Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

Colombia en el Consejo de Seguridad: su voto ayer acerca de los asentamientos en Jerusalem Oriental

Ayer, 18 de febrero de 2011, tuvo lugar la sesión número 6484 acerca de la situación en el Medio Oriente, en particular, acerca de la situación de los asentamientos construidos bajo el auspicio del estado de Israel en Jerusalem Oriental, ocupada por Israel desde 1967.

Colombia, que hace parte del Consejo como miembro no permanente, votó junto con otros trece estados a favor de una resolución que declara que esos asentamientos son ilegales por violar el derecho internacional y que reitera la demanda de que la construcción de esos asentamientos cese inmediatamente.

La resolución no fue adoptada porque Estados Unidos la vetó con el argumento de que considera que la intervención del Consejo podría hacer más difícil la negociación entre Israel y Palestina. Sin embargo, Estados Unidos está de acuerdo con la posición de los demás estados en lo que se refiere a la ilegalidad de los asentamientos y al efecto negativo que tienen en la búsqueda de una paz definitiva entre israelíes y palestinos.

El resumen en inglés de la sesión publicado por el Departamento de Información Pública de Naciones Unidas, así como la grabación de la sesión, que duró un poco más de una hora, están disponibles en internet.

La resolución fue presentada al Consejo de Seguridad por Líbano y tenía el respaldo de 122 países, algo así como las dos terceras partes de los miembros de Naciones Unidas. Al presentar la resolución, el embajador libanense Nawaf Salam hizo referencia al hecho de que los asentamientos fueron considerados como un obstáculo en las negociaciones en la Hoja de Ruta para la Paz, propuesta por el llamado Cuarteto: el grupo formado por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y las Naciones Unidas.

El embajador también presentó estos hechos a consideración del Consejo: el número de personas en los asentamientos ya ha superado el medio millón; el estado de Israel ha revocado la suspensión de la construcción de más asentamientos y planea construir 1400 unidades de vivienda adicionales; en muchos casos, el estado de Israel ha demolido casas de palestinos, así como otras estructuras que hacen parte de la identidad palestina. “¿Dónde está la comunidad internacional? ¿Dónde está el respeto por el derecho internacional, en particular por la Cuarta Convención de Ginebra [que establece las obligaciones de un país ocupante respecto de la población civil del país ocupado]?”, preguntó Salam.

Después de que el asunto fue votado, todos los miembros del Consejo de Seguridad, con excepción de los Estados Unidos, intervinieron para expresar su respaldo al contenido del proyecto de resolución. El embajador de Colombia fue explícito en señalar que “la convicción de Colombia es que una negociación bilateral y no una confrontación bélica es el camino a la paz en el Medio Oriente. Los asentamientos son contrarios al derecho internacional y a la Hoja de Ruta y enfatizó la necesidad de una solución al conflicto basada en dos estados con fronteras definidas y seguras, así como manteniendo los compromisos internacionales que han adquirido. El embajador hizo un llamado a las partes a que restablecieran el diálogo sobre la base del reconocimiento de los derechos de ambos pueblos.”

El embajador de Israel rechazó el proyecto de resolución afirmando que nunca debió haber sido presentado a consideración del Consejo de Seguridad. En su opinión, solamente la negociación directa entre israelíes y palestinos conducirá a la paz y expresó la preocupación de que el proyecto de resolución le pudiese enviar a los palestinos la señal equivocada de que se pueden levantar de la mesa de negociación. Agregó que Israel ha tomado acciones dolorosas para establecer la confianza entre las partes, acciones que no han sido correspondidas por los palestinos. Citó como ejemplo de ello la retirada unilateral de Gaza en el 2005 y el abandono de todos los asentamientos construidos allí, para luego ver que Gaza se ha convertido en un campo de cultivo de actividades terroristas.

Uno puede presentar su opinión como quiera, pero vale la pena hacer aquí algunas precisiones. La primera: El estado de Israel no hizo ningún esfuerzo para coordinar su retirada de Gaza con la Autoridad Palestina. Este hecho, combinado con las denuncias de corrupción de miembros de la antigua OLP, le dieron a Hamás una gran popularidad en Gaza. Hamás pudo presentar la retirada como el resultado de su resistencia violenta, no de las negociaciones de la Autoridad Palestina. Fue un error estratégico de Israel el haber debilitado a su socio en el proceso de paz.

Al año siguiente, Hamás ganó las elecciones al Parlamento de Palestina. Ese resultado fue condenado por los Estados Unidos y la Unión Europea. Esta es una posición difícil de sostener. Por un lado, Estados Unidos y Europa se presentan como los promotores de la democracia. Por el otro, cuando la democracia produce resultados que no les gustan, se niegan a reconocerlos. Hamás es parte de la ecuación del conflicto y tiene que ser parte de la ecuación de la solución. Como lo indiqué en una entrada anterior de este blog, una de las revelaciones fundamentales hechas con la filtración de los cables del Departamento de Estado es la disposición de Hamas a reconocer las fronteras de 1967, posición que teme hacer pública de miedo a perder un apoyo popular cultivado a punta de exhibir una posición radical.

Segunda precisión: Israel, aunque no esté en Gaza, controla todas sus fronteras. El gobierno de Mubarak en Egipto era el inmediato colaborador de la política israelí de ejercer una fuerte presión sobre la población de Gaza para que le retire su apoyo a Hamás. Como lo mostró el incidente de la Flotilla en mayo del año pasado, Israel está dispuesto incluso a bloquear el acceso a ayuda humanitaria a la población de Gaza con el pretexto de que esa ayuda fortalecerá a una organización terrorista que atenta contra su seguridad. El bloqueo israelí puede considerarse una especie de castigo colectivo prohibido por el derecho internacional.

La posición de Israel es muy cuestionable. Su política actual parece basarse en el principio de los hechos cumplidos: si Cisjordania con todos los asentamientos ilegales parace un queso roquefort lleno de huecos, el argumento en favor de un estado independiente para Palestina se verá debilitado. La negociación podría entonces orientarse en una dirección distinta: quizá la de abandonar la idea de los dos estados y la subordinar a los palestinos a vivir dentro de Israel como ciudadanos de segunda clase o, simplemente, la de extraer dolorosas concesiones de una parte arrinconada y humillada, como lo es hoy la Autoridad Palestina. Eso es lo que muestran los Documentos de Palestina.

La posición de Estados Unidos en relación con el conflicto entre israelíes y palestinos no es menos cuestionable. Estados Unidos está de acuerdo en todo con un gran número de estados acerca de la ilegalidad de las acciones de Israel en Cisjordania. Está tan convencida de esa posición que la reafirmó en el Consejo de Seguridad. Además, en términos de política exterior, sabe que para mejorar su posición en relación con los países musulmanes, desde Marruecos hasta Indonesia, lo mejor que podría hacer es apoyar la posición de los palestinos. La proyectada resolución del Consejo de Seguridad busca remover un obstáculo en las negociaciones, un obstáculo que Estados Unidos no ha podido remover ni siquiera con la oferta de una ayuda generosa. En efecto, para frenar los asentamientos, estaba dispuesto a darle 3.5 mil millones de dólares a Israel.

De acuerdo con M. J. Rosenberg, el fracaso de Estados Unidos para adoptar una posición consistente tiene que ver con el extraordinario poder que ha alcanzado el lobby pro-israelí en los Estados Unidos. Este es un tema candente. John Mersheimer, de la Universidad de Chicago, y Stephen Walt, de la Universidad de Harvard, publicaron un artículo primero y luego un libro sobre este asunto poniendo en cuestión la manera como la influencia de este lobby ha logrado que Estados Unidos se desvíe de sus objetivos estratégicos. La crítica de Rosenberg es del mismo orden. Con una diferencia: Rosenberg trabajó para ese lobby, el American Israel Public Affairs Committee entre 1982 y 1986. Creo que es difícil proponer que Rosenberg sea un enemigo de Israel. Sin embargo, eso es lo que hacen sus detractores. Cualquiera que critique la posición del estado de Israel es presentado como un enemigo de Israel y como un antisemita.

Todo esto puede cambiar, si todos ponemos nuestro grano de arena. Lo primero es desde luego interpelar a quienes recurren a esta estrategia de demonización de los disidentes. Quienes estamos a favor de una Palestina independiente no estamos en contra de Israel. Consecuentes con esta posición, no podemos demonizar a quienes promueven una política muy cuestionable hacia Palestina y hacia los árabes que viven en Israel. Yo no dudo de que esa política merece ser llamada apartheid, que es tan moralmente cuestionable como el régimen de discriminación que había en Sudáfrica. Sin embargo, no creo que sea mediante un aislamiento similar al que se impuso sobre el régimen del apartheid sudafricano como vamos a convencer a la derecha israelí de que negocie de buena fe un acuerdo de paz que incluya ele establecimiento de una Palestina independiente. Se requiere de otro tipo de presiones y de entendimientos. Precisamente por eso, creo firmememente que debemos apoyar la posición de nuestro gobierno en el Consejo de Seguridad. La posición de Colombia honra lo que ha sido su tradición de compromiso con una solución al conflicto respetuosa de los derechos de ambos pueblos.

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