La vida está llena de sabores. De hecho, existen ocho tipos de sabores: amargo, dulce, salado, ácido, picante, astringente, adiposo y umami. Sí, umami, jajaja, ya sé que posiblemente no conozcan el término. Es una palabra japonesa que le dio nombre a ese tipo de sabor.

¿Qué significa eso de que la vida esté llena de sabores? Suena como una analogía barata que usan en los escritos de superación y optimismo: ¡La vida está llena de sabores! Pero sí es verdad, por lo menos para mí. Las situaciones que vivimos y las personas que pasan por mi vida me dejan sabores en la boca, en mis recuerdos y, obviamente, en eso que llamamos alma. Y siempre, en mis “cuadernos de almohadas”, cuando escribo sobre las personas de mi universo y las situaciones que vivo, describo el sabor que van dejando en mi vida. Lo voy clasificando todo en esos ocho sabores.

No me gustan las personas y las situaciones que te dejan un sabor astringente, que es como si se te secara la boca y se llenara de polvo o arena. Dicen que así saben algunos vinos; no lo sé, nunca he probado el vino, pero lo más similar a esto son las polvorosas, los diabolines y también unas galletas grandes que venden en un pueblo cerca de mi ciudad, que se llaman “Chepacorinas”.

No tengo ni idea de cómo se llaman esos alimentos en otros lugares del mundo. Mis disculpas sinceras a todos mis lectores que no son de mi país. He tratado de encontrar un alimento de referencia internacional que me produzca ese sabor y no lo he encontrado.

El asunto es que hay personas y situaciones astringentes. Comienzan siendo dulces o saladas, pero luego se vuelven astringentes. Te secan todo el sabor de la boca y al final todo te sabe a arena, como si te hubieras tragado un vaso de arena. Y uno de los sentimientos que se derivan de esto es la decepción. Sí, la desilusión y la decepción son astringentes.

Hay personas adiposas; es un sabor fácil de identificar. Creo que lo probamos a diario. Sabe adiposo todo aquello que es grasoso o frito. En cuanto a los sabores, hay que tener algo claro: una comida, persona o situación no tiene nunca un solo sabor. Tienen múltiples sabores, pero siempre predomina uno o al final solo queda uno. Alimentos con sabor adiposo: el chicharrón, las papitas fritas, el pollo frito…

Las dificultades saben a chicharrón, según el dicho popular. El problema de las personas adiposas es que suelen gustarle a la gran mayoría; siempre quieres comer un poco más y en exceso son dañinas para la salud, mental y física. También, igual que el dulce, las personas adiposas tienden a empalagar, aburrir y cansar. Debo decir que yo misma, en ocasiones, tengo un sabor adiposo. A veces me convierto en papitas fritas o en una dona con diferentes rellenos; las donas también tienen sabor adiposo. Pero creo que quienes podrían definir mejor mi sabor son aquellos que me probaron, los que me dejaron entrar en su vida. Cuando yo me auto-pruebo, en ocasiones me siento sabor adiposo.

Lo ideal sería tener tu vida llena de personas y situaciones con sabor umami. Todos hemos probado alimentos con sabor umami, pero no lo sabemos. Los japoneses se inventaron esa palabra para definir aquellos alimentos con un sabor excelsamente delicioso y que es difícil de describir, casi indescriptible porque posee los otros siete sabores. El umami es un sabor sutil, pero tiene la mágica propiedad de ser prolongado y quedarse en nuestros sentidos y recuerdos para siempre. Además, el umami logra potenciar todos los otros sabores y volverlos deliciosos. ¿Alimentos con sabor umami? La albahaca, el queso parmesano, el tomate, las carnes y pescados, principalmente cuando son preparados al carbón y asados, también el chocolate… Aquel sabor que no se te borra del gusto, de la mente y del corazón sabe a umami.

Hay personas así, que su sabor no se te borra de la mente ni del corazón, aunque no los hayas vuelto a probar en años. Personas y situaciones que con su presencia lograron que todos los sabores de la vida mejoraran. Por ejemplo, algo astringente lograron convertirlo en delicioso, como la yuca que es astringente; esas personas umami convirtieron una situación astringente en algo más fácil de digerir y procesar.

Amigos, familiares, amores y recuerdos umami son lo mejor que te puede pasar. Y sería maravilloso que me pudiera convertir en un sabor umami para las personas a mi alrededor; dejar de ser adiposa, dulce, ácida y amarga, simplemente ser umami. Pasar sutilmente por sus vidas y por el mundo, dejando un sabor delicioso e inolvidable.

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