Cuando tenía 16 años un hombre de 41 llamado Gustav Klimt le robó su primer beso. En ese beso cada quien se quedaría con un trozo del alma del otro: Alma no olvidaría jamás ese evento que signaría su vida, y por su parte el pintor plasmaría un día su hechizo por medio de su obra más recordada:... Ver post completo.
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Esos pícaros que nunca se olvidan
Isabella Portilla (*)
Quizá la inconformidad ante su destino y la tendencia a vivir a contracorriente, como si se tratara un salmón, es lo que dota de interés al pícaro. Quizá su visión burlesca de la vida y de sí mismo, su sentido anárquico y rebelde y sus múltiples aventuras de desenlaces... Ver post completo.