A su madre le parecía un alma imperturbable, parca, lívida, y de ahí que la apodara Sukaina, derivado de la palabra persa sukun (paz), y poco se le conocería por su verdadero nombre: Amena o Amima. Desde niña se caracterizó por su inteligencia y perspicacia, y por ser la consentida de su padre,... Ver post completo.
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