Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

LO IMAGINADO CONTRA LA VIDA EN LA CIENCIA FICCCIÓN, SE QUIERE CONVERTIR EN DERECHO QUE ATENTA CONTRA LA PESONA HUMANA

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En 1976 la película Logan´s run (Fuga en el siglo 23), del director Michael Anderson, ganó el Oscar de la Academia de Ciencias Cinematográficas por mejores efectos visuales.  Una película clásica de ciencia ficción, donde por una catástrofe apocalíptica en la tierra los seres humanos viven en domos aislados y la clonación garantiza la existencia de la vida humana; el ciclo vital termina a los 30 años con una ceremonia llamada el carrusel en la que todos participan; de esta manera se controla el ciclo poblacional en lo domos.

Hace cuarenta años y con una fecha hipotética de 2274 se veía improbable y fuera de toda lógica humana que esa fantasía tocara la realidad. Pero no, adelantándonos al libro de William F Nolan, hoy estamos llegando con bastante parecido a los sucesos de ficción allí descritos.

Somos una sociedad de vanguardia, audaz, que con argumentos jurídicos interrupe de manera voluntaria el embarazo. La eugenesia nos brinda la posiblidad de no permitir la llegada al mundo de seres humanos a los que se les ha detectado anomalías.

Por otro lado, con la perfección de la fertilización in vitro podemos escoger si queremos un producto o la  implantación de gemelos o trillizos  y, a su vez, elegir el sexo de los individuos. El proceso natural de la fecundación ahora puede obviar el acto de procrear, un banco de semen suple el problema.

Además, si se quieren evitar las molestias naturales del embarazo, existe la posibilidad alquilar el vientre. Y, para finalizar sin mayores complicaciones podemos dar por terminado el ciclo de la vida anticipándolo mediante llamada “muerte con dignidad”.

Estas escenas sacadas de la ciencia ficción ya son realidad en el mercado de nuestra sociedad. Algunos grupos defenderán y otros atacarán.

Lo importante es es entender qué hay tras esta “moda” de posibilidades tecnológicas y científicas que se han metido en la vida del siglo XXI.

Intentemos ver qué sucede cuando esta película hecha realidad nos confronta y nos expone a momentos de verdad, cuando jurídico intenta dejar sin sustento antropológico la médula de la discusión.

Voy a dar algunos elementos de valor de lo que somos como personas y desde esa perspectiva analizar lo que la película nos mostraba en los años 70 y que hoy estamos enfrentando:

 

  • La insalvable distinción entre cosas y personas, que implica que las personas deben ser analizadas con categorí­as filosóficas especí­ficas y no con categorí­as elaboradas para las cosas. Por esta razón no son las cosas las que subordinan al ser humanos y los resultados tecnológicos deben ser efecto del ser humano y no el resultado quien dirige al hombre
  • La afectividad se considera una dimensión central, autónoma y originaria, que incluye un centro espiritual que se identifica con el corazón. Por esta razón el acto del amor humano no puede ser manipulable, donde se instrumentalice la reproducción humana o la maternidad o el cuidado de la vida misma.
  • La afectividad se considera una dimensión central, autónoma y originaria que incluye un centro espiritual que se identifica con el corazón. Quiere decir esto que, al desaparecer las relaciones humanas, los nexos de afecto y de interrelación se deshumaniza. Buscar una sociedad sin ese “corazón” favorece la dictadura del relativismo que destruye la dignidad humana
  • La recuperación de la corporeidad como dimensión esencial de la persona que, más allá del aspecto somático, posee también rasgos subjetivos y personales. Esta corporeidad se pierde en la fertilización in vitro, en la interrupción voluntaria del embarazo y en la eutanasia
  • La persona es un sujeto social y comunitario y su primací­a ontológica está contrapesada por su deber de solidaridad. Cuando perdemos la compasión, la misericordia o al menos el sentido de lo social por el otro estamos en una sociedad que no se identifica en el sufrimiento, el hambre ni la violencia entre seres humanos.

 

En la película los protagonistas logran salir de los domos de perfección donde se controlaba todo y se topan con un escenario devastado, específicamente se encuentran con un anciano en la Biblioteca del Congreso, en Washington D.C.

Allí se confrontan con la posibilidad de sobrepasar los 30 años de vida y descubren la importancia de la libertad, la voluntad y la autodeterminación de la existencia humana. Los protagonistas quieren mostrar como el ideal de persona debe retornar a los principios de la vida y desechan la tecnología y la ciencia que los había esclavizado.

Con este símil cinematográfico dejo entonces elementos de reflexión frente a lo que hemos “avanzado” como sociedad y lo que posiblemente estamos perdiendo o deformando en el devenir de la persona humana.

Cuando se pierde el horizonte antropológico y somos presa del consumismo tecnológico, cuando las cosas se priorizan sobe las personas y los elementos jurídicos son justificación ideológica para lograr triunfos caemos en la deformación y destrucción de la dignidad de la persona humana.

Esperemos en qué momento seremos capaces, como los protagonistas de la película, de encontrar el paraíso perdido, de volver a lo fundamental de la vida y dejar de tergiversar los valores y principios de la persona humana. Solo así tendremos una sociedad más justa y solidaria, donde lo importante sea la persona y no las cosas.

 

 

 

 

 

 

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