Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

“NIÑO DE HOMBRE”: CUANDO CREEMOS QUE SOMOS HACEDORES DE LA VIDA

 

En días pasados en un  diario de circulación nacional dedicaron un artículo de página entera al tema de la escogencia de sexo. El artículo plantea las posibilidades técnicas que pueden darse para elegir el sexo de los niños antes de su nacimiento. Como se han desarrollado las cosas, en breve podremos acudir al supermercado para elegir, con la perspectiva de la “medicina del deseo”, el sexo de nuestros hijos.

La técnica está basada en los desarrollos de la fertilización in vitro, que al congelar los embriones de una pareja y tenerlos dispuestos para “los compradores”, permite  identificar si son machos o hembras y los padres pueden decidir si se implanta uno u otro.

Cuando, en los años 30, el Partido Nacional Socialista alemán inició los procesos legislativos buscando abonar el terreno para la búsqueda del “superhombre” ario, estábamos ante la conceptualización de la eugenesia social, en la que el Estado germano determinaba el color de los ojos y de la piel, fijaba la estatura mínima en hombre y mujeres y, dictaba las  políticas de reproducción que lograran depurar la raza.

Años después aparecieron técnicas -sofisticadas para la época- de selección adversa de poblaciones, exterminio de otras y controles objetivos que seleccionaban lo mejor; lo que respondiera fielmente a los dictámenes de hitlerianos de una Alemania de la épica de Wagner, que solo existía en sus delirantes sueños.

Hoy estamos en un momento histórico de la humanidad, en el que las libertades se hincan en los derechos, a tal punto que hemos llegado a una avasallamiento de la libertad propia. Algunos exigen los derechos con tal énfasis que, por capricho, hasta la vida misma se pone en juego. Se ha generado una asimetría sobre lo que se entiende por derechos y, a veces, los descontextualizan.

Basta con escuchar las discusiones sobre el número de mujeres que acceden a cargos públicos o de elección popular; de entrada estos debates plantean rasgos discriminatorios.

¿Qué pensar de cuando se trata de la selección de los  mejores embriones? Si por alguna razón en ese escogimiento resulta un alto porcentaje de hombres, pensaríamos que se están favoreciendo los feminicidios de embriones, o se están condenando a los embriones hembras a vivir permanentemente en el gélido ambiente de un refrigerador.

En la actualidad tenemos parejas que están escogiendo en la fase pre-implanatatoria si quieren un niño o una niña o embarazos múltiples con implantación de “parejita”.

En fin, las posibilidades se pueden ir complicando, según las circunstancias de las parejas donantes. Por ejemplo, si un día  exigen devolución de sus embriones o reclaman por haber permitido el uso de sus embriones en otras parejas, o se presenta la necesidad de parejas del mismo sexo que quieren tener sus hijos, o migrantes que quieran guardar sus embriones para un mejor futuro… Hay tantas posibilidades como expectativas de las parejas.

De no regularse esta situación, la discusión, además de superar el derecho natural y el respeto por la persona humana vista como el embrión desechado o el elegido de manera arbitraria, tocará los límites del desequilibrio poblacional.

El caso real de ese desequilibrio poblacional lo vemos hoy en China, en donde el “hijo único”, impuesto por políticas de Estado, hoy pasa la cuenta de cobro y ha prendido las alarmas del Partido Comunista chino, que ha levantado la histórica restricción, permitiendo a las mujeres tener más de un hijo.

Allí se ha develado el nacimiento de más niños que niñas. Muchos padres recurrieron al aborto porque sus fetos eran niñas, lo cual reflejó la preferencia tradicional de tener niños, a pesar de que los abortos selectivos estaban prohibidos. Debido a eso y a otros factores, ahora hay menos mujeres que puedan contraer matrimonio y tener hijos.

El reconocido demógrafo de ese país He Yafu dijo que se espera que la cantidad de mujeres, entre los 20 y 39 años, descienda por más de 39 millones en la próxima década; es decir, de 202 millones a 163 millones.

La ciencia ficción nos plantea el futuro de la humanidad desde la perspectiva de la bajísima taza de natalidad en el mundo.  La película que mejor ilustra este tema  es Children of men, del director Alfonso Cuarón, basada en la novela honómima de P.D James. El filme se desarrolla en el 2027 y muestra un mundo con dos décadas de total infertilidad humana y donde el protagonista transporta y proteger a la última niña embarazada en ese mundo futurista, al filo del derrumbe humano.

Es, entonces, prioritario enfocar el análisis de estas libertades, de los derechos de las personas, a un estudio que sobrepase la técnica de la selección y que, bajo de óptica de la defensa incondicional de la vida y de la dignidad de la persona, nos proyecte la humanidad futura con responsabilidad macro bioética, fuera del egoísmo de la individualidad.

 

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