Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

ESTÁN COLAPSADOS LOS SERVICIOS DE URGENCIAS: QUE HACER Y QUE NO HACER ?

sala corredor urg

Quienes han tenido que acudir a un servicio de urgencias en nuestro país en el último año; independiente de su aseguramiento o de la gravedad de su problema se han dado cuenta de los volúmenes que se manejan y los tiempos de espera que se deben enfrentar hoy son mayores. Surgen muchas preguntas: ¿Los hospitales son insuficientes para atender?, ¿Hay pocos médicos?, ¿Las aseguradoras no tienen capacidad para atender pacientes?, ¿Hay muchos enfermos en el sistema? ¿Por qué se mueren pacientes en las salas de espera de urgencias en nuestro país? ¿Qué debemos hacer y qué no debemos hacer entonces en el sistema de urgencias en Colombia?
Al llegar a cualquier servicio de urgencias nos familiarizamos con una palabra: TRIAGE y ahí empieza el calvario. Pues según el color o el número estaremos unas pocas horas o unas largas horas. Pero cuando miramos a nuestro alrededor encontraremos que las motivaciones de quienes allí están pueden ser muy diferentes: un accidente de tránsito, una herida por arma de fuego, un paciente con pérdida de la conciencia, alguien en tratamiento de cáncer con mucho dolor, una lumbalgia después de un trasteo, una crisis hipertensiva o un llanto inconsolable por una depresión. También estarán allí quienes solamente persiguen una incapacidad laboral por un resfriado , los que tuvieron un accidente de trabajo,  quizás una molesta uña encarnada que no ha mejorado con los remedios caseros desde hace 15 días. No puede faltar la fiebre súbita con malestar general y que nos hace sospechosos de estar ante un nuevo caso de Zika. En fin, estos escenarios son un menú de patologías, condiciones clínicas, sensaciones subjetivas y requerimientos de prioridad; sustentada en nuestros “derechos”. ¿Cómo logramos convencer a esos médicos y enfermeras que “mi” enfermedad es la más grave y yo el que más afán tengo en ser atendido?
El actual sistema de salud nos ha convencido e informado que cualquier riesgo de nuestra salud debe ser atendido por los servicios de urgencias, las EPS favorecen en sus redes las consultas prioritarias, pero ante la ley que evita las barreras de atención y direcciona administrativamente a los pacientes a hacer uso del derecho a la salud por urgencias, no hay otra alternativa que atender pacientes y enviar pacientes a las salas de emergencias.
Adicionalmente, por urgencias los copagos que me cobrarían en una consulta externa son inexistentes; es decir es más económica esta vía expedita de atención. Todo es gratis; pareciera ser la consigna de algunos. Y eso no es verdad el asegurador es quien paga esa atención si está debidamente sustentada y si el ciudadano no está asegurado por haberse desafilado al sistema  y es una emergencia ese evento será atendido  y remitido a su red de atención; generalmente a la red pública.
Los hospitales están presionados, por los entes de control, a que todo el mundo entre por allí, cualquier vacilación es interpretada como “el paseo de la muerte”; así las cosas, se ha venido perdiendo la razón de ser de un área de urgencias hospitalaria y hoy es un espacio donde el tiempo y el espacio es incontrolable, donde todo vale, donde las agresiones al personal sanitario son  cada vez más frecuentes, dicho de otra manera es donde se encuentran la suma de todos los defectos de nuestro sistema de salud.
Pero para ponerle la cereza al postre miren ustedes la resolución 5596 del pasado 24 de diciembre de 2015 del ministerio de salud; donde agregó los triage existentes; la definición del IV y V y dice literalmente: “asegurar una valoración rápida y ordenada de todos los pacientes que llegan a los servicios de urgencias, identificando a aquellos que requieren de una atención inmediata.”       Juzguen ustedes si la medida acelera o congestiona:
“Triage I: requiere atención inmediata. La condición clínica del paciente representa un riesgo vital y necesita maniobras de reanimación por su compromiso ventilatorio, respiratorio, hemodinámico o neurológico, perdida de miembro u órgano u otras condiciones que por norma exijan atención inmediata.
Triage II: la condición clínica del paciente puede evolucionar hacia un rápido deterioro o a su muerte, o incrementar el riesgo para la pérdida de un miembro u órgano, por lo tanto, requiere una atención que no debe superar los treinta (30) minutos. La presencia de un dolor extremo de acuerdo con el sistema de clasificación usado debe ser considerada como un criterio dentro de esta categoría.
Triage III: la condición clínica del paciente requiere de medidas diagnósticas y terapéuticas en urgencias. Son aquellos pacientes que necesitan un examen complementario o un tratamiento rápido, dado que se encuentran estables desde el punto de vista fisiológico, aunque su situación puede empeorar si no se actúa.

Triage IV: el paciente presenta condiciones médicas que no comprometen su estado general, ni representan un riesgo evidente para la vida o pérdida de miembro u órgano. No obstante, existen riesgos de complicación o secuelas de la enfermedad o lesión si no recibe la atención correspondiente.
Triage V: el paciente presenta una condición clínica relacionada con problemas agudos o crónicos sin evidencia de deterioro que comprometa el estado general de paciente y no representa un riesgo evidente para la vida o la funcionalidad de miembro u órgano.”

Resolución 5596 de 2015 del Ministerio de Salud y Protección Social
Esto quiere decir que ahora todo paciente enfermo: grave o no grave en la República de Colombia deberá y podrá ingresar por los servicios de urgencias. Entonces hemos logrado colapsar oficial y sistemáticamente las salas de urgencias de todo el país con esta decisión administrativa.
¿Ahora cómo explicarles a los pacientes que no todos son urgentes, que no hay camas suficientes en Colombia , que las salas de espera se hacen inmanejables, que los médicos no dan abasto con tantos pacientes , en fin, que estamos ante una realidad de la carencia de un modelo de atención?   Por esto debemos entender cómo funciona en nuestro país la atención de una emergencia y a qué nos vamos a enfrentar. Y el costo del sistema se sigue disparando; pues la solución a un resfirado común que puede hacerse en la consulta prioritaria; termina en urgencias con horas de espera, para clínicos y en ocasiones 4 o 5 veces mayor en el costo

No existe una medición sistemática, trazable y comparativa de la congestión de los servicios de urgencia a lo largo y ancho del país. En los Estados Unidos existe entre otras escalas la llamada NEDOCS que permite comparar unas variables simples y así poder gestionar con la ayuda de las aseguradoras, el estado y las comunidades la referencia y contra referencia de pacientes y evitar el colapso permanente que hoy vivimos en nuestro país.

 

Lo racional y lógico es que no deberíamos asistir a un servicio de urgencias si mi asegurador me puede ayudar por consulta externa y mi molestia de salud no está poniendo en riesgo mi vida. Por otro lado las incapacidades son efecto de un acto médico y su prescripción es potestativa del médico tratante y no necesariamente asistir a un servicio de urgencia implica el «derecho» a  una incapacidad laboral.

Creo que debemos concientizarnos de lo que sucede y ser usuarios de estos servicios solamente si realmente los necesitamos; pues es un tema de racionalidad del sistema; pues estaremos avocados a incomodas esperas y demoras que se vuelven una sumatoria de pérdidas de tiempos y movimientos que afectan los desenlaces de otros pacientes. Pues al entrar todos por la misma puerta se pierde la razón de ser de una atención prioritaria de urgencias.  Si somos triage IV o V, entender entonces que un buen libro para leer o  recordar que la palabra «paciente» viene de  la paciencia  y que será nuestra mejor compañía en esas circunstancias  y  deberá acompañarnos para poder “disfrutar” de la ley estatuaria de salud sin desesperarnos.
Esperemos si el modelo que el gobierno acaba de lanzar «MIAS» logra establecer un modelo de atención primaria que gestione adecuadamente el riesgo y que nos asegure a los colombianos esa posibilidad oportuna de atención y que algún día podamos volver a tener verdaderos servicios de urgencias y no la  entropia  por la cual hoy estamos pasando.

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