Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

LA CONFIANZA EN NUESTROS HOSPITALES: ESPERANZA PARA LOGRAR MEJORES DESENLACES ANTE EL COVID-19

 

Según el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington el pico de mayor requerimiento de camas de cuidados intensivos previsto para Colombia en esta pandemia se calcula para la ultima semana de agosto y la primera de septiembre de este año.

El IHME (sigla en inglés) presenta estos pronósticos con base en un conjuto de variables, entre las que se cuentan la tasa de pruebas diagnósticas, la variación semanal de muertes por neumonía frente a años anteriores, la cifra de hospitalizaciones por COVID-19, las muertes y el uso de tapabocas.

Esta proyección contiene información clave si, de verdad, queremos evitar un pico más alto de infectados y muertes, de no asumir y cumplir con las medidas de protección progresivas o, más bien, se opta por conductas relajadas.

Desde que se tomaron las medidas de confianamiento en nuestro país, hemos sido testigos de experiencias particulares basadas en un sistema de salud que ha sido ampliamente criticado por tirios y troyanos.Pero que ha logrado cobertura, capacidad de respuesta en cuidado intensivo, protocolos, etc

De un día para otro, un buen número de colombianos se han convertido en epidemiólogos, infectólogos, expertos en salud pública y con inusitada propiedad opinan sobre la eficacia de las pruebas antigénicas, sobre las necesidades de las vacunas, sin entender el largo y complejo proceso que se requiere para lograr una vacuna viral.

Otros han estado pendientes de los ventiladores mecánicos, convirtiendo en indicador de la pandemia este dispositivo médico con el cual crecimos los médicos de mi generación y que hemos visto su desarrollo en los últimos 30 años. Hoy para el ciudadano común, los ventiladores son algo así como  un “comodity” de la salud del cuidado crítico.

Lo cierto es que, a este cúmulo de opinadores y de “expertos”, se les olvidó analizar que quienes se forman por años en la utilización de estos respiradores son médicos con una o dos subespecialidades, terapeutas respiratorios consagrados en las unidades de cuidado intensivo y el especial cuidado de enfermería.

A la realidad de los ventiladores y su oportuna disposición en los distintos hospitales y clínicas se suma ahora otro punto crítico:_nos estamos quedando sin las personas, sin personal de salud, que es el que marca la diferencia.

Agremiaciones y grupos han dado la batalla para exigir la mejor oportunidad y calidad en los elementos de protección personal, para brindar sus servicios profesionales con los mejores resultados.

En Colombia debemos analizar lo que vivió la Unión Europea, en donde se presentó desabastecimiento en elementos de protección y se dio una relación directa con los contagios del personal sanitario. Allí mismo, en Italia, España y el Reino Unido colapsaron las unidades de cuidado intensivo.

El coronavirus ha demostrado que ningún sistema de salud en el mundo ha sido capaz de  controlar poblacionalmente la enfermedad de manera adecuada y con suficiencia.

Cuando se quiere hablar del “éxito” de ciertos países en el manejo de esta pandemia, hay que comparar lo comparable. Por ejemplo, Nueva Zelanda se ve como un país que logró buenos resultados, pero no se tiene que es un archipiélago disperso, sin fronteras terrestres, con una población apenas el doble de Medellín, y con un aislamiento natural que permitió que las mismas medidas de otros paises allí fueran eficaces.

Y a pesar de todo, hace pocos días el gobierno neozelandés suspendió las elecciones, a consecuencia de un nuevo pico de la enfermedad.

De manera que es muy difícil encontrar la piedra filosofal en temas de la mejor práctica en medio de la pandemia. Todos los días se cambian los protocolos de atención, se retiran medicamentos, se ajustan dosis de otros nuevos, y las tasas de letalidad no se logran minimizar.

Y mientras tanto, ¿cómo mitigar los efectos de la enfermedad?

Visto desde la realidad de un hospital, lo que debemos procurar es generar confianza.

Si, confianza. Esa palabra que el Diccionario de la Real Academia define como la Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”.

En un tema tan complejo, a veces no gobernable y lleno de variabilidad como la propia infección Sars covid -2, que nos ha puesto en la forja y ha probado a todos los sistemas de salud del mundo con un enemigo tan complejo en términos de salud pública que, además de todo, produce desconfianza entre unos y otros.

De esta manera, solamente una buena relación médico-paciente es capaz de enfrentar cualquier cosa y, sobre todo, hace posible el efectivo acompañamiento al enfermo, lo cual nos permite dedicar a plenitud los esfuerzos para mitigar el sufrimiento. Estos son los “momentos de verdad”. Los momentos que generan confianza. Acá no valen las campañas políticas ni son eficientes los medios de comunicación. En estas circunstancias llegamos a ese punto de humanidad donde el enfermo y el personal de salud se encuentran para cuidar la salud del paciente.

Colombia se ha destacado en el entorno latinoamericano por tener los mejores centros de atención en salud, la tecnología y, por supuesto, los mejores profesionales de la salud. Desde hace varios años las instituciones vienen haciendo esfuerzos en términos de calidad, seguridad del paciente, desenlaces clínicos, humanización y mejores prácticas.

Desde el 2011 el Gobierno viene exigiendo a los hospitales universitarios que demuestren todo lo anterior y que, además, aseguren los mejores procesos de formación de estudiantes de medicina con altos estándares. Esto nos ha permitido superar el concepto deformado y desgastado del hospital de enseñanza como el peor en la cadena de atención y el que menos esfuerzos hacía en todos los órdenes. Hoy el hospital universitario colombiano, como en sus primeros inicios, brinda calidad en sus servicios, genera nuevo conocimiento y es punto de avanzada en investigación clínica.*

De manera que con buenas políticas, tecnología de punta, adecuados elementos de bioseguridad, equipos humanos administrativos comprometidos y personal médico y paramédico dedicado al cuidado de la salud y al respeto por la dignidad del ser humano ganamos la confianza que tanto necesitamos hoy.

Si logramos esa confianza mutua el impacto de la pandemia en sus distintas oleadas será más llevadero, pues de acuerdo con el meumólogo de Atlánta, Dr. Víctor Tseng, el COVID-19 tiene cuatro oleadas, así:

La primera oleada que es prácticamente la pandemia sucedida en cada región o país en términos de contagios, enfermos y muertes. Nosotros estamos apenas llegando al punto alto de la misma.

La segunda oleada sucede, casi en paralelo a la anterior, tiene que ver con las restricciones asociadas a la primera ola, en la que se restringen recursos de salud a pacientes No-covid.

La tercera ola es la que afecta a los pacientes con enfermedades crónicas (enfermedades cardiovasculares, degenerativas, cáncer, etc.) que, en nuestro país, son la primera causa de morbi mortalidad en los últimos años. Es decir que estos pacientes empeoran en sus condiciones y pronósticos asociados a la pandemia, por demoras en la atención o barreras en el acceso a los servicios.

Y la cuarta ola, la más prolongada y de mayor crecimiento, que tiene que ver con el incremento en la prevalencia de las enfermedades mentales que se exacerbarán y aumentarán las necesidades de los sistemas de salud.

Así las cosas, es fundamental que la confianza prime en los pacientes alrededor del cuidado de la salud. Es importante que en estos momentos se entienda que no podemos demorar inadecuadamente los controles médicos, las cirugías necesarias, los tratamientos de las enfermedades crónicas.

No podemos seguir abstraídos de la realidad de enfermar a la espera de la llegada de la vacuna; de lo contrario el perfil epidemiológico del país va a cambiar, mostrando empeoramiento de la morbilidad en enfermedades que antes de marzo de 2020 eran controladas y se venían manejando de manera adecuada.

Por todo esto debemos buscar las instituciones de salud que nos den confianza, que tengan accesibilidad a los usuarios, que acojan bien a los pacientes en medio de la pandemia, pues la vida sigue y el curso inexorable de las enfermedades no van a parar por la presencia del coronavirus.

 

 

*HOSPITALES UNIVERSITARIOS RECONOCIDOS POR EL COMITÉ INTERSECTORIAL DE SALUD EN COLOMBIA:

  • Fundación Santafe de Bogotá
  • Fundación Cardiovascular de Colombia
  • Hospital Pablo Tobón Uribe
  • Centro Dermatológico Federico Lleras Acosta
  • Instituto de Ortopedia Infantil Roosevelt
  • Hospital San Vicente de Paul
  • Fundación Cardioinfantil
  • Sociedad de Cirugía de Bogotá, Hospital de San José
  • Hospital Infantil Universitario de San José
  • Hospital General de Medellín
  • Fundación Valle de Lili
  • Hospital Universitario de San Ignacio
  • Clínica Bolivariana
  • Hospital de Caldas
  • Clínica Universidad de La Sabana

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