Femmes Fatales

Publicado el Claudia Plazas

Colombia, segundo país occidental con las peores cifras de tráfico sexual

El tema de la prostitución y el tráfico sexual en Colombia quedó “expuesto” ante el mundo con el caso de Dania Londoño y los agentes del servicio secreto, sin embargo, el problema es mucho más grave de lo que muchos imaginan. Aunque Londoño llego a posar en una de las revistas más conocidas de Colombia y podía llegar a cobrar más de un millón de pesos por sus servicios, la realidad de la prostitución no es ni glamourosa, ni cómoda.

La población infantil es la más vulnerable cuando de prostitución   y esclavitud sexual  se habla. Según Orphan Hope International, las niñas, especialmente aquellas que son huérfanas, son secuestradas y forzadas a participar en el conflicto armado y en la esclavitud sexual. En otros casos, niñas de sólo 12 años son entregadas, con fines sexuales, por sus padres como forma de pago  a los grupos armados para asegurar el bienestar de la familia. La situación es tan grave que ya había sido señalada en el 2005 en el Estado Mundial de la Infancia. Este informe, publicado cada año por la UNICEF, menciona a Colombia como uno de al menos 20 países identificados (Ruanda, Mozambique, Angola, Burundi y Perú entre otros) donde las niñas son forzadas a participar en la guerra. El informe también menciona que para muchas niñas es más conveniente tomar las armas que esperar ser violadas, lesionadas o asesinadas. Como ya había mencionado en la primera entrada de este blog, la atención que el gobierno le da a la población femenina es tan baja que ninguna mujer colombiana fue incluida en el grupo primario de las negociaciones de paz con las FARC-EP. Las mujeres y niñas que tanto han sufrido con el reclutamiento forzado y la esclavitud sexual no tienen quien represente sus intereses en la mesa de negociación.

No obstante, el tráfico sexual no se da sólo a nivel interno. OHI dice que según los cálculos de Interpol, 35,000 mujeres y niñas son traficadas fuera de Colombia cada año, una actividad que puede llegar a generar ganancias de casi $ 500 millones de dólares. Una actividad muy lucrativa para los proxenetas, pero muy destructiva, humillante y deshumanizante para las víctimas. El único país occidental que “supera” a Colombia en cifras de tráfico sexual es Republica Dominicana. Si el número de víctimas es por sí solo aterrador, la realidad es aun peor según Interpol, pues las mujeres y niñas colombianas que son traficadas son forzadas a tener, en promedio, 40 “clientes” por día.

En el 2012, el Departamento de Estado de Estados Unidos, en su reporte de Tráfico de Personas – Colombia, dijo que los destinos más comunes de las víctimas terminan siendo otros países de Latinoamérica, el Caribe, Europa occidental, Asia y América del Norte. Colombia es también el destino de muchos extranjeros en busca de sexo con menores. El reporte señala que la Costa Norte y Medellín son algunos de los destinos “predilectos” de extranjeros que vienen desde Estados Unidos, Europa y otros países de Suramérica.

Aunque el revuelo causado por el caso de los agentes del servicio secreto dejo aun más expuesto el tema de la prostitución en Colombia, es importante que el gobierno extienda  sus esfuerzos para proteger la población infantil y femenina del yugo de la prostitución, la esclavitud y el tráfico sexual.  Siendo honestos, que Londoño le diera una entrevista a una cadena americana, posara en una revista y que esté pensando en contar sus memorias no va a mejorar la situación de aquellas colombianas explotadas dentro de los grupos armados y en otros países. El problema va más allá de un escándalo de una famosa en potencia. El problema no es Londoño y los dólares que le dejaron de pagar, el verdadero problema son esas 35,000 mujeres y niñas que salen de Colombia para ser usadas y ultrajadas de la peor manera posible. Sería bueno que el gobierno buscara la forma de poner un límite a todos estos atropellos, y que no sólo se preocupe por la prostitución cuando quedamos al descubierto en plena cumbre internacional.  El gobierno quedo “apenadísimo” con el escándalo de Londoño, una vergüenza frívola cuando se tiene en cuenta que la cuestión de tráfico sexual y prostitución es de proporciones mayores. Ojala el gobierno se indignara de la misma forma cada vez que organizaciones como UNICEF ponen en conocimiento la difícil situación de la población infantil y femenina en cuestión de reclutamiento y esclavitud sexual.

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