disposición del escenario hizo que al menos 20 mil personas ubicadas en la plazoleta de eventos no entendieran lo que sucedía o pretendía hacer el grupo francés ‘Jugadores de luz’ y comenzaran a abandonar masivamente el espectáculo, en el que los fuegos pirotécnicos fueron contados y la obra que se retransmitía en pantallas no tenía ni la mitad del brillo del evento en vivo. En realidad, era una obra para un estadio o un espacio definido, y no para un espacio abierto, donde más del 50 por ciento del público se aburrió. Además, la incomodidad a la que se sometió a las familias que llegaron al lugar no se justificaba.

Lo mismo sucedió con la obra de arranque. Antes de la mitad del espectáculo los abandonos de la sala comenzaron a ser masivos. ‘La vida es sueño’, en versión en tártaro, más allá de que la obra del teatro clásico español fuera dirigida con orgullo por el colombiano Alejandro González Puche, era una adaptación escueta, en la que los subtítulos fallaron, por lo que el público quedó sometido a no entender prácticamente nada de lo que sucedía en el escenario.

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Bueno: La elección de Compensar como sede de Ciudad Teatro, porque hubo distintos espacios para todo tipo de público, y auditorios y espacios adecuados para cada evento. Los niños fueron más que felices en este espacio, cuyo mayor lunar fue la falta de comida, desbordados ante la afluencia masiva de público.

Malo: No sólo en Compensar sino en todos lados, el problema de los parqueaderos es grave. En el cierre del Festival, clausurar los dos parqueaderos más cercanos al evento resultó mortal para las personas que no viven al lado del Parque. Yo vivo al lado, y pude caminar, pero los barrios aledaños estaban desbordados de vehículos y tanto ahí como en lugares del estilo del Gimnasio Moderno, los teatros del centro, la Plaza de Toros o el Coliseo Cubierto El Campín los cuidadores callejeros emitían tiquetes por estacionar en la calle con tarifas de 6.000 pesos sin derecho a réplica, mientras muchas bahías permanecían cerradas y otros vehículos se trepaban en los andenes. En el caso del Simón Bolívar, la ausencia de TransMilenio por la 68 y los desvíos de los buses impidieron que la gente se acercara con mayor facilidad.

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Bueno: la calidad de las obras de todo tipo y la respuesta masiva del público. Ni siquiera en los días santos hubo un sólo espectáculo que no tuviera un lleno absoluto, y la mayoría se sentía agradecida de haber asistido. La gente participó y asistió y más allá de los gustos propios, al menos una obra logró tocarlos. Por parte del teatro colombiano hubo propuestas con algo de riesgo, y el público también asistió a ellas. Lo mismo en las obras infantiles, donde hubo creatividad desbordada.

Malo: El Festival de Teatro Alternativo tuvo mínima difusión por parte de los medios, que prácticamente lo ignoraron, a pesar de que ahí se presentaban obras que sobresalían por encima de varias del gran festival por su calidad técnica y por su solidez teatral.

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Dejo que los lectores añadan puntos negativos o a favor del XII Festival, que durante 17 días cambió la dinámica de la capital. Es su turno para desahogarse o aplaudir…

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