Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

SE NOS CAYÓ LA ABUELITA !

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Nos hemos acostumbrado a las caídas de los ancianos y a las terribles consecuencias que son las fracturas de la cadera. Cuando esto sucede la dinámica familiar se altera: quien la auxilia, a que hospital la llevan, los médicos quieren operarla, todos sentimos un riesgo asociado a la edad, le van a dar anestesia, será que aguanta?  ¿O será mejor dejar la abuelita quietica y no operarla, para que no sufra? 

Hoy vamos a dedicar un tiempo a entender que pasa y que se debe hacer con las fracturas de la cadera del anciano.

La fractura de la cadera del anciano es la principal causa de la osteoporosis. Empecemos entonces por entender que es lo que pasa con el hueso del anciano. Resulta que todos tenemos un tejido óseo que se autoconstruye, que se repara gracias a unas células especializadas que son los osteoblastos, los osteocitos y los osteoclastos. Son células especializadas en producir tejido óseo, repararlo y limpiar las zonas que implican remodelación. Estas células responden a estímulos de hormonas y permiten balancear la llamada matriz ósea que ayuda a dar estabilidad, estructura y resistencia al hueso. En el anciano se altera esa matriz ósea que esta embebida de minerales con calcio, hidroxiapatita y sales minerales que es lo que le da resistencia y capacidad de respuesta frente a las caídas, los golpes o soporta el movimiento y sus cargas físicas normales y anormales.

EL anciano entonces al tener los huesos debilitados por la pérdida de estas características donde hay ya un imbalance entre la producción de hueso y el estado normal de esa matriz ósea; hace que el hueso no pueda responder a caídas o traumas que en otros momentos de la vida hubieran sido triviales y sin consecuencias para la estructura ósea.

Ahora una caída leve, un trauma sin aparente fuerza, un estornudo o un sacudón sencillo puede terminar en una fractura. Las zonas más afectadas son la columna, la muñeca y la cadera.

Pero no obstante lo anterior, en el anciano no se altera la reparación ósea y la fractura que se genere tendrá un proceso de consolidación dentro de límites normales.

Revisemos un poco las estadísticas alrededor de estas fracturas. El 90% se presentan en mayores de 65 años. Los cálculos y proyecciones adelantan que para el año 2050 por el envejecimiento poblacional alrededor del mundo tendremos 6 millones de fracturas al año. La mortalidad asociada a la fractura de cadera puede ser alrededor del 10%. Una vez el anciano se fractura la cadera para el año siguiente a ese evento la mortalidad aumenta hasta en un 37%. Cálculos estadísticos de riesgo muestran que en los hombres el riesgo de mortaldiad en los primeros 3 meses de suceder la fractura es de 7 veces más y en las mujeres de 5 veces más.  De todos estos pacientes aproximadamente el 30% terminarán requiriendo un reemplazo total de cadera.

Con estas primeras estadísticas nos va quedando claro que la fractura en el anciano es potencialmente mortal y sus consecuencias asociadas complejas. ¿Qué pasa si el anciano se deja en una cama fracturado esperando que consolide dicha fractura?

Como mencionamos el hueso va a consolidar dentro de la aparente normalidad, pero por la deformidad de la cadera y la incapacidad de movimiento de la misma, el dolor asociado ese anciano estará en quietud permanente por varias semanas esperando a que se generé una consolidación. En casos especiales de las llamadas fracturas intracapasulares nunca consolidarán por las características. Entonces el anciano tendrá riesgo de tromboembolismo pulmonar, de trombosis venosa profunda, de neumonía, podrá desarrollar escaras por la quietud prolongada, infecciones de vías urinarias y todo lo anterior llegando a las tasas de mortalidad que hemos mencionado.

Una vez se produce el accidente el paciente debe ser llevado a un hospital que tenga un grupo de ortopedia, anestesia, medicina interna, cuidado intensivo y los protocolos de manejo interdisciplinar para atender con celeridad este tipo de pacientes.

Algunos estudios han mostrado que se tienen 48 hrs para tratar de definir el manejo quirúrgico y así minimizar las complicaciones mencionadas. Es decir que un diagnóstico rápido en el servicio de urgencias, una valoración por el grupo de anestesia y el soporte inmediato de medicina interna deberá permitir que el anciano pueda ser llevado a salas de cirugía para fijar la fractura y dar por iniciado un proceso de rehabilitación tendiente a darle movilidad, sentarlo rápidamente y en pocos días tenerlo caminando.

La anestesia ha evolucionado en forma importante y las técnicas actuales minimizan el riesgo y en manos expertas facilitan la cirugía sin implicaciones importantes.

A la pregunta:  si esa cirugía es para mi abuelita?

La respuesta es:  claro que sí!, porque esas cirugías con el cuidado tras y post operatorio se han diseñado es para pacientes ancianos y ya los protocolos han avanzado favoreciendo mejores desenlaces.

Pero como todo el enfoque de la prevención con una dieta balanceada en minerales, vegetales y proteínas disminuirán la osteoporosis, el ejercicio, el contacto con el sol que favorece al síntesis de vitamina D, las medidas de cuidado en las casas de los pacientes respecto a pisos seguros, barandas en zonas de movilidad, cuidados con rampas y escaleras, adaptaciones en zonas de baños y zonas sociales  minimizaran  los accidentes y las potenciales fracturas de la cadera.

Finalmente, una vez sucede la fractura debemos lograr su fijación quirúrgica si así lo define el grupo de ortopedia y no luchar contra el temor de darle una oportunidad a ese anciano que como hemos visto le disminuimos la mortalidad y le daremos mayor calidad de vida en sus cuidados subsecuentes. No deberá ser una justificación no operar el anciano por ser anciano sino todo lo contrario; los desenlaces siempre serán a favor de nuestros ancianos. Dejarlos sin esa oportunidad es condenarlos a morir indignamente

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