Al sultán Shahriar no le cayó en gracia las jugarretas de su infidente esposa y mandó a ejecutarla. Hastiado de la convivencia en pareja, y rencoroso con lo tocante al género femenino, cada noche se dedicaba a amar a una de sus concubinas para luego ejecutarlas a la mañana siguiente. Por esta desventura... Ver post completo.
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