I
Adonay caminaba por la casa con la irreverencia de la mujer caribeña. Julio, también caribeño, seguía sus pasos con un movimiento lento, como de ventilador oxidado.
—¡No joda! Cómo está de grande Adonay, —le dijo Julio a Meche, amigo de parrandas y tío de Adonay.
—La vida es un soplo.... Ver post completo.
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